CONQUISTA DE MÉJICO
POR HERNAN CORTES.
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ESCRITA POR DON BAMON ORTEGA Y FRIAS.
TOMO, I,
ii
CONQUISTA DE MÉJICO.
Héebia
nacido en Ecija y se llamaha Jerónimo de Aguilar.
GALERIA LITERARIA.-—MURCIA Y MARTI, EDITORES.
- CONQUISTA DE MÉJICO
MERNAN CORTES
DON RAMON ORTEGA Y FRIAS,
MADRID: .
Imprenta de la Galería Literaria
Colegiata, 6,
o
1034,
a
so
' Es propiedad de los editores.
AS
- CAPITULO PRIMERO.
Antecedentes sobre la conquista de Méjico.—Diego Velaz- '
quez.—Expedicion de Juan Grijalva.—Nombramiento de
Hernan Cortés para una nueva expedicion,
No se nos ocaltan las dificultades de la em-
presa que acometemos al escribir este libro; pero
más que ninguna consideracion pesa en nuestro
ánimo el deseo de difundir el conocimiento de la
mayor gloria que vieron los siglos, gloria que es
exclusiva del pueblo español. Por esta razon nos.
atrevimos á escribir, con mejor intencion que
acierto, la Vida 1 y viajes de Cristóbal Colon, y re-
petimos ahora lo que digimos entonces, que nin-
gun español debia ignorar la historia del descu-
brimiento del Nuevo Mundo. que, aunque fuese
muy compendiada, debiera hacerse aprender en
las escuelas á los niños, porque no parece bien
¿6 CONQUISTA
que ningun español ignore la influencia que ha
ejercido su pátria en los destinos de la huma-
nidad. ?
Hecha esta advertencia para que jamás pueda
acusársenos de audaces ó presuntuosos, princi-.
piaremos dando á conocer ligeramente la situa-
cion del Nuevo Mundo en la época en que princi-
pia esta historia.
Aunque Cristóbal Colon en su último viaje
habia puesto el pié en la costa mejicana, murió
creyendo que la isla de Cuba era un continente,
parte del territorio oriental de la India, ó sea el
Asia, que fué lo que buscó al emprender su pri-
mer viaje y fundándose en un feliz error sobre la
circunferencia de la tierra; pero muy poco des-
pues de su muerte y cuando heredó su hijo don
Diego los cargos de almirante, ¡gobernador y vi-
rey del Nuevo Mundo, lleváronse á cabo nuevas
expediciones y fué adquiriéndose el convenci-
miento de que á poca distancia de Cuba existia
el verdadero continente mucho más rico que lo
descubierto hasta entonces. ;
Francisco Fernandez de Córdoba fué á Yuca-
E
DE MEJIGO.. pe:
tan, península situada en los confines de lo que
se llamó Nueva España, y aunque murió con la
mayor parte de su gente, no se desalentaron los
demás, sinó que, por el contrario, muchos se.
mostraron dispuestos á volver á la empresa.
El capitan Diego Velazquez, como teniente
de don Diego Colon, gobernaba entonces la isla
de Cuba, y viendo con cuanto entusiasmo habla-
ban todos de Yucatan, y queriendo tambien con-
quistár gloria y mejorar su fortuna, dispuso tres
bajeles y un bergantin, y nombró jefe de la em-
presa á Juan de Grijalva, pariente suyo, y capi-
tanes á Pedro de Alvarado, Francisco Montejo y
Alonso Dávila, poniendo á sus órdenes hasta
doscientos cincuenta hombres, algunos de los
cuales habian formado parte del número que lleyó
Francisco Fernandez de Córdoba.
El dia 8 de Abril de 1518 salió la expedicion
del puerto de Santiago, y despues de tocar en la
isla de Cozumel, hasta entonces desconocida,
llegaron en pocos dias á vista de Yucatan, do-
blando la punta de Catoche y haciendo rumbo á
Poniente,
e
8 E CONQUISTA
No se apartaron de la tierra más que lo pre-
ciso para que los buques tuviesen suficiente fon-
do, y avanzaron descubriendo siempre una costa
muy bella donde habia muchas poblaciones con
edificios de piedra, circunstancia que les sor-
prendió y agradó doblemente, porque no estaban
acostumbrados á encontrar en el Nuevo Mundo
más que las miserables chozas de los indios.
Felizmente llegaron á la desembocadura del.
rio Tabasco, y como descubrieron en ambas ri-
“heras muchas poblaciones y bosques magníficos,
determinaron desembarcar.
Entraron.en el rio y saltaron á tierra, siendo
contemplados con asombro por los indios, que
dudaban entre oponer resistencia á los invasores
ó cumplir con ellos los deberes de la hospita-
lidad.
- Iban con los españoles dos muchachos indios
hechos prisioneros cuando la primera expedicion
á Yucatan; conocián regularmente la lengua de
- aquella parte de la península, y como habian
al
aprendido la castellana, pudieron servir de in-
térpretes y embajadores.
pe
./
DE MÉJICO. : 9
Llamábase el uno Julian y el otro Melchor:
recibieron las convenientes, instrucciones de Gri-
-jalva y se acercaron á los indígenas, manifestán-
; f ' y
doles que aquellos hombres que admiraban eran
vasallos de un gran rey y que iban animados de
intenciones pacíficas y deseos de ser buenos
amigos.
No era aquel un pueblo salvaje, pues los in-
dios respondieron que si la paz que se les ofrecía
significaba el vasallaje, que no la querian, y que
era incomprensible que se les hablase de un nue-,
vo rey antes de saber si estaban contentos con el
que tenian; pero que de todos modos darian parte
del suceso á su soberano y volverian con la res-
puesta. |
Es imposible discurrir con mayor acierto, ni
hablar más discretamente.
Grijalva obsequió á los indios con algunas
.bagatelas; partieron y no tardaron en volver, di-
ciendo que su señor aceptaba la paz, no porque
temiese la guerra, sinó porque dejándolo'á su ar-
bitrio, elegia lo mejor.
Despues se presentó el cacique con algunos
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10 -— CONQUISTA
regalos de frutos del país, ropas de algodon y
adornos de oro, diciéndole á Grijalya que desea- -
ba la paz, é indicándole que el mejor medio de
conseguirla era que los dejasen tranquilos en la
tierra en que habian nacido y les pertenecia.
Prosiguieron los españoles su viaje, llegaron
al rio Banderas, desembarcaron y fueron muy
bien recibidos por los indios, que los obsequiaron
con un banquete á la sombra de los árboles y so-
bre finísimas esteras de palma.
No conocian los intérpretes la lengua de
aquelia comarca, y por consiguiente les era muy
difícil entenderse; pero con señas pudieron los
españoles comprender al fin que los indios desea-
ban cambiar el oro que poseian por los objetos
que llevaban los españoles, y tan poca importan-
cian daban aquellos al precioso metal, que en
seis dias entregaron por valor de quince mil pe-
sos á cambio de relumbrantes bujerías,
A estos cambios se llamaba ya entonces res-
catar oro, sin que sepamos por qué se aplicó la
palabra rescate, pues no hemos encontrado la
explicacion en los escritos de Francisco Lopez de -
e
DE MÉJICO. 44
Cold, ni en los de Gonzalo Fernandez de Ovie-
do, Antonio de Herrera, Bernal Diaz, ni PE emi-
nente Solís.
Pudo Juan de Grijalva entender que el jefe
de aquella comarca era súbdito de un monarca
llamado Motezuma ó Muctezama, segun Hernan
Gortés, y que el territorio donde dominaba era
muy abundante en oro. ,
Continuaron la'navegacion y llegaron á una
ista donde encontraron unos edificios de piedra,
en cuyo interior habia ídolos de horrible figura
en altares á cuyo pié aun se veian las entrañas
humeantes de algunos hombres recien sacrili-
cados.
Por el inhumano objeto á que estaba desti-.
nada esta isla, llamábase de Sacrificios, nombre
que todavía conserva. No tiene ahora más impor-
tancia que su proximidad al puerto de Veracruz;
es en su mayor parte arenosa y está casi desha-
bitada. sl
Desde allí fueron á otra, que llamaron de San
Juan, por ser dia del Bautista, y como un indio, -
al señalará tierra firme, repetia la palabra culúa,
19, A
acabaron por llamar á la isla San Juan de Ulúa.
Es tambien arenosa y muy baja, si bien por
su situacion ha tenido y tiene bastante impor-
tancia. : AER
—Rescatóse allí una buena cantidad de oro, y MS
siguieron los navegantes hácia el Norte sin apar-
tarse mucho de la tierra, de manera que iban :
contemplando las sierras de Tuspa y de Tusta, o
que separan al mar de la provincia de Tlascala, dl
y llegaron á la ribera de Panuco, surgiendo en
el rio de Canoas, donde muchas de estas, con
más valor que prudencia de los indios, embistie- - ES
E
ron á los bajeles, obligando á los españoles á ha- NN
cer uso de sus armas. : a
Bien pronto fueron castigados y puestos en 8
fuga los indios, y levantando anclas, navegaron EN
nuestros bajeles hasta- llegar á un promontorio E
«que entraba en el mar y en cuyo sitio los remo-
línos y las corrientes eran tan violentas, que pu- ;
sieron en gran peligro la escuadra.
CERO
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Era Grijalva animoso; pero-su gente empezas
ba á:resentirse de la fatiga. y de la escasez de yí-
veres, y fué preciso determinar la vuelta á Cuba.
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sz “DA MÉJICO,
Por las instrucciones: que Diego Velazquez ha-
bia dado áyGrijalva, prohibíase á éste poblar en
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E 5d
ninguno de los territorios que descubriese, y por
consiguiente el objeto de la expedicion se habia
Grijalva y sus compañeros habian recorrido toda
la costa del golfo mejicano.
Regresaron, pues, á Santiago de Cuba,
Entusiasmóse Diego Velazquez al ver el oro y
al oir el relato de los descubrimientos; pero com-
prendió entonces que habia cometido una gran
torpeza al prohibir que se fundase una 'colonia ó
poblacion, y como si aquellas instrucciones no
fuesen suyas, ni fuese un mérito el cumplirlas
con exactitud y aún contra la razon, la conve-
niencia y la voluntad, reconvino muy duramente
á Grijalva, que en vano intentó justificar su con-
ducta.. le
Movido más por la ambicion de títulos y Ti-
yuezas que por el deseo de servir á su pátria,
dispúsose Diego Velazquez á enviar una: nueva
expedicion, “y entretanto, con admirable habili-
dad, arrancaba á Cárlos [una capitulacion, que
nd
-ya cumplido y con mucho acierto, pues Juan de |
este monarca firmó en Barcelona el 13 de No-
- suya, y concediéndole varias mercedes y privi-
CONQUISTA
viembre de 1518, nombrándole Adelantado.y ca- *
pitan por el rey de todo lo descubierto hasta en-
tonces, y que en adelante se descubriese á cuenta E
legios. ; e
Dispuso en poco tiempo hasta diez- y ocho
buques de ochenta á cien toneladas, y ocurrióle. >
entonces la dificultad en cuanto á la persona que
debia mandar la expedicion.
Muchos fueron los pretendientes; pero Diego'
Velazquez echaba de menos en los unos las cua-
lidades necesarias, y de los otros temia la ingra-
titud, empeñándose en encontrar un hombre de
tanto valor como talento, tan atrevido como pru-
dente, un gran hombre, en fin, que á pesar de su
grandeza se aviniese á no aparecer más que
como ejecutor, como pobre instrumento incons-
ciente, dejando toda la gloria y aún el provecho
á su señor.
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A
No hay que decir que Diego Velazquez bus-
caba un imposible.
Aconsejóse de muchas personas, y particu-
AAA
A
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de
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ES
DE MÉJICO. : 15
larmente de Amador de Larioz, contador del rey,
y de Andrés de Duero, su secretario, y estos le
propusieron entonces que confiase la empresa á
Hernan Cortés, que habia dado muchas pruebas
de valor y de talento, que era leal y muy apro-
pósito para el caso por las condiciones de su Ca-
rácter.
Dudó todavía el gobernador; pero se decidió
al fin, y aunque contra la opinion de muchos,
Hernan Cortés fué nombrado jefe de la expedi-
cion.
Así cometió una torpeza Diego Velazquez,
y se mostró injusto con su pariente Juan Grijal-
va; pero bien pronto habia de sufrir el castigo.
Su propia desconfianza habia de proporcio-
narle muchas amarguras, y su ambicion no ha-
bia de verse satisfecha, que no siempre realizan
sus fines los que quieren engrandecerse á costa
- de la grandeza y de los sacrificios de los demás.
Tales son los antecedentes de la conquista de
Méjico, y una vez-que, aunque con ligereza, los.
hemos dado á conocer, nos ocuparemos ahora y
ante todo de decir quien era Hernan Cortés, el
CONQUISTA
gran hombre que llevó á cabo empresas que pa-
recen imposibles.
El conquistador. de Méjico es una de las ma-
- yores glorias de España, y la admiracion del mun-
04 do, y en el trascurso de esta historia hemos de ver
que no exageramos al hacer estas apreciaciones.
GAPITULO 1L
Hernan Cortés.
En Medellin, villa de Extremadura, nació
Hernan Cortés. Fueron sus padres Martin Cortés
de Monroy y doña Catalina Pizarro Altamirano.
Desde su niñez mostró muy clara inteligen-
cia y viveza de espíritu, así como las más nobles
inclinaciones.
Atentos los padres, ante todo al bien de su
hijo, determinaron aprovechar aquellas. buenas
cualidades, y con el mejor deseo lo enviaron á
Salamanca, donde el jóven cursó dos años con
mucho aprovechamiento; pero se convenció de
que no habia nacido para la vida tranquila del
sábio, y volvió á su casa decidido'a emprender
nueva carrera, |
Tomo l, 2
48 CONQUISTA |
-* detenerlo.
Era el jóven de esas criaturas que no pueden
vivir en la inaccion, y necesitaba absolutamente,
no solo ejercicio para su Cuerpo, sinó ocupacion
para su inteligencia. Tal vez era excesiva la vive-
za de su espíritu; pero por la misma razon se
acomodaba muy bien á la peligrosa vida de las
aventuras y de las grandes empresas para que es,
ante todo, indispensable una resolucion pronta y
con frecuencia una audacia temeraria.
Aunque muy raras veces, el juicio y la pru-
dencia son en ciertas situaciones estorbo insupe- -
rabie para la realizacion de grandes proyectos, y
así lo probó Hernan Gortés durante su azarosa
vida, pues más de una vez su audacia impruden-
te salvó su vida y la de sus compañeros.
Siempre la criatura, á pesar de todas las cir-
cunstancias, obedece á sus naturales inclinacio-
nes, y nuestro héroe se dejó llevar de las suyas
sin que él mismo se diese cuenta de lo que se
proponia. Su imaginacion buscaba nuevos hori-
zontes, necesitaba moverse, hacer algo más de lo
que todos hacian, y hubiera sido inútil intentar
DE MÉJICO, 19
.
Quiso seguir la carrera de las armas, y sus
padres determinaron entonces enviarlo al ejérci-
to que 'en Italia estaba á las órdenes del Gran
Capitan; pero cuando á embarcarse se disponia,
cayó gravemente enfermo,
De' suceso afortunado y providencial puede
calificarse esta desgracia, pues en Italia no hu-
biera pasado el jóven de ser uno de tantos héroes,
y Dios sabe el tiempo que se hubiese dilatado la
conquista de Nueva: España, que en el trascurso
de esta historia hemos de ver que era empresa
casi imposible no siendo acometida por un hom-
- bre extraordinario.
Perdida la ocasion de pasar á Italia, mostró
Hernan Cortés deseos de ir al Nuevo Mundo, y
sus padres, decididos á no contrariarlo, diéronle
licencia y cartas de recomendacion para su deudo
don Nicolás de Ovando, comendador mayor de la
órden de Alcántara y gobernador de la isla Es-
pañola.
Felizmente llegó Hernan Cortés á Santo Do-
mingo, siendo muy bien recibido por el goberna-
dor, y bien pronto fué por todos muy estimado, .
4
DE
A
CONQUISTA :
a
pues a recibido del vielo el don de agradar,
y para hacerse amigos tenia muy buenas cualida-
des, entre las que sohresalian su liberalidad y
el cuidado que ponia en no hablar en ningun
caso mal de los ausentes, sinó que, por el contra-
rio, estaba siempre dispuesto á defenderlos.
Y aquí nos parece oportuno decir algo de su
persona, Berual Diaz del Castillo, que lo conoció,
lo retrata así: «Fué de buena estatura y cuerpo,
y bien proporcionado, y membrudo, y la color
de la cara tiraba algo á ceniciento é no muy ale-
gre; y si tuyiera el rostro más largo mejor le pa-
reciera; los ojos en el mirar amorosos, y por- otra
graves; las barbas tenia algo prietas, y poco_ra-
las, y el cabello que en aquel tiempo se usaba, era
de la misma mánera que las barbas, y tenia el
pecho alto, y la espalda de buena manera, y era
cenceño, y de poca barriga y algo estevado, y las
piernas y los muslos bien sacados, y era buen
ginete, y diestro de todas armas, ansí á pié como
- 4 caballo, y sabia muy bien menearlas, y sobre
todo corazon y ánimo, que es lo que hace al
”
caso.» Solís añade que era «festivo y discreto en
pana
A di a
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il o A z qe
A 03
pra
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DE MÉNICO. 4
las COnvers sAciones, y partia con sus compañeros
cuanto adquiri la, con tal generosidad, que sabia
ganar amigos sin buscar agradecidos.»
La isla de Santo Domingo estaba ya pacifica-
da, y por consiguiente nada tenia que hacer
Hernan-Cortés, resultando que otra vez se sintió
aburrido con la ociosidad. e
En Cuba no se habia conseguido todavía que
todos los indios reconociesen la autoridad del rey
de España, sinó que, por el contrario, amparán-
dose de las ventajas que les ofrecia “el terreno,
los bosques y el clima, sostenian una lucha tenaz
-con la esperanza de recobrar su independencia.
Allí era, pues, donde el jóven aventurero po-
«dia dar ocupacion á su actividad incansable.
Habló de este asunto. con su pariente y pro-
“ tector, y fué destinado á la isla de Guba, donde
muy pronto se hizo notable, así por su valor
como. por su talento, pues en campaña era el sol-
dado más atrevido, y entre los: capitanes, cuando
se trataba de adoptar una resolucion, discurria y
aconsejaba con tanto juicio cOmO acierio.
Las ocupaciones del guerrero no eran obs-
A
A
A
SÓ >
22. CONQUISTA :
táculo para que su corazon se entregase á senti-
mientos de ternura, y como puede decirse que el
amor es una ley de la naturaleza, y á las leyes
“naturales nadie e resiste, sucedió que Hernan Cor-
tés no pudo librarse de las flechas de Cupido como
se habia librado de las de los habitantes del Nue-
vo Mundo, pues contra los dardos que arroja el
hijo de Venus, no sirven armaduras ni valen
precauciones.
La belleza de doña Catalina Suarez Pacheco,
doncella tan noble como recatada, encendió el
“pecho de nuestro héroe al mismo lempo que el
suyo se abrasaba tambien..
Se ignora por qué razones á la familia de doña.
Catalina le pareció mal aquel amor, y como éste
se encendia más y más á medida que sele presen-
taban obstáculos, sobrevinieron - cuestiones gra-
ves, temiéronse conflictos y Diego Velazquez cre-
-yÓ conveniente mezclarse en el asunto, haciendo
uso de su «autoridad y poniendo preso. á Hernan
Cortés,
Los amigos de éste emplearon su influencia,
allanáronse los obstáculos, Se tranquilizaron los
DE MÉJICO. 23
espíritus, y al fin se ajustó el casamiento, réco-
brando su libertad el jóven y realizando su dicha
con la posesion de la mujer amada.
Diego Velazquez, para dar una prueba de que
no habia querido más que el bien de todos fué
padrino de Hernan Cortés, y desde entonces Se
trataron con mucha confianza y familiaridad.
Poco despues se le. dió á Hernan Cortés re-
partimiento de indios y la vara de alcalde en la
misma villa de Santiago, Cuyo empleo se: conce-
- día siempre á personas de cierta calidad,
“Estos eran sus antecedentes y esta Su slíua- >
cion cuando fué nombrado para mandar la expe-
dicion que debia ir á la costa de lo que se llamó
Nueva España.
No hay que decir que MUrmuUraron los pre=
cendientes que habian sido eliminados; pero Die-
go Velazquez no quiso anular el nombramiento,
sinó que, por el contrario, recomendó á su prole-
gido la necesidad de partir en un plazo breve.
No necesitaba Hernan Cortés esta clase de re-
comendaciones, pues ardia en deseos de acome-
ter la empresa. |
"CAPITULO 1H
ÉS
- Sale la armada de Santiago.—Llega á la Trinidad. —Intrigás
contra Hernan Cortés. a injusta de Diego Ve-
lazquez,.
Hernan Coriés arboló su estandarte, ponien-
do en él la señal de la cruz y una inscripción que
decia: Sigamos la cruz, que en esta 2 señal ven=
ceremos. :
Inmediatamente desplegó toda su actividad:
empleó gran parte de su caudal en la compra de
víveres, armas y municiones, é interesó en la
empresa á muchos de sus amigos.
Ásí en pocos dias llegó á contar con grandes
_TeCcursos.
Su reputacion allanó todos los obstáculos para
el alistamiento de soldados, juntándose muy
pronto hasta trescientos. Entre estos se contaban
«e
pe ésto...
algunos hidalgos como Diego de Ordax, criado
- principal del gobernador, Francisco de Morla y -
Bernal Diaz del Castillo, escritor á quien ya he-
- mos citado.
Embarcóse toda la gente, y al otro dia Cor-
tés, despues de despedirse muy cariñosamente de
Diego” Velazquez, que lo acompañó hasta el
«puerto. ]
Suponen algunos historiadores, que el heróico
conquistador, noticioso de que se pensaba revo*
car su nombramiento, se embarcó á media no-
che y sigilosamente despues de ir de casa en casa
llamando á los soldados; pero esta version la des-
mienten Antonio de Herrera y Bernal Diaz del
Castillo, á quien debe creerse porque fué, testigo -
presencial. Además esto es inverosímil, porque
en una poblacion tan pequeña como era entonces
Santiago, no se ponen en movimiento trescientos
hombres sin que se advieria ni haya uno que dé
1]
“parte del suceso al gobernador, ni siquiera los
criados de éste, que hemos dicho ya formaban,
parte de la tropa. es .
-Lo que no negamos, porque nuestra obligacion
26 ná CONQUISTA
es decir la verdad, es que algunos dias despues
Hernan Cortés desobedeció á Diego Velazquez, y
tal vez á su desobediencia se debió la conquista
de Nueya España.
EP'18 de Noviembre de 1518 salió la escuadra
de Santiago, y en pocos dias llegó á la Trinidad,
donde Cortés fué muy bien recibido, ofreciéndose
á seguirlo Juan de Escalante, Pedro Sanchez Far-
fan y Gonzalo Mejía.
- Presentáronse luego Pedro de Alvarado y
Alonso Dávila, que habian sido capitanes con
Juan de Grijalva, y además cuatro hermanos del
primero,
Llegó la noticia á Sancti Spíritus, de donde
acudieron tambien Alonso Hernandez Portocar-
rero, Gonzalo Sandoval, Rodrigo Rangel, Juan
Velazquez de Leon, pariente del gobernador, y
otras personas distinguidas, |
Alistáronse además otros cinco soldados, de
Manera que ya el número era respetable, ,
. Entretanto los envidiosos y enemigos de Her=
nan Cortés continuaban trabajando contra éste
en Santiago, y tanto insistieron y á tales medios
'
DAA
y
DE MÉJICO. pos
acudieron, que al fin Diego Velazquez los escu-
chó y empezó á mostrarse arrepentido de haber
confiado la empresa á Cortés. :
No fué menester más: los intrigantes dieron
el último golpe, y el gobernador, con incalifica-
ble ligereza, despachó dos correos á la Trinidad
con una órden para su cuñado Francisco Verdugo,
que era alcalde mayor, disponiendo que judicial-
mente se desposeyese á Hernan Cortés del cargo
que se le habia concedido.
Semejante determinacion apenas se concibe
sinó recordando lo que sucedia en aquella. época,
particularmente en el Nuevo Mundo.
Tuvo Cortés noticia del peligro que le amena-
zaba; habló del asunto á. sus compañeros, y todos
se mostraron decididos á defender la justicia y la -
honra de su capitan.
Luego fué á ver al alcalde mayor, manifes-
tándole el peligro que ofrecia cumplir la órden de
Velazquez, pues la gente que habia de quedar
descontenta era mucha y con el ánimo dispuesto
- para cometer cualquiera locura. Todos aquellos
hombres que se habian alisiado, en la seguridad
28 CONQUISTA
de que serian mandados por Hernan Cortés, no
querian servir á las órdenes de otro ni renunciar
á los beneficios que esperaban de la empresa, y
de aquí deducian que usaban de un derecho al
oponerse á la destitucion de su capitan, á menos
que éste hubiera dado motivos para inspirar des-
confianza, lo cual hasta entonces no habia suce-
dido. :
Comprendió Francisco Verdugo estas razones,
y temeroso de un muy grave conflicto, determinó
dejar en suspenso la órden y escribir á su cuñado,
haciéndole ver la injusticia y la inconveniencia
de destituir á Cortés. .
Este escribió tambien á Diego Velazquez, do-
-liéndose dela desconfianza de que era objeto,
Creyeron que esto era suficiente para que el.
asunto quedase bien arreglado, y-la armada zar-
pó de la Trinidad con rumbo á la Habana, donde
debian encontrar los últimos refuerzos de todas
clases.
Equivocábanse, pues una vez que Diego Ve-
lazquez habia empezado á desconfiar, no queda-
ria satisfecho sin que se cumpliese su órden.
,
Accidente desgraciado -en la travesfa.— Disposiciones de
Hernan Cortés en la Habana.—Nuevas órdenes de Ve-
CAPITULO IV.
lazquez.—Resistencia de Cortés
Durante aquella noche los navíos se separa-
ron de la capitana, donde iba Cortés, sin aperci-
birse de ello hasta que amaneció, y-lo habian pet-
dido de vista.
- Habíanse desviado algo del derrotero que te-
nian marcado, y despues de dudar lo siguieron
hasta terminar el viaje, con la esperanza de que
la capitana los alcanzaria muy pronto. )
Pedro Barba, que era gobernador de la Ha-
hana por Diego Velazquez, recibió muy bien á
los atrevidos aventureros y los obsequió en cuan-
E |
o pudo.
O
30 CONQUISTA
- Aguardaron descuidadamente al principio;
pero cuando vieron que la capitana tardaba en
llegar más de lo que debia, empezaron á inquie-
larse y arrepentirse de no haber retrocedido.
Conferenciaron sobre lo que debian hacer. :
Las opiniones fueron distintas, pues unos pro-=*
ponian que se saliese en busca de su jefe por las
islas de aquellos contornos, y otros que se nom-
brase nuevo gobernador.
Afortunadamente perdieron algunos dias en
estás conferencias, dando así lugar á que Cortés
llegase sano y salvo.
La causa de su tardanza habia sido que.el
buque tocó en un bajo cerca de la isla de Pinos y
quedó encallado, =%
El peligro era grande; pero Cortés, con sere=-
nidad admirable, animó á los suyos, y aproye-
_chando el tiempo, aunque sin apresurarse para
evitar la confusion, dispuso que.una buena parte
del cargamento se trasladase al esquife, y alige=
rado así el navío, pudo ponerse á flote, volviendo
luego la carga á su lugar,
En esta operacion, demasiado penosa, em-
*
DE MÉJICO. 3d
plearon algunos dias; pero el peligro se salvó fe--
lizmente.
La presencia de Hernan Cortés entusiasmó á
su gente, y ya no hubo quien yacilase. *
Francisco de Montejo, que fué despues ade-
lantado de Yucatan, Diego de Soto, Garci Caro,
Juan Sedeño y otras personas de calidad alistá-
ronse en la Habana y ofrecieron su hacienda para
completar los aprestos.
Ni aún mientras se reunian los últimos ele-
mentos para acometer la empresa, permaneció
ocioso Cortés,
Su actividad, ya lo hemos dicho, era incansa-
ble, y dispuso que se desembarcase la artillería
para adiestrar en el manejo “de ella á su gente,
teniendo así en constante ejercicio á sus sol-,
dados. nn
Entonces pudo verse lo que pudiéramos lla-
mar el talento organizador de aquel gran hom-
bre.
Acercábase el dia señalado de la partida.
Nada faltaba ya, y precisamente entonces Lu-
-yieron que sufrir un nueyo contratiempo.
A
A E A
TO AAA
a. “5 CONQUISTA
Gaspar de Garnica llegó á la Habana con des:
pachos de Diego Velazquez, que mandaba" termi-
- nantemente quitar la armada á Cortés y enviár-
selo preso y con toda seguridad.
El mensajero llevó tambien cartas para Diego .
de Ordax y Juan Velazquez de Leon, mandándo-
les que auxiliasen á Pedro Barba en cuanto fuese
menester. | |
¿Qué delito habia cometido Hernan Cortés
para que se le tratase así?
Su conciencia estaba Mranquila, y en verdad
que de nada era posible acusarlo si se e examinaba AS
-su conducía,
Ni siguiera podia decirse que Habió desobe-
- decido las órdenes del gobernador en la Trinidad,
pues lo único que hizo fué defenderse contra un
ataque injustificado, defender su dignidad heri-
da, y si prosiguió su viaje, lo hizo con la autori-
zacion terminante del alcalde mayor Francisco
Verdugo.
Tal vez sus intenciones no eran las que con-
venian á la ambicion de Diego Velazquez; pero
por las intenciones, que nadie habia penetrado,
DE MÉJICO. z 33
no era justo fallar; y sobre todo, él gobernador,
antes de nombrar á: Cortés, debió mirarlo que:
hacia. 4
¡Lo repetimos, la dignidad de Hernan Cortés
estaba interesada en el asunto, y un hombre que
en algo:se 'estima no consiente que lo conviertan
en juguete de caprichos y veleidades. :
No faitó quien: le diese aviso de la mision que
Garmica llevaba.
Reflexionó Cortés y adoptó una resolucion
enérgica. :
—No me someteré 4 kemáña inj usticia, —
dijo. sob ol
Dela única persona. de quien recelaba era
de Diego de Ordax, porque éste fué el único; que
aspiró á que se le. nombrase interinamente: jefe
de la armada 'cuando se temió, que: Cortés. hubie-
se perecido.en: la travesía desde: Trinidad á la
Habana, y para: separarlo antes de que se enta-
blase la' cuestion, ¡dispúsose que.con;uno de los
bajeles se adelantase hasta Guanicanico, ocupán-
dose en recojer algunos pertrechos que se habian
enviado: allí, y ganando así tiempo,
Tomo 1. 3
p
E
El
e,
34 : CONQUISTA
Hecho así, reunió Cortés á sus soldados y les:
dió'4 conocerla nueva: persecución de“que era
objeto.
Sus cri produjoros el efecto que a de-
seaba:”
ri ivamente la multitud, y profi-
riendo terribles amenazas contra el gobernador,
juraron que antes moririan: que consentir vérse
privados de su jefe.
vLas masas: se dejan siempre llevar de: las ¡im-
presiones, y es en vano pedirles juicio. Por eso
son. doblemente terribles cuando se desbordan.
Esto no lo desconocia Hernan Cortés, y con
muy aq elocuencia supo Sacar tg dela si-
tuación. ' Y pros 0109 agria]
12 Hijos, cian compañeros: 46 ahí el nom-
bre que el capitan daba á sus soldados.”
Les habló de la áloriw que para ellos queria,
y:les hizo:comprender queda dignidad de ellos.
estaba “herida en: lao dignidad de su jefe, pues
herir la cabeza era' lo: mismo: que herir: todo: el
Cuerpo, * ¡BO9 ha
La habilidad: de Hernan Cortés consistió prin-
!
'
|
l.
DE; ¡MÉJICO. 39
cipalmente en: hacer;causa comun «con sus -solda-
dos. Asíel amor propio de. estos estaba: intere-
sado.
—¿Qué; deslealtad: hóids dci de-
cia,—pará que se nos trate así? De esta manera
pagan el sacrificio de nuestro reposo y de nues-
trá vida, que-hacemos«por«bonra; de: la pátria y
en servicio del rey. OL
Poco más fué menester:para que:la excitacion
de la muchedumbre, llegase al: último grado. *
descás
Salieron: á ne lasarmas:
-'Stá Cortés sele antojase,: mo; hubiera limi
do aquel dia en la Habana piedra sobre piedra: ::
El gobernador Pedto:de 'Barbá: no tenia fuer-
zas para; resistir el empuje de los ques en; ce
eran sediciosos. 0)
¿Era preciso: hacer de Ps dorada varbudo y
Pedro de Barba:se presentó 'á los sóldados, -di-
ciéndoles: |
—¿Qué haceis? ¿Por qué tal alboroto? ¿Contra
quién pensais esgrimir vuestras armas? Despa-
Prorrumpió en NENA gritos. la moldes
36 CONQUISTA
chos he recibido «del gobernador; pero como estoy
convencido: de que ha dictado sus órdenes sin
exacto conocimiento de causa, no he pensado, hi
quiero cumplirlo, como lo” prueba el que no las
he publicado. No, por mi-mano: no ha: de ejecu-
tarse una sinrazon. holgDiy:
“Ad oir estas palabras se entusiasmó la mul-
titud. hs
Las amenazas se convirtieron en aplausos.
Pocb despues y á presencia de todos :partia
Gaspar deGarnica con una carta para: Diego Ve-
lazquez en que Barba le decia que ya no era tiem-
po de detener á Cortés, “porque «éste contaba con
demasiada fuerza y ánimo les yelta, y no se de-
jaria maltratar.
¿Además «Pedro de Barba referia minuciosa-
mente cuanto: habiá sucedido, y 'opinaba que se
obligase á Cortés con la confianza, puesto que ya
la fuerza nó era bastante, y queasét-haria quizás
su gratitud lo que «era imposible «que hiciese el
temor.
Así terminó aquel desagradable incidente.
|
|
|
:
SAPITULO V.
La escuadra sale dla Habana. —Distribucion de los cargos.
— Tempestad. —Llegan á la isla de Cozumel.
El dia. 10. de Febrero de 1519 salieron del
puerto de la, Habana.
Habíase agregado á la escuadra un bergantin,
de «manera que así-eran once los buques, y en el
mismo.número de compañías dividió Hernan Cor-
tés. $u gente, nombrando dapitanos á Juan Velaz-
quez de Leon,. Alonso Hernandez: Portocarrero,
Francisco de Montejo, Cristóbal de-Olid, Juan de
Escalante, Francisco de Morla, Pedro de Alvara-.
do, Francisco Salcedo y Diego de Ordax, pues si
bien habian hecho que éste sealejase de la Has
hana en los momentos del conflicto; no-fué:con
E
38 CONQUISTA
intencion de olvidarlo ni dejar de concederle el.
puesto que merecia.
La artillería quedó á cargo de Francisco de
Orozco, que habia servido 'en Italia, y Anton de
Alaminos fué nombrado piloto mayor, porque ya:
conocia aquellos mares por haber formado parte
de la expedicion de Francisco Ferpandez de Cór-
-doba y Juan de Grijalva.
Ped:o de Alvarado se adelantó para ir á Gua-
nicanico en busca de Diego de Ordax y reunirse
luego á la escuadra en la isla de Cozumel.
Por algunas horas el viento les fué favorable;
pero luego se mostró contrario, y cuando cerró
la noche fué tan violenta la agitacion de las olas
y tan furioso el vendabal, que para no chocar
tuvieron que separarse los buques unos de otros.
Más que ninguno sufrió el navío que manda-
ba Francisco de Morla, perdiendo el timon. *
Pidió socorro á sus compañeros; pero estos
- no pudieron acercársele hasta que la tormenta
cesó al brillar el nuevo dia, remediando entonces
el daño como mejor les fué posible.
Entretanto Pedro Alvarado, que ya digimos
DE MÉJICO. 39
habia. ido en busca de Diego de Ordax, arrojado
por el ímpetu de las olas, entró en el golfo más
de lo que pensaba, :
Muy distantes quedaron ya del cabo de San
Anton, y el piloto propuso continuar hasta la isla
de Cozumel, asegurando que retroceder era una;
imprudencia. |
Así lo hicieron y llegaron á la isla dos dias
antes que la escuadra.
Saltaron en tierra con intento de alojarse en
un pueblo de la costa; pero la encontraron sin
habitantes, porque todos habian huido al divisar
el buque, y desconfiaban de los extranjeros des-
de que estuvo allí Juan de Grijalva.
Creyó Pedro Alvarado que cumpliria un de-
ber disponiendo que su gente se ocupase en algo,
y-ordenó que algunos soldados fuesen á explorar
los contornos, internándose en la isla.
, Esta órden fué ejecutada.
Encontraron otro lugar, despoblado tambien,
pero no enteramente desprovisto, pues sus habi-
tantes habian dejado algunas gallinas, ropas y
otros objetos, de que se apoderaron los invasores.
: CONQUISTA"
Al regresar encontrafon dos indios y unas io
día, que no pudieron huir y se entregaron sin re-
sistencia,
Llegó la armada al' dia siguiente, y aunque
Hernán “Cortés se alegró mucho de encontrar á
Pedro Alvarado, lo reconvino cow dureza y en
público porque no habia cumplido sus órdenes,
y sobre todo por haberse permitido apoderarse
de lo que encontraron en aquellas poblaciones y
aprisionar á los tres indios que ningun mal ha-
bian hecho. Además puso preso al piloto por ha:
ber 'acoñisejado cambiar de rumbo, y Hamó á los
indios, lés devolvió sus ropas, les. hizo. algunos
regalos y los puso en libertad, consigutendo, así
que'perdiesen el miedo.
Determinaron descansar tres dias en el puerto
más cercano, y allí pasó Cortés revista á su ejér-
cito, encontrando quinientos ocho soldados; diez
y seis caballos, ciento nueve entre maestres, pi-
lotos y marineros, y los dos capeilanes, el licen-
ciado Juan Diaz y fray Bartolomé de Olmedo,:re-
ligioso de la Merced. as |
Luego Cortés volyió á su alojamiento, reunió
|
|
|
|
NA A as A
DE MÉJICO: KA
á los capitanes. y les dirigió el siguiente discur-
so, que copiamos de la obra.de Solís, ¡porque nos
ha parecido el más exacio;
—«Quando. considero, amigos y compañeros
mios, cómo nos ha-juntado en esta isla. la nues-
tra felicidad, cuántos. estarbos y persecuciones
dejamos' atrás, y cómo senos. han deshecho. las
u
dificultades, conozco la. mano. de. Dios.,en esta
obra. .que- emprendemos,, y. entiendo que: en su
Altísima providencia. es lo mismo favorecer los
principios que prometer los sucesos. .5u-04U8A,
nos lleva y la de nuestro rey, que tambien¡es
suya; 4 conquistar: regiones no: conocidas, y. ella
misma volverá por sí mirando por nosotros. No
es mi ánimo facilitaros la empresa que acométe-
mos: combates nos esperan sangrientos, faccios
nes increibles, batallas desiguales en: que habreis,
menester socorreros de todo. vuestro: valor; « Mi=
serias de la necesidad, incleméncias del «tiempo
y. asperezas:de la tierra, en que 0s será necesa:
rio el sufrimiento; que es el segundo valor de los:
hombres, y'tanshijo del corazon como:el:prime--
ro: que en la guerra más veces sirve la;paciencia
y
49 CONQUISTA
que las manos, y quizá por esta razon buvo Hér-
cules el nombre de invencible, y se llamaron tra--
bajos sus hazañas. Hechos estais á padecer y he-
chos á pelear en estas islas que dejais conquis-
tadas: mayor es nuestra empresa, y debemos ir
prevenidos de mayor asadía, que siempre son las
dificultades del tamaño de los intentos. La anti-
gitedad pintó en lo más alto de los montes el tem-
plo de la fama, y su simulacro en lo más alto del
templo, dando á entender que para hallarla, aún
despues de vencida la cumbre, era menester el.
trabajo de los ojos. Pocos somos; pero la union
multiplica los ejércitos, y en nuestra conformi-
dad está nuestra mayor fortaleza: uno, amigos,
ha de ser el consejo en cuanto se resolviese; una
la mano en la ejecucion; comun en la utilidad, y
comun la gloria en lo que se conquistaré. Del va-
lor:de cualquiera de nosotros se ha de fabricar y
componer la seguridad de todos. Vuestro caudi-
llo soy, y seré el primero en aventurar la» vida
por el menor de los soldados: más tendreis que
obedecer en mi ejemplo que en mis órdenes, y
puedo aseguraros de mí que me basta el ánimo á
DE MÉJICO. 43
conquistar un mundo entero, y aun me lo pro-
mete el corazon con no sé qué movimiento ex-
traordinario, que suele ser el mejor de los pre-
sagios. Alto, pues: á convertir en obras las pala-
bras, y nO 05 parezca temeridad esta confianza
mia, pues se funda en que os tengo á mi lado,
y dejo de fiar de mí todo lo que espero de vos-
OLTOS.»
Algunas de las rebuscadas sutilezas que se
advierten en este discurso, debieron ser añadidas
por el historiador citado, pues no parecen pro-
pias de un guerrero, ni hubieran podido ser en-
tendidas por rudos soldados, sinó por hombres
muy doctos.
Lo que no puede ponerse en duda es que pro-
dujesen el mejor efecto las palabras del caudillo,
y que todos prometieron con entuslasmo obede-
cerlo ciegamente.
La autoridad de Cortés did pues, asegus
rada, lo mismo que su prestigio,
CAPITULO VI
Relaciones de Cortés con los indios.—Intenta rescatar los
cautivos que estaban en Yucatan.—Derriba los ídolos.
Al terminar la reunion de los capitanes, dié-
ronle ayigo'á4 Cortés deque se:acercaban algunos
Ñ indios, y se dispuso que los soldados estuviesen
prevenidos por lo'que pudiera suceder.
Los habitantes de la isla vágaban en grupos
hi por los alrededores del campamento, observando
E con desconfianza á los españoles; pero 1a' actitud
; de estos era tranquila, y al fin all de aque-
llos se acercaron.
Fueron muy bien recibidos por Hernan Cor-
tés, que les hizo algunos regalos, y no fué me-
- hester más para que todos perdiesen el miedo.
DE MÉJICO. 45
Poco despues indios y soldados se confundian,
y así pasaron hasta: lamoche.
No parecia que-los indios. $e admirasen:al ver
á los :extranjeros;: lo cual consistiao en que esta-
ban acostumbrados á tratar con los naturales.de
otras comarcas: más civilizadas y: que iban con
frecuencia á Cozumel, ya para los negocios. de
su.comercio, ya paraadorará un idolo célebre que
se veneraba en da isla:
Al dia siguiente se presentó el cacique, «Crus
zando, por medio de los «intérpretes, + palabras
muy agradables.con Hernan Cortés.
Aprovechó. éste: la ocasion para averiguar la-
suerte que habia cabido/á los españoles que que-
daron cautivos cuando: la: primera expedicion, y
efectivamente supo que:aquellos infelices estaban
en Yucatan y 'en poder «de algunos indios de los
más poderosos.
¿2 No podia. Cortés. continuar su viaje sin cum-
plir.el deber de rescatar:á.los: cautivos, y pregun-
tó cuántos soldados necesitaria para conseguirlo
- 6 si habiasotros medios más eficaces, .:
—No hagas uso de la: fuerza,--le «respondió: el
£
46 CONQUISTA
cacique,—porque tus compañeros serian sacrifi-
cados y tendrias que contentárte con la: vengan-
za. A los dueños de los. cautivos: debes: ofrecerles
read nesrionjs y así conseguirás loque de-
seas; 008 1160
El consejo no podia ser más prudente ni más
acertado.
Cortés dispuso que Diégosde Ordax;, con «su
buque y los indios que llevó el «cacique, fuese á
la: costa: de Yucatan: sib L
Entretanto se ocupó en reconocer la bd en+.
contrando en todas partes la acogida más amisto+:
sa y víveres queles daban abundantementeá cam-
bio de. cuentas de vidrio. y Otras bagatelas.
Llegaron al célebre templo, que era un edifició
grande de piedra,-en cuyo interior se: veneraban
los ídolos, de forma humana, pero de horrible as-
pecto. :
¡Algunos sacerdotes, quese distinguian por su
ropaje, predicaban 4 la multitud, que los escu=
chaba con respeto profundo. 03
Al ver esto” Cortés se: acercó: al cacique; ha-
ciéndole: comprender como «mejor pudo que era
DE MÉJICO: 47
un pecado adorar aquellos ídolos, y que él y sus
vasallos debian 'abrazaria verdadera religion.
; Semejantes : proposiciones produjeron gran
conmocion; y Jos. sacerdotes” aseguraron que; el
quese atreviese á tocar 4 los :ídolos «seria: dásti-
gado inmediatamente porel cielo.
Debieron respetar los creencias de aquella
gente para'traerlos al buén camino «por:medio“de
la persuasion; pero hay que tener en cuenta el es-::
pirita de' intoleráncia«de aquellos tiempos.
Al escuchar las amenazas de los: sacerdotes;
los soldados entraron en el templo, derribaron los.'
idolos y los hicieron pedazos, y como ninguna: nO”:
vedad se advirtiese en el horizonte ni aconteciese:
cosa extraordinaria, los: fanáticos indios: empeza-
ron á avergonzarse de haber respetado. tanLo!
aquellas figuras, objeto de su adoracion.
El templo fué purificado y se levantó un altar,
donde se puso una imágen de la Virgen, así como
sobre la puerta una cruz, que fué la primera que
se vió en el territorio de Nueva España.
Ocho dias despues volvió Diego de Ordax.
No lo acompañaban los indios que se habian
*
!
48 CONQUISTA
encargado «de. buscará «los cautivos españoles.
Nada, pues, sé habia conseguido.
Sospechó Hernan Cortés que: los indios. no ha-
bian cumplido:su promesa para quedarse ásí con
los objetos que »habian' de:servir de rescate, pero:
sobre este punto no: creyó prudente hacer indica-
ciones al cacique. 18;
o ¿Disgustábale dejar allí 4 sus ona
pero le/era ¡imposible detenersé más tiempo.
Despidióse del-cacique, rogándole comO' prue=;
ba:de amistad: que respotase: la criz y la imágen;
le hizovalgunos regalos, le encargó que procúrase!
adquirir noticias ciertas de los cautivos, y: dió las:
órdenes para continuar el viaje.
"Su intencion era seguir el mismo rumbo que:
Juan de Grijalva.
CAPITULO VII.
Vuelven los españoles á la isla. —Jerónimo de Aguilar y Gon-
zalo Guerrero.—Llegan áTábasco.--Rosistencia de:losin=
dios.
A
A
Muy poco se habian apartado de la:isla'cuan-
do tuvo lugar un suceso desgraciado, que sii eme
bargo fué una gran fortuna. -
Entregado estaba: Hernan Cortés“á.sús vefle-
xiones; toda la gente iba muy contenta; porque:
el viento'lós favorecia; do resonó el estam-
pido de un cañon: :
Tal novedad prodajo. en todos ” consiguiente
sorpresa; mirando á todosilados vieron que:el dis-:
paro habia sido hecho en el navío que mandaba;
Juan de Escalante y. que el mismo viraba: y ¿ma-
niobraba, tomando nuevamente el rumbo deda:
isla que acababan de abandonar: : 94
Tomo J. h
90 CONQUISTA
Era indudable que algun gran peligro corria
la embarcacion, y Hernan Cortés pode que Lo-
dos la siguiesen.
Llegaron al puerto con tanta brevedad como
sorpresa de los indios, que no los esperaban, y
supieron entonces. que el navío de Escalante se
llenaba de.agua por. momentos.
Inmediatamente. pusiéronse todos á trabajar
: ay udados por los indios, cuyas canoas fueron muy
útiles.
A tiempo 'habian acudido, y. la embarcacion se
salvaria sin que: hubiese, que lamentar más que,
la pérdida de algunos dias.
Quiso .Coriés averiguar ¡si. el cacique habia
respetado sus recomendaciones y. se dirigió, al
templo, viendo. con mucha complacencia: que,
además de haber respetado la cruzoy. la imágen,
se habian colocado €n el altar algunas flores. ;'
Yamno era posible dudar de la buena fé delos
indios.
que:
Tres dias. emplearon en y reparacion del» bu-
- Concluida la operacion: se dió:la órden Ls rl
DE “MÉJICO. 54
embarque; y cuando Hernan Cortés se despedia
del cacique, vieron que á la isla se acercaba una
canoa tripulada pór indios armados.
No daban estos señales de' admiracion” al' ver
la escuadra; y algunos de:ellos' agitaban sus fle-
chas como si se dispusiesen á la lucha, visto lo
cual dispuso Cortés que Andrés de Tapia, con'al-
gunos soldados, se ocultase en sitio conveniente
y observase: ae conocer rel intento de los de la
.CAnOA.
“Saltaron estos de tierra, avanzaron enla: pla-
ya, y cuando al verse repentinamente acometidos
trataron de huir; uno de ellos: los detuvo, corrió
hácia los españoles y les dirigió algunas palabras
en castellano, Igo) y
No era un indio, aunque estaba E desnu-
do y llevaba la'misma clase de armas que los de-
más, Y aún hablaba con dificultad bastante la que
siempre habia sido su lengua. :
«Sorpresa más grata no puede imaginarse.
Aquel “desgraciado “era uno: de los “cautivos
españoles, y-en el trascurso de ocho años habian
cambiado completamente: sus) maneras y su asu
92 CONQUISTA
pecto, tanto que era difícil: reconocer su orígen.
Lo abrazaron sus compatriotas, lo trató cari-
ñosamente Cortés, diéronle ropa.y .se informaron
de. sus desdichas. . *
¡Habia nacido. en Ecija y se. llamaba: Jeróni-
mo «de. Aguilar, Ocho años hacia que. iba con
otros.desgraciados en una carabela que naufragó:
en los bajos delos Alacranes. 0
Veinte de los náufragos se «apoderaron di un,
bote, y las olas los arrojaron á la costa de Yuca=
tan, donde fueron hechos prisioneros por. indios
caribes.., LEN
Los. salvajes eligieron 108, más robustos; lla
sacrificaron y comieron, guardando los. demás
para hacer lo mismo.
La flaqueza de:su cuerpo salvó al pobre Agui -
lar, á quien tenian.encerrado en una jaula y da+
ban muy bien de comer para que engordase.
No se resignó con semejante suerte, y consi-
guió escapar. de «su, encierro, vagando muchos
dias :sinotro alimento que yerbas y frutas; y ca-
yendo al tin. en poder de otros indios, cuyo:ca=
cique era enemigo del primero.
DE MÉJICO. “53
Cambió, pues; la:situacion del cautivo.
- Primeramente se le hizo trabajar mucho; pero
despues y en vista de su' lealtad, «el cacique lo
destinó para el servicio de su persona, llegando
un dia :en que fué una de las más estimadas en
aquella tribu.
En cuanto á los demás cautivos, uno vivia:
llamábase: Gonzalo Guerrero, y era; natural de
Palos: de Moguer; pero cuando: se» le: dió noticia
de la llegada: de los, españoles y de qué: se trata-
ba. su rescate, “negóse resueltamente: 4: cambiar
de vida, porque se habia casado com una india
principal y. tenid cuatro hijos.
Opinamos «que: cumplió sagrados deberes al
negarse á abandonará suo familia; pero Solís lo
acusa duramente, diciendo que Guerrero es n= -
digno de que se le recuerde, porque»su ptoceder
era una prueba de que-habia olvidado: da: honra
y la religion.
Religioso podia ser allí lo mismo que en lodas
partes, yen cuanto áula honra, ¿hay. algo más
lronroso que sersun“buen padre: de: familia?
¿Porqué Guerrero habia de:abandonar 4 su:
e
5
CONQUISTA
esposa despues de haberle prometido fidelidad y
amor eterno?
El perjurio no puede ser agradable á los ojos
de Dios. * We
- Y en cuanto á sus hijos, si él les habia dado
la existencia, tenia la obligacion de trabajar para
ellos, de criarlos y educarlos.
', Tal vez prestó á la religion mayores servicios,
inculcando en el. alma. de su familia los princi-
pios del Evangelio, que yendo :á turbar la, dicha
de los mejicanos, á invadir sus hogares y á redu-
cirlos á la esclavitud.
Guerrero cumplió, pues, su deber.
Otra. vez se alejaron de Cozumel.
Navegaron con viento favorable, y no quisie-
ron detenerse hasta llegar á Tabasco:
Debe recordarse que-allí habia «sido Grijalva
muy bien recibido, rescatando buena: cantidad
de oro. ;
Por un lado la codicia de los soldados -y por
otro. ei deseo de descansar, fueron bastante para
que se determinara desembarcar; pero al entrár
por el rio algunos de. los bajeles, ¡muchos indios
o
DE MÉJICO. 55
se presentaron en las riberas, dando ¡grandes vo-
ces y amenazando COn Sus armas. de
El cautivo Jerónimo de: Aguilar, que conocia
el idioma de aquella comarca, acercóse á los in-
dios y les manifestó que eran pacíficas las inten-
ciones de los españoles; pero los otros contesta-
ron que estaban en tiempo de guerra; y que no
consentirian que nadie desembarcase hasta que
se restableciese la paz.
: Fué inútilmente recordar la. inn que ha-
bian prometido-á Juan de Grijalva, pues no aten-
dieron á ninguna razon.
Así pasó el dia y cerró la noche.
No queria Cortós emplear sus fuerzas en esca-
ramuzas que ningun buen resultado habian: de
producir, pues su deseo era llegar cuanto antes
y con:todo el vigor posible al gran reino de 'Mo=-
- tezuma; pero le pareció mengua retroceder, yá
la mañana siguiente ordenó el ataque.
Debemos ahora decir. que en Guba habia dis-
puesto Hernan Cortés que todos se hiciesen «unos
capotes ó sayos, 4 que dieron el nombre de escau-
piles, entretelados con algodon en rama, donde
36 CONQUISTA
se embotaban las flechas. Esta defensa: «les faé muy
útil en todos los combates; 0"
Enérgica fué la résistencia so los indios, pero
breve;
Los disparos de los arcabuces hicieron en ellog.
gran destrozo: ¿ E
Dejaron sus barcos los españoles, y todavía
les' fué preciso luchar con los inconvenientes que
les presentaba el terreno, pues se encontraron
en un pantano que les colocó en gran qee
Vencida esta dificultad, ON bien pron='
to dueños del campo.
Retiráronse los'indios *4 los" bosques yed la
poblacion "de Tabasco, que'teñian fortificada;
Preciso era 'atacarlos allí tambien y someter-
los para que quedase en su lugar-el nombre legen
pañol,- y para: no dejar ái la espalda enemigos
alentados; como debieran quedar aquellos «sinó
sufrian un duro castigo. -'
Para los medios de hacer la: guerra con que
contaban los indios, las fortificaciones de 'Tabasí
co eran respetables: (89
Quedabada poblacion dentro des! una circuneo
ERA
2%
DE MÉJICO. 57
ferencia formada con palos unidos fuertemente y
sin dejar otros huecos que los que servian Como
de troneras para disparar por:alli las flechas.
En el interior habia otras empalizadas por el
- estilo y como castillejos de madera, de modo que
las calles quedaban interceptadas y nO, era bas-
tante la victoria en.el primer alaque, |
Confiaban los indios en estas fortificaciones;
pero bien pronto habian de Conyencerse de que
nada valian para el empuje y las armas de los
españoles. AS%, A » :
AAN NÓ
CAPITULO VII.
Toma de Tabasco. —Batalla.—Sumisión del cacique —Doña
Marina. — Contivuacion del viaje hasta San Juan de
Ulúa, |
Los españoles todos á la vez y por distintos
puntos acometieron, cubriéndose con las rodelas
como mejor podian, para. resguardarse de la llu-
via de flechas que les enviaban los indios. .
Ni por un solo instante dejaron de avanzar;
haciendo entretanto uso de las armas de fuego,
cuyo ruido contribuia á que se sobrecogiesen por
el payor los habitantes de la ciudad.
Llegaron al pié de las rústicas murallas, ha-
ciendo fuego á los sitiados por las mismas tro-
heras que antes vomitaban á miles los dardos.
-Replegáronse los indios á la segunda línea de
- defensa,
$
DE “MÉJICO. 59
Xx
La empalizada fué rota en pocos minutos y
los: españoles penetraron cn el recinto de la po-"
blación." :n ¿
Aunque los'sitiados continuaban resistiendo
con gran valor y tenacidad, la lucha “debia ter=
minar en breve, y así sucedió, dejando sus forti-
ficaciones los indios y huyendo para ocultarse en
lo más espeso de los bosques. |
Con anticipacion y temiendo aquella des3ra-
cia, habian dispuesto que:Sus familias abando-
nasen el hogar, llevándose cuanto poscian de al:
gun valor.
Esta circunstancia hizo imposible-que la sol-
dadesca “desenfrenada /se entregase á excesos
que hubieran perjudicado mucho» el nombre: €es-
pañoliasitó>* 9 Ost
Al siguiente dia dispuso Hernan Cortés (ue
Pedro de Alvarado y Francisco de Lugo hiciesen:
un reconocimiento, cada uno con cien hombres,”
en distintos puntos.
El segundo cayó en una: emboscada, se en-
contró cercado, y hubiera: perecido con toda; su:
gente á no acudir Alvarado-en su socórro.
60 CONQUISTA:
Muchos prisioneros:habian: quedado en la po-
blacion,oy sirviéndose Hernan Cortés: de Jeróni,
mo de Aguilar como de intérprete, pudo «saber
porsaquellos que todos los caciques de las comar-
cas, ¡vecinas se habian puesto: en marcha . para
socorrer,al de Tabasco, «reuniendo así.un ejército
MUY NUMErOSo, o:
La noticia no podia ser más desagradable,
Consultó Hernan Cortés con. los capitanes: y
todos opinaron que era-cuestion: de honra “some-
ter:á:los indios. : |
Decidióse, pues, dar la batalla.
'"Desembarcáronse los caballos, preparóse:: la
artillería, y al amanecer salieron los españoles de
Tabasco en busca del enemigo,
Diego de Ordax se hizo carzo de la infantería.
«Hernan : Cortés, '4-la cabeza: de la caballería,
tomó por otro camino «pará emboscarse y. cabr
repentinamente sobre los ' indios enando fuese
oportuno.
No+tardaron en descubrir al muméroso: ejétti-
to, que Hernan Cortés: hace Subir á cuarenta «mail
hombres, cifra. que nos parece exajerada, tenien-
DE' MÉJICO. 61
do en cuenta la poblacion de aquel distrito,” pues
de otros más lejanos no pie acudir tan
pronto: :
«Flechas, mazas y grandes 'espadas de madera
con trozos de pedernal 'enlos filos, gran las ar-
mas de que'hacian uso los indios:
- A'excepcion delos jefes, todos ihan'casi des-
nudos, pintado el cuerpo con vivos colores y con
muchas plumas en la cabeza. a
“Prorrumpieron en gritos, dispararon sus fle--
chas y: se lanzaron: impetuosamente sobre los: es-
pañoles. , Isdayt zol
Los arcabuces, y particularmente la artillería,
hicieron .estrago: el más «horrible en los indios,
porque se presentaban en masas compactas y ni
un solo disparo se perdia; ¡pero no retrocedieron,
y como'eran tantos, llegó un momento: en: que
Ordax temió no poder ¡resistir y verse envuelto
sin que le quedase ni el recurso:de la retirada,
porque el terreno no lo permitia,
¿No sucedió así, porque de repente la caballe=>
ría cargó. porsum lado al'eentros del ejército, y los
indios, al ver aqjuellas. fieras correr,; revolverse: y:
CONQUISTA, ,
arrollarlo; :todo, sintiéronse pasejdas de pavor .y
empezaron á huir,
Entonces Diego de Ordax hiso con la infante-
ría el último. esfuerzo y terminó.la batalla, que-
dando el campo lleno de cadáveres de indios.
Ya estos no podian dudar del inmenso poder
de los españoles; yal día ¡siguiente pidieron: la
paz. ole somoquenollsrobsitig, ol
Despues de algunas conferencias, el cacique
de Tabasco reconoció la autoridad del rey:de Es-
paña, y dispuso que-volviesen á:la poblacion -to*
dos sus habitantes.
Hizo muchos regalos 4 Hernan: Cortés;oy le
presentó veinte doncellas para que lo sirviesen..:;
Entre ollas habiasuna de belleza -extraordina»
ria; que despues se bautizó! y tomó elonoinbre: de
Marina, prestando grandes servicios:á la. causa
española: y. contribuyendo mucho, por; consi.
guiente, á la conquista de Méjico. Tanta! como su
hermosura, era su inteligencia, y.con. estas; Cir-
cunstancias y la del apartamiento: en.que vivio
Cortés de su familia, sucedió que éste:se sintió por
aquella: más. vivamente interesado: de ló: que 'le
jor
DE: MÉJICO: 63
permitian sus obligaciones de esposo y.las estres
chas leyes dela moral.
Dicen “algunos: escritores: que el amor de Gor-
tés, ¡más que ,unY pasion, fué:un acto político;
pero nos parece que jamás hubiera pensado eh
asegurar por aquel mediola fidelidad dela india,
sisésta no fuese tán hermosa.
Bernal Diazodel Castillo dice que doña Maid
na fuéchija de un cacique de Guazacoalco, :pro-
vincia: sujeta: al rey: de Méjico “y que: confinaba
con la de Tabasco, y que los azares de;¡la fortuna
laHevaron: en su niñez á Xicalango, plaza del
Yucatan, donde! fué criada. pobremente, -concla-
yendo: por, ser.esclava del cacique de Tabasco.: -
Tuyo Cortés con ella un hijo, que se: llamó:
Martin y llegó á ser. caballero del hábito de. San-
tiagos
Como ¿el asunto And de esta. obra .es la
conquista de Méjico, omitimos muchos: detalles
sobre estosamores;: pero nos permitiremos hacer
notar que en tedos Alemppos la humnidad haste-
nido flaquezas.
En tanto que Hernan Cortés: se entregaba 4
7 O. 3 Er ir AAA Pa
o o: ETE ad A o 6
AAA
64 CONQUISTA
los goces'de una pasion criminal; su jóven, bella:
Y virtuosísima esposa estaba en Santiago de Cue
ba," Morando en un rincon de suchogar la ausén-
cia del esposo amado, siéndole fiel y y pidió ndole á
Dios que le protezieso.
ón nuestro tiempo 'se diria: que semejantes
extravíos eran consecuencia dela falta: de temor
á Dios y del indiferentismo religioso; En verdad
que no: puede: acusarse á: Cortés: de: hombre sin
creencias, pues frecuentemente sé le veia: rayar
en el fanatismo: 1 o: 9b
La cuestión religiosa fué una de las que Her
-nan' Cortés trató con el cacique' de' Tabasco; dez
jando así PES PaRa los'á ánimos para ocasion más:
oportuna, BUS 077
Llegó el domingo de Ramos, 'cuya fiesta se ce
lebró por los españoles con cuanta pompa era: po-
sible, y al dia:siguiente se embarcaron, siguteitdo
la costa hácia Poniente: Ned pro
No quisieron detenerse en el rio india «ni
enlaislá de Sacrificios, y:se detuvieron y:anclas
ron entre la de San Juan de Ulúa y:la «costa: el
Jueves Santo al medio dia...
DE 'MÉSICO. 65
Inmediatamente se les acercarón algas ca-
noas con indios que hacian demostraciones” pací-
ticas y que Ara carOn al' buque en que Iba Her-
nan Cortés. si
Hablaban elidioma de Méjico; y Jerónimo de
Aguilar, que el que conocia era el de Yucatan,
no pudo: entenderlos; pero se salió del apuro con
la ayuda de doña Marina, ' que entendia “aquella
lengua lo misnio que la de Yucatan, y que poco
tiempo despues aprendió tambien la castellana.
- Hé aquí lo que dijeron los indios:
Nos envia Pilpatoc y Teutile, gobernador y
capitan de esta provincia, y esclavos del gran
emperador Motezuma, nuestro señof, para'saber
cual es vuestro intento al acercaros-á estas “00s-
las, y para ofreceros los recursos que necesiteis.
Hernan Cortés respondió que iba para tratar
asuntos de mucha importancia, y que hablaría
con los gobernadores.
Luego obsequió mucho á los indios, les hizo
varias preguntas y los despidió afablemente.
Desembarcaron los españoles al otro dia, y
Cortés dispuso que se hiciesen algunas barracas,
Tomo IL 5
ed A AA
66 CONQUISTA
lo cual. se ejecutó con la ayuda dedos indios, que
acudieron en gran número, Hevando bastimentos.
Ya habia llegado. allí lá noticia: del suceso d3
Tabasco, y los extranjeros eran mirados como sé-
res sobrenaturales, por cuya. razon se les, tenia
miedo y.se,les guardaban, muchas consideracio-
nes, aunque entretanto, Teutile,reunia, tropas, y
se preparaba por loque pudiera suceder,
_ De.todas maneras resultó que, los. españoles
se encontraron muy, bien; asistidos, y . sin ¿sufrir
otras molestias que las del clima...
No dejaban por.esto de adoptar, toda clase de
precauciones para evitar una. sorpresa, pues. no
era prudente. fiar en aquellos agasajos de gente
desconocida. ... | |
CAPITULO . IX.
A ,
Se presentan los gobernadores de aquella provincia, —Men-
sajes á Motezuma.—Antecedentes de éste.—Su resol
cion. —Fundacion de Villa Rica de la Vera-Gruz.—Políti -
ca de Cortés, 91
El domingo, primer dia de Páscua, presen -.
táronse Pilpatoc y Teutile. con mucho 2COMpa-
ñamiento y.algunos, regalos consistentes:en bellas
plumas, frutos del país y adornos de oro. de poco
valor intrínseco, pero muy bien trabajados.
Desde luego manifestó. Cortés. que. deseaba
verá Motezuma de parte del rey de España; pero
los gobernadores respondieron que esto: ofrecia
grandes dificultades, y que los españoles debian
considerarse satisfechos.con la, hospitalidad que
habian merecido y la amistad cónque se les brin-
daba, prosiguiendo su viaje sin hacer más €xi-
gencias,
RA a a o O | E ERA
68 CONQUISTA
No era posible que este razonamiento dejase |
satisfecho á Cortés, y con bastante dureza repli-
có que era ofensa gravé tratáe/ásí al embajador
de un gran monarca, y que sinó se le concedia,
haria uso de la fuerza para llegar hasta la resi-
dencia de Motezuma. | |
Dosconceriados quedaron los indios, y conclu-
yeron por pedir que se les dejase tiempo para
dar aviso á su rey. 4
Entretanto, algunos de los que acombatalin
á los gobernadores ocupibañisé en dibujar .con
bastante exactitud cuanto vetán y les amaba la:
- atencion, lo: mismo soldados, que armas y caba.
/ llosy con el fin de enviar aquellas pinturas: 4/su
rey, y qué pudiera comprender mejor cuanto se:
refería 4 los!éxtranjeros. PA
Contó si quisiese ayudar á los pintores para *
que su obra fuese más exacto y expresiva; Gor-
tés dispuso un sinfulacro, que acabó de dar: idem
á los indios del era poder de aquella gente exe:
traña.
Enviáronse' cori'eos 4 Motezuma, y Pilpatoc
quedóse en el campamento para cumplir mejor;
DE. MÉJICO. 69
segun, decia, los, deberes. de la hospitalidad.
En siete dias hicieron los correos :el viaje: de
ida y vuelta, cuya prontitud nose concibe sin
saber que aquel servicio lo tenia Molezuma. per-
fectamente montado. A este fin se dedicaban des-
de niños los que parecian tener mejores. condi-
ciones, adiestrándolos en ejercicios de agilidad
y premiando á los, que sobresalian en las pruebas.
De trecho en trecho en los caminos-habia es-
tacionados correos, y los mensajes pasaban de
mano en mano. hasta llegar 4 su destino. ' Era
corto el espacio que cada indivíduo tenia, que
recorrer, y así se aprovechaba el primer ímpetu
de la carrera sin dar lugar á la fatiga, y, traba-
jando cada cual muy poco, hacian entre todos
mucho.
Llegó la respuesta de Motezuma, con muchos
regalos que éste enviaba y que consistian en finí-
simas telas de algodon, bellas plumas y adornos
de oro.
Teutile se presentó en el campamento, y des-
pues de muchas ceremonias, ofreció los regalos
y dijo que el rey. su señor no podia recibir á los
” > A Ne ds
a A em me retener se AA e E
AAA A
70 CONQUISTA
embajadores del monarca ovio va pero que le
ofrecia su amistad. l
Heraan Cortés replicó:
—No intento faltar al respeto que merece vues-
tro señor; pero me es imposible retroceder, por-
que seria mengua del que representa al primer
soberano del mundo.
"No era menester más que mirar al valeroso
capitan para convencerse de que su resolucion
era irrevocable.
Algunas frases más se cruzaron, y Teutile
concluyó por determinar enviar nuevo mensaje á
Motezuma.
Muchos creian que era temeridad empeñarse
con tan poca gente en la conquista de nacion tan
grande; pero Cortés no cedia.
Mientras iba el segundo mensaje, Frañicisco
de Montejo con 'sa buque salió para reconocer la
costa y buscar puerto seguro y lugar más cómo-
do para el campamento. ;
Verdadera consternación produjo en la: capital
la insistencia de los españoles.
Acúdió Motezuma á sus consejeros.
DE MÉJICO. 74
Las opiniones fueron distintas; pero al tin se
decidió negar la demanda de los extranjeros.
Hacia ya algun tiempo que la gente supersli-
ciosa hablaba de prodigiosas señales que decian
ser anuncio de la ruina del imperio mejicano, y
esto fué motivo más para que infundiese más te-
mor la presencia de los españoles, creyéndose
que eran los designados para la realizacion de
aquellos terribles anuncios. ;
La monarquía era electiva en Méjico, y siem-
pre se designaba para ocupar el trono al que ha-
bia dado pruebas de más, valor, aunque sin olvi-
dar las virtudes. Así resultaba que siempre el
rey era un guerrero, y que dejándose llevar de
sus inclinaciones y obedeciendo. la «costumbre,
ocupábase constantemente en hacer: la guerra á
los estados vecinos, cenquistando: territorios y
acrecentando su poder.
Motezuma, que era de estirpe real, habia dado
muchas pruebas de valor; y ocultando su ambi-
cion y sus instintos, presentóse siempre modesto
y conquistó muchas voluntades; pero así” que |
ciñó la corona cambió completamente y fué un
AAA AAA AA IA AR A E
72 CONQUISTA
gran tirano, si bien hay que reconscerleggran in-
cont
Más que amado era temido, y sin duda para
obligarlo'á cambiar de conducta y atender: con
mayor cuidado á la dicha de su pueblo, inven-
táronse aquellos prodigios y los amuncios sobre
la ruina del imperio. ;
gris de Montejo regresó con noticia de
haber descubierto como'á doce leguas una: po*
blacion que se llamaba Quiabislan, cerca de la
que habia buen fondeadero para los navíos.
Llegó tambien da desagradable respuesta de
Motezuma, y como Hernan Cortés no. cedió, los
gobernadores se retiraron, desapareciendo tam-
bien aquella noche todoslos indios que surtian: de
comestibles á los españoles. > 8286
Muchos«de estos se sintieron desalertados, y
empezó á murmurarse contra Cortés, «diciendo
que lo prudente era volver á Cubas para que se
reforzase la expedicion, pues sin: remedio ha-
bian de perecer quinientos hombres, teniendo,
que luchar con grandes ejércitos y que atravesar
un país desconocido.
a
DE MÉJICO. 13
De nada le servia entonces d Cortés la, fuerza
de voluntad, y,tuvo que acudir á la asbucia,
Púsose de acuerdo con los que eran sus ver-
daderos amigos, ganó muchas voluntades entre
los soldados, y enseguida publicó la órden, para
volver á Cuba, fundándose en lo difícil de la em-
presa que habian acometido.
Esta farsa dió el mejor resultado, pues.los
que estaban de acuerdo con Hernan Cortés empe-
zaron á gritar, diciendo que se les habia enga-
ñado, que habian ido para fundar poblaciones en
aquella tierra, segun dispuso Diego de Velaz-
quez, y de.allí no saldrian, y que si á Cortés le
faltaba el valor para seguir, que nombrarian otro
gobernador. !
La opinion de las masas cambiaba facilmen-.
te, y casi todos los soldados concluyeron bien
pronto por apoyar á los que se habian rebelado
contra la órden de volver 4 Cuba.
Tanto se exaltaron las cabezas, que Cortés le.
mia un nuevo conflicio, e
Revocó la órden, y fué yictoreado por, los
mismos que el dia anterior lo acusaban,
7h CONQUISTA,
En esto llegaron unos indios, diciendo que
«ban de parte del cacique de Zempoala para ofre-
cer su amistad á los españoles v rogarles fuesen
á visitar su territorio, añadiendo que antes no se
habian presentado porque eran enemigos de los
mejicanos y odiaban al ambicioso «y cruel Mo-
tezuma. ;
“Gran fortuna era este suceso, porque con la
ayuda de los indios de alguna provincia, era
mucho más fácil la conquista de: aquella na-
cion, '
Comprendió, pues, Hernan Cortés que podia
sacar mucho partido del ódio de los de Zempoala
contra Motezuma, y obsequió á los embajadores,
prometiéndo!es visitar al cacique cuando fuese á
Quiabislan.
Antes de emprender el viaje, y comprendien-
do Cortés que su autoridad era débil porque en
realidad Velazquez lo habia destituido, decidió
buscar fuerza moral y derecho en el voto popu-
lar, lo cual prueba que en todos tiempos, aunque
no se confesase, reconocian todos el derecho de
“soberanía del pueblo.
* DE MEJICO. 75
Para realizar este plan convocó á los capita-
nes y les manifestó: la conveniencia de dejar en
aquel lugar fundada la primera poblacion, aUN-
que no fuese más que en el nombre.
Así se acordó, hínose público y se convocó á
lo que ya podia. llamarse pueblo para designar
las personas que habian de desempeñar los car-
eos, siendo elegidos alcaldes Alonso Hernandez
Portocarrero . y Francisco de ! Montejo; regidores
Alonso: Dávila, Pedro y Alonso. de Alvarado y
Gonzalo de Sandoval; alguacil mayor y procura-
dor general, Juande Escalante . y Francisco ¿Al-
varez Chíes.
Por más que en esta elbocion influyese Her-
nan Cortés, es lo cierto que rindió tributo á la
soberanía popular, reconociéndola de hecho.
Constituido el ayuntamiento púsose á la po-
blacion el nombre de Villa Rica de la Vera-Cruz,
tanto para indicar su riqueza, Como para recor-
dar que los nuevos pobladores habian desembar-
cado el Viernes Santo.
A todos estos actos asistió Cortés como sim-
ple ciudadano, y luego se presentó al ayunta=
16 CONQUISTA
miento, entregó: los despachos que habia recibido
de Diego Velazquez, besó el baston, lo entregó
tambien, hizo formal renuncia de su Cargo, y se
retiró á su barraca.
La renuncia fué admitida, deliberóse y sede-
cidió nombrar capitan á Hernán Cortés, que
aceptó el cargo sin manifestar contento ni dis-
gusto.
No todos quedaron satisfechos; pero Cortés,
fuerte con la autoridad que el pueblo le habia
concedido se impuso á los descontentos y proce-
dió con tal firmeza y habilidad, que al fin se so-
metieron todos á-lo que se habia resuelto.
7
CAPITULO X.:
Llegan los españoles á Zemporla. Siguen al Quiabislan. —
-Levantan la yila de Veracr uz.—Conspiracion.—Cor tés
destruyo | la armada. —Salen para la capital.
Los españoles salieron de la Villa Rica avan-
zando por tierra mientras los buques seguian á
lo largo. de la costa.
Venciendo. algunas dificultades Hegaron al
territorio de Zempoala, y. en un hermoso valle
encontraron. doce indios que. los recibieron en
nombre del cacique, porque éste no habia. podido
ir á causa desu enfermedad. . á
Recibió Cortés á 105 mensajeros ¿dl con mucho
agrado, Y prosiguieron la marcha, hasta la capi-
tal de la provincia.
La enfermedad: del cacique consistia gA. ULA
obesidad que apenas le permitia moverse.
78
Poco fué menester para que -manifestase que
él y los demás caciques de aquella comarca no
eran en realidad más que infelices esclavos.
Habló del orgullo desmedido y dela tiranía
de Motezuma; pero al mismo tiempo ponderó la
fuerza con que éste contaba.
Ofrecióse Hernan Cortés á ayudarle en cuan-
to le fuese posible, y despues de descansar algu-
NOS dias, determinó continuar su mart cha á Quia-
bislan.
El cacique se esmeró en: obsequiar á los es-
pañoles, de manera que á estos nada les faltaba;
y puso á su disposicion cuatrocientos indios dé
carga para que llevasen: los bastimentos yo ayu-
dasen á conducit la artillería.
A medida que avanzaban descubrian un tere
reno más bello y más fértil.
Al anochecer se detuvieron en uná villa «dese
CONQUISTA '
poblada, y á las diez de la mañana: si: guiente lle-
garon á Quiabislan, os
Esta poblacion levantábase sobre una cumbre
de peñascos y constituia una is inexpug-
nable.
“rencias humildes, hablaron á Hernan Cortés.
A
DE MÉJICO. 79
El cacique y. sus vasallos Se habian retirado
para Observar y .cOnocer las intenciones -de:los
extranjeros. ani -
Ocuparon la villa sin encontrar más que unos;
pocos indios que salieron de un templo con. pe-
beteros, segun acostumbraban, y haciendo: reve-
Los trató éste con mucha dulzura, les hizo al=
gunos regalos, Y bien:pronto los indios volvieron
4 sus hogares, y el cacique llegó tambien ac0M-
pañado del de Zempoala. da
Quejáronse ambos de la tiranía de Motezu
ma. > : > BAT
—Es tan «cruel; —dijeron, —que no, contento
con exigirnos tributos que nO podenios pagar; se
apodera de nuestras esposas y nuestras hijas para:
satisfacer sus Impuras pasiones: y sacrificarlas
despues á los.ídolos.”- ¿Ss
Durante estas' conferencias llegaron algunos
comisarios de Motezuma para cobrar los tributos:
y reconvenir á los caciques por haber: admitido:
en sus poblaciones 4 los extranjeros. crempi
Supo' Cortés aprovechar Ja ocasion, Habló á,
80 CONQUISTA
los caciques; y al fin estos. se atrevieron á pren-
der á:los comisarios,
Los españoles se encargaron de guardará los
presos, “y como: hábil diplomático; representando
Cortés/un doble papel los puso luego en libertad
sigilosamente, haciéndoles vomprender que; á él
no más debian: la:salvacion, y :así todos le que-
daban agradecidos y obligados.
Fué extendiéndose la.fama de los españoles,
y en pocos días acudieron todos los caciques de
aquellas montañas á reconocer.como señor al mo-
narca de; Castilla, comprometiéndose 4 tomar las
armas contra Motezuma.
Con toda solemnidad se levantaron actas para
hacer constar loque pudiera llamarse una confe»
deracion. a ;
Como:se-vé, no era bastante:el valordel ca-
pitan, se necesitaba el talento del diplomático y.
del estadista: De otra: manera hubiera sido impo-
sible conquistar con quinientos soldados una. na-
cion tan grande y poderosa,
El número de hombres útiles.-para la guerra
en aquella serranía era de cincuenta mil, y: al-
DE, MÉJICO. 81
gun. historiador lohace subirá cien mil; pero lo
trascendental .era,el acto de sumision á España,
y bien. puede, decirse que el. imperio mejicano
quedaba herido enel corazon.
Determinó Coriés que se diese asiento á la
villa de la Vera-Cruz, y para esto señaló la lanura
que:se extendia entre Quiabislan y el mar.
Trazáronse las calles, levantáronse - edifici
de madera y fortificaciones, que aunque: débi
eran bastante para/resistir-á los indios.
Ayudaron. estos ea. todo, y en:breve quedi
terminada la yilla en un terreno fértil.
Despues de muchos sucesos de que no pode-
mos dar cuenta y que iban acrecentando el cré-
dito de los .españoles, Ñlegó á Veracruz. un bajel,
que iba de. Cuba, á.cargo de Francisco de Salce-
do y. el capitan Luis Marin, con diez soldados, un
caballo y una yegua.
Súpose. entonces que Diego Velazquez conti-
nuaba irritado y habia enviado despachos al rey,
quejándose de Hernan Gortés.
Pensó éste que ya era tiempo de dar algún
paso para que quedase probada su Lealtad, «y se
Tomo I, 6
82 CONQUISTA
puso de "acuerdo con'el'“ayuntamiento' para que
éste escribiese á su majestad, haciéndole el ofre='
y cimiento de la nueva, villa, “refiriéndole todo “lo
sucedido: y suplicindole' confirmase el nombra-
miento que habian hecho de capitan general.
Alonso Hernandez Portocarrero y Francisco
Montejo fueron los encargados “de llevar las ' )
tas al rey, y partieron enel mejor navío...
“Entretanto algunos descontentos trataron'de
zarse para ir á Cuba y dará Velazquez noticia
cuanto pasaba; pero fueron descubiertos” y
castigados con la muerte los autores de la cons:
“piracion; 4 otros. con azotes, y 4qn Marinero” se ]
le impuso la inhumana pena de cortarle un pié.
Meditó Cortés y comprendió que. aquello era
un incendio mal apagado, y que lo que enton-
ces habia podido evitarse, sucedería en'un plazo |
más Ó mencs breve.
Preciso era adoptar una resolucion enérgica y
seguir la conquista, triunfando ó muriendo. +
¿De qué medios se valdria para evitar que Sus
- soldados lo abandonasen?
No habia más que uno, el de hacer: imposible
PA
€
DE MÉJICO. —. ¿83
su salida del territorio mejicano, pues ási no en-
contrarian salvacion más que en el eo
No vaciló Cortés.
Púsose de acuerdo con: los que le eran fieles,
y dispuso que se desembarcasen los:aparejós,. ta-
blas y cuanto pudiera serles de utilidad.
Cundió en esto la voz de que las naves, aye-
riadas por las malas condiciones del puerto don-
de habian estado, se iban á pique, sin que hu-
biese medio de evitarlo, con lo cual quedó justifi-.
cada la determinacion de desembarcar los aparejos.
Entonces Cortés dispuso que se quemasen los
buques, y así se ejecutó con asombro de todos.
Ya era imposible retroceder.
Los soldados pidieron que se avanzase para
dar cima á la empresa.
Acompañado de muchos indios de la serranía,
de Quiabislan y de Zempoala, salió A ajár cito de
Veracruz, pa
En la vanguardia iban los españoles.
Los indios formaban la retaguardia, manda-
dos por Magemí, Teuche y Tamellí, cogiraaA de
la serranía.
de
84 + ¡ONQUISIA
Llevábanse provisiones abundantes.
Partieron el dia 40. de Agosto, y sin noyedad
digna de mencion llegaron á Jalapa, Socochima y
Texucla, poblaciones todas de las comarcas que
se habián somastido á los españoles.
Despues entraron en la «sierra, que debian
atravesar con mucho trabajo, aunque «sin encon-
trar oposicion.
a
CAPITULO. XL.
3 , o s
Van los españoles 4 Zocothlan,—Deciden atravesar la pro-
vincia de Tlascala.—Declaracion de guerra.—Batalla.
?
“Llegaron los españoles á Zocothlan, siendo
recibidos por el cacique con demostraciones que
más revelaban el “miedo que la buena' voluntad,
Sus respuestas fueron vagas, y se detuvo muy
cuidadosamente en ponderar las grandezas del
poderío de Motezuma,
Cortés disimuló, y cinco dias despues pps
que se continuas la marcha.
Dudóse en cuanto al camino que habia de se-
guirse.
El cacique de Zocothlan aconsejó á los espa-
ñoles que fuesen por la provincia de Cholula,
donde encontrarían cuanto necesitaban, -por ser
> AE
86
CONQUISTA
muy rica; pero los indios de la serranía y los de
Zempoala dijeron que este consejo no debia: se-
guirse, porque Cholula era una ciudad muy po-
pulosa y adicta á Motezuma, y que debia hacer-
se el viaje por la provincia de Tlascalá, cuyos
habitantes eran sus amigos. :
La provincia de Tlascala estaba compuesta
de vários distritos que habian ido sacudiendo el |
yugo del monarca, declarándose independientes
y concluyendo por constituir una confederacion.
Cada distrito nombraba un representante que
iba á la capital, y así formaban. unas córtes Ó.se-
nado, cuyas resoluciones eran, respetadas por
todos. E
El número de distritos ó estados aumentaba,
y últimamente se les habia. agregado el de los
otomíes, gente belicosa y feroz.
Cuando Hernan Cortés adquirió. estas noti- *
Clas, nombró á cuairo zempoales que fuesen á la
capital y se presentasen al senado, dándoles par-
te de la,aproximacion de los extranjeros y de las
intenciones pacificas de los mismos. cd
«¿Muy detenidamente deliberaron los semado-
DE MÉJICO. 87
res, v al fin prevaleció la opinion de rechazar á
los extranjeros, á cuyo fin se reunió inmediata:
mente el ejército, poniéndole 'á las órdenes de
t
Xicotencal.
Como” los comisionados no regresaban, temió
Heman Cortés loque en realidad sucedía, y de.
acuerdo con sus capitanes, dispuso seguir la maár-
cha á la capital. E
Salieron, pues, de Xacazingo, caminando en-
tre dos montes y por un hermoso valle, y como á
dos leguas encontraron éste cerrado por una gran
-múralla de piedra y argamasa durísima. No ha-
bia más que un paso muy estrecho y tortuoso, y
si allí se hubiera situado el ejército de la confe-
deracion, los españoles hubieran tenido que' re-
troceder, perdiendo toda la fuerza moral y que-
dando desacreditados.
Afortunadamente no sucedió, y-pasaron sin
dificultad, descubriendo poco despues las avan-
zadas del enemigo.
Algunos ginetes se adelantaron, más que para :
acometer, para entenderse con los que estaban
más cerca; pero estos huyeron, uniéronse á los
oo
38 CONQUISTA
suyos. y acometieron, resistiendo el. ímpetu: de la
caballería. |
Luego los indios que estaban emboscados sa -
lieron, y gracias á la llegada de los españoles. y
al estrago producido por las armas de fuego, de-
_Claráronse.en fuga los de Tlascala, dejando .en el
campo muchos cadáveres.
Al dia siguiente descubrieron el grueso del
ejército, que se. componia de. unos cuarenta mil
hombres al mando de Xicotencal, segun ya hemos
dicho.
- No se desanimaron los españoles, y. bajando
el
á la llanura, dieron principio al combase.
No atacaron los indios,como otras veces, sinó
que iban retrocediendo; pero esto, era ardid, por-
que apenas consiguieron alejar á los españoles
de la cumbre conque resguardaban la espalda,
dividiéronse aquellos, avanzaron y en:bteve for-
maron una circunferencia. :
En muy mala situacion quedarou los espa-
: ñoles. E
Tuvieron que formar un cuadro y acudir ¿
todas partes á la vez,
DE- MÉJICO. | 89
Los: ginetes acudian adonde.el: peligro. era
mayor.
Los cañones sembraban el campo de cadáve-
res; pero. los indios no retrocedian,
Pedro de Moron adelantóse demasiado, encon: -
tróse solo, y. su yegua murió, quedando él prisio-
nero, si bien poco despues los demás ginetes Con-
siguieron rescatarlo. 7
Los indios le cortaron la cabeza á la yegua y
la llevaron en triunfo á Xicotencal.
Llegó un momento en que nuestros soldados,
rendidos por la fatiga, se convencieron de que
les era imposible continuar luchando con tantos
enemigos, y Dios sabe cuál hubiera sido el resul-
todo de tal desaliento, si á la vez Xicotencal no
decidiese retirarse, porque casi todos los jefes
habian muerto y no se atrevió á gobernar solo
tanta gente. ;
Sonaron las bocinas, replegárouse los indios
y se retiraron, desapareciendo tras una cumbre.
Tiempo era ya.
Los españoles avanzaron hasía un pueblecillo
cercano, sin encontrar alma viviente, pero sí bas-
La A
90 . CONQUISTA :
timentos en abundancia, «y allí se parapetaron y |
pudieron descansar, en cuanto se lo permitia la
vigilancia, pues sabian que el enemigo, á pesar 1
de su derrota, no tardaria en atacar otravez,
quizás con «mayores fuerzas que antes.
No eran infundados estos temores.
CAPITULO. XIL
Otra batalla.—Por qué la ganaron los españoles.-—Descon-
tento da los soldados.—Los reduce Cortés. —Los de Tlas-
cala asalian de noche el campamento.
*
Llegó a Tlascala otro cacique con diez mil
hombres, y esto alentó á los vencidos pará pro-
bar otra vez fortuna. Sin embargo, aquel socorro
debia ser su perdicion, como veremos despues.
Los españoles continuaron en su campamen-
to y exploraron' los contornos, encontrando bas-
tantes víveres, haciendo algunos prisioneros, y
averteuando así lás intenciones de Xicotencal.
Dispuso por fin Hernan Cortés que se avanza-
se, y otra vez descubrieron el ejército Tlascalte-
ca, muy reforzado, pues se componia de más de
cincuenta mil hombres.
Principió la batalla, y aunque eran muchos
posa
GS
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2 o z ON
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CONQUISTA
los indios que morian, avanzaban sin cesar, y
con tanto ímpetu cargaron, que:consiguieron di-
vidir y desordenar á los españoles.
Con grandísimo trabajo pudieron éstos reha-
cerse; pero no fué bastante para resistir al ene-
migo, y ya empezaron á considerar segura su
perdicion, |
Empero, entretanto, Xicotencal, que era.Cx-
cesivamente soberbio, cometió la torpeza de re-
convenir duramente al cacique que habia llevado
los diez mil hombres, y le llamó cobarde porque
no cargaba con prontitud. 4
Sintióse vivamente herido el cacique, replicó,
y cruzándose muchas palabras ofensivas, conclu-
yeron por desafiarse, tomando sus vasallos parte
en la cuestion, y haciendo lo mismo los de Xico-
tencal.
Vinieron á-las manos los unos y los otros, y
visto por los españoles la colision, hicieron el úl-
timosesfuerzo y consiguieron que los Tlascaltecas,
desordenados, se declarasen en fuga.
La victoria no pudo ser más completa, si bien
debida á una casualidad, y como esto á, nadie se
DE ; MÉJICO, 930
ocultaba, algunos.soldados empezaron á- MUIrmu-
rar; diciendo que «era: locura: seguir: aquella .em>-
presa, pues,al fin habian de, sucumbir, al, número.
de-los enemigos:
El descontento'creció hasta: el punto de que
Hernan Cortés se vió obligado 4 adoptar una re-
solucion, porque no bastaba. ya la influencia de
los capitanes.
Al efecto: dispuso quese reuniesen en la: pla-
za:los soldados, tomando por- pretexto la necesi-'
dad de discutir sobre la crítica situacion; en que
e e encontraban.
, «Siempre hábil Hernan Cortés; hizo que los
más descontentos se colocasen cerca de él, y: hue-
go les dirigió á todos la palabra, diciéndoles que
h de todos necesitaba el consejo, y que todas las
¡N opiniones las escucharia, No negó. que le queda-
sen por. vencer. muchas ¿más dificultades. de. las
que habian vencido; pero. que le. parecia: que ya
era imposible abandonar la empresa, porque s0-
bre perder la honra, ni un solo español quedaria
Le con vida. Recordó que los indios los erelan ¡séres -
] 3 sobrenaturales, y que-da influencia. que ejercia
eater
a - tr
cia PA
CONQUISTA
este error, la. perderían apenas 'retrocediesen.
Los indios de la Serranía, de Zempoala y de Quia-
bislar, entonces: sus amigos y 'aliados, se con=
vertirian en enemigos, y con sobrada razon, pues
si'se habian levantado: contra Motezuma, lo hi-
cieron en la confianza de que los- españoles “los
protegerian. Todos *caerian: sobre :ellos, y. ni si-
quiera á Veracruz les seria posible-llegar con
vida; Si eran grandes los peligros y mayores las
dificultades cuando estaban victoriosos, ¿qué sus
-cederia cuando se declarasen vencidos y confesas
sen su impotencia?
Tal efecto produjeron las palabras de Cortés,
que uno de: los soldados descontentos y el más
díscolo;, salió de las filas y po la voz dijo
á sus parciales:
—Ámigoós mios, nuestro capitan pregunta lo
que se ha de hacer; pero enseña preguntando. Ya
no es posible retirarnos sin perdernos.
-Gfán impottañcia tenian en aquellos momen:
tos estas frases.
La multitud: prorrampió en “gritos pidtiéndo:
que se avanzase hasta vencer ó morir.
y A
PX E “e
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2
e PP
DE MÉJICO. 95
«Entretanto en Tlascala' producía Bai COns-
ternacion la segunda derróta.
El pueblo pedia la paz.
«Los «magnates. no enciuniridan medios papa
continuara guerra dio
« Reunióse el senado.
Despues de mucho disentir acabar on por Creer
que si los españoles no eran dioses, obraban aque-
llas. maravillas porarte:de encantamiento, y que
por: consiguiente debian acudir á medios iguales.
Llamaron á sus sacerdotes y. adivinos, y éstos
dijerón que ya habian «estudiado: el caso y'des-
cubierto elssecreto, que cónsistia en que los es-
pañoles eran hijos: del sol, producidos por: la .ac=
tividad de éste en las regiones orientales, y que
su fuerza consistia en la influencia que: les co-
municaba su padre; pero que al ocultarse.el sol
cesaba la. 'inifluencia y, quedaban: desalentados-y
marchitos como los vejetales.
De esto deducian que era preciso atacar á los
españoles durante la. noche “y acabar con ellos
antes de que saliese:el sol, que los hacia inmor-
3 tales,
96 CONQUISTA ds E
Ea proposición fué aceptada sin vacilacion.
ispuso Xicotencal: su gente para dar: el
iaa
Nose descuidaba Hernan Cortés, y “lo mismo.
de noche que de dia, estaban: todos” prevenidos
hasta el punto de que los caballos permanecian
ensillados y con las bridas durante las horas: de
reposo. y
ron de que al campamento se acercaba silencios
samente el ejército enemigo.
Cundió la noticia, y los españoles, con el mis-
mo silencio tambien colocáronse en sus puestos,
resguardados' por' los parapetos que: habian: le-
vaníado, )
Por tres puntos distintos atacaron Los indios;
pero encontraron: enérgica, resistencia, y fué: su
asombro igual á'su pavor al oir las detonaciones
de las armas de fuego. |
Comprendió Xicotencal que'sus adivinos se
habian hecho ilusiones; pero. no quiso relirarse,
sinó que mandó que todo el ejército cargase á la
vez.
Llegó la noche y los elidcidn se. aporcibies
A O
jas
o
DE “MÉJICO, 97
“Muchas: veces intentarón escalar las débiles
murallas; pero no lo:consiguieron.
Al fin hubierón de desengañarse y se reti-
raron.
Hernan Cortés supo: price la+ocásion y
dispuso que saliese parte dela infantería y toda
la:caballería, habiendo antes adoptado el medio
ingenioso de poner muchos cascabeles en los pre-
tales á los caballos para que así hiciesen más
ruido.
Muchos fueron los indios que quedaron sin
vida.
En el campamento español quedaron heridos
dos ó tres soldados, y muerto uno de los indios
zempoales, sin que hubiese más desgracia á pesar
del gran número de flechas, dardos y piedras
que se encontraron en el recinto y habian sido
arrojadas por los tlascaltecas,
Desvanecióse la última esperanza de éstos, y
aún seavergonzaron de haber dado crédito 4 los
adivinos, enfureciéndose contra estos hasta el
punto de apoderarse de dos ó tres de ellos y sa-
erificarlos á sus dioses.
Tomo L. 8
98 CONQUISTA
Convencidos estaban ya de que no habia re-
sistencia posible, contra aquellos hombres. ex-
traordinarios. que habian invadido. st «territorio.
Otra vez pidió el pueblo la paz.
El senado se reunió para deliberar sobre los
tristes sucesos que habian costado tanta sangre.
El resultado. de las. discusiones: no debia ser.
dudoso,
CAPÍTULO XII.
Resolucion del senado.=—Intento (de. Xicotencal:--Emb aja”
dores mejicanos. —Se ajusta la paz. .
La discusion de los senadores fué: breve, por-.
que todos sentian y pensaban lo mismo, y. todos
reconocian lá necesidad á que era menester acu-
dir prontamente.
Decidióse-hacer la paz. sin permitir que a
un solo instante se prolongara aquella lucha, tan
desastrosa como estéril.
Esta resolucion la. recibió el pueblo; con aplau-
SOS. | ]
Enviáronse á Xicotencal órdenes para' disol-
ver el ejército; pero este general, escuchando
antés la voz de su amor propio herido, ño quiso
E a
o O E
100 CONQUISTA *
obedecer y se dispuso á dar nuevo ataque al
campamento de los españoles, si bien quiso ha-
cerlo con conocimiento más exacto de los medios
de resistencia con que contaba él enemigo.
Sabia que muchos indios de los pueblos cer-
canos iban á llevar comestibles á los extranjeros,
que en | cambio” les daban: cuentas de vidrio y:
otras bagatelas.” * ie
Xicotencal se puso de acuerdo con algunos de
sus soldados, y estos, con el ropaje de los campe-
sinos, fueron al campamento, permaneciendo allí
algunas horás y examinando: como podian: las
%
fortificaciones.
Por fortuna «sus: observaciones llamaron da
atencion de algunos soldados, dióse aviso áHer-
nan Cortés, yaloscesplas fueron presos y declara-
ron la verdad. ÍA
Para que su castigo sirviese de: escarmiento,
no'se les quitó la 'vida, sino que 4' algunos de
ellos se les cortó una mano ó los dedos e it 3,
enviándolos á su general.
''Al veréste que sus planes” habian sido «es-
cubiertos empezó á'perder sel valor yá vacilar,
DE- MÉJICO. 404
creyendo más y más quelos extranjeros eran dio-
sés, pues de otro modo no se explicaba que hu-
- biesen > adivinado. el: pensamiento. de los. es-
pias.
La noticia de este suceso se divulgó, y el se-
nado,: firme en sus resoluciones, envió: nuevas
órdenes á Xicotencal yá sus capitanes pará que
no obedeciesen á éste.
No fué menester más.
Los caciques confederados retiráronse con sus
ejércitos, y la tranquilidad renació en la pro-
vincia.
Presentáronse en el campamento los embaja-
dores que nombró el senado, y. Hernan Cortés los
recibió con gravedad, respondiendo que no me-
recian que se les otorgase la: paz, porque habian
provocado una guerra injusta, pero que deseaba
el bien de todos y -meditaria para adoptar una
resolucion.
Así, encontrando: algunas dificultades, no
cambiarian de:opinion los senadores, y desearian
más lo que desde luego no se les concedia. |
En todo este tiempo llegó á la capital la noti»
102 CONQUISTA
cia de lo que ¡pasaba en Tlascala, y. Motezuma
comprendió que estaba perdido si se ajustaba la
paz, pues de amigos era fácil que:los tlascaltecas
pasasen á ser aliados de los españoles.
Más que á las armas creyó Motezuma conve -
niente apelar á la astucia, y dispuso «enviar «ém- |
bajadores á Hernan Cortés, si bien llevaban ade-
más bien meditadas instrucciones para evitar que
la paz se concertase.
Muy bien recibidos fueron los embajadores;
pero Gortés les dijo que, respetando siempre la
auloridad del emperador, iria á la capital de gra-
do Ú por fuerza, pues le era «absolutamente pre-
ciso cumplir las órdenes de su soberano.
Pidieron los embajadores permiso para que-
dar allí algunos de ellos mientras los otros iban.
á dar parte á Motezuama del resultado nada sa-
tisfactorio de su comision. :
Los de Tlascala, siempre temerosos de que
seles negase la paz, enviaron nuevos emisarios
eN : =S 2. 2 >
HA RA z > AS S
= E A NE RS ri id e e
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4
¡S
A
ts]
E
al campamento español, vendo á sucabeza Xico-
tencal, que sin duda cambió de política: para tes
ner siempre derecho á una parte de gloria.
DE MÉJICO. 103
El general indio se: expresó tan bien, que no
- pudo Hernan Cortés disimular su agrado.
Suplicaba Xicotencal que Jos españoles fue-
sen á Tlascala, donde serian tratados como me-
recian, si bien pedia, no como condicion, que se
respetasen sus. ídolos y sus mujeres.
La peticion no podia ser más justa.
Esperaron la respuesta con ansiedad.
Accedió al fin Cortés y prometió ir á Tlascala
en cuanto hiciese todos los preparativos necesarios
sin aceptar los rehenes que se le ofrecian, por-
que no necesitaba más garantías que sus armas
y el valor de sus soldados.
Esta contestacion dió de los españoles aún
más elevada idea, y fueron mucho más respeta-
dos que antes.
Cuanto les fué posible hicieron los enviados
de Motezuma para que la paz no se ajustase; pero
nada consiguieron, porque todos sus ardides se
estrellaron contra el talento de Cortés y las mis-
mas circunstancias.
Ya hemos dicho que los tlascaltecas odiaban
á los mejicanos, y muy particularmente á Mote-
pl
Ñ
ll
in
'
404
zuma, y los embajadores de éste eran escuchados
CONQUISTA
pe
con desconfianza,
Además sus intereses aconsejaban á los de
Tlascala hacer la paz con los españoles.
Preciso será que ahora interrampamos el ré-
lato de aquellos sucesos para decir con brevedad
lo que hicieron en España los enyiados de Cor-
té
Un
PITULO. XLV.
Los resultados de la iustancia de Gorlés. :
y
Recordamos que Alonso Hernandez Portocar-
rero y Francisco de Montejo fueron los encarga-
dos de Mevar:al rey. el mensaje.
El segundo tenia en la isla de Cuba,+terca de
la Habana, una de las estancias de. su. reparti-.
miento de indios, y ¡al Hegar'á la vista del cabo
de San Anton, propuso á su compnñero que des-
embarcasen para adquirir algunos de los comes-
tibles de que carecian:y para que élpudiera en-
terarse del: estado de sus intereses Y: de su fa-
- milia.
Como: aquel lugar «dista mucho: de Santiago,
creyó Montejo que nada habia que temer de Die-
4
A
106 CONQUISTA
go Velazquez, porque éste habia de tardar bas-
tantes dias en saber que habian estado en la isla
los emisarios de Cortés. | z
Portocarrero y el piloto Alaminos accedieron
á la peticion, á pesar de la órden terminante que
habian recibido de no tocar en ningun punto de
la costa de Cuba. boli
Desembarcaron y bien pronto tuvieron que
arrepentirse, porque Velazquez, receloso siem-
pre, tenia en todas las poblaciones de la costa
agentes muy leales, queriendo evitar así que Gor-
tés enviase algun: navio'en busca: de recursos.
“ Por este medio supo: la llegada de-Portocar-
rero y Montejo, y en «pocas horas hizo preparar
dos bajeles muy - veleros y bien artillados para
que se apoderasen del navío: de Cortés:ó:lo-echa-
sen á pique:si resistia,
Muy poco faltó para que sucediese así; pero
afortunadamente apercibidos á tiempo los perse-
guidos hiciéronse á la vela á' vista de los dos: ba-
jeles. | E
Todo dependia de la ligereza: con que nave-
gasena
DE MÉJICO. 107
El piloto :Alaminos comprendió la inmensa
ventaja de los perseguidores, y prefiriendo antes
morir que entregarse, apeló á un: recurso extre-
mo, lanzando el navío á: las violentas corrientes
del canal de Bahama, «cuyos peligrós fué el pri-
mer navegante que los arrostró.
No se atrevieron los oLros (4 seguirle, porque
creian que era correrá una muerte cieria, y el
navío, más que impulsado por los vientos, ar-
rastrado, por las corrientes, atravesó por entre
las islas Lucayas y.la Florida.
Llegaron á Sevilla sin OLro accidente; pero
precisamente se encontraba en aquella ciudad
el capellan ¡Benito Martin, representante y agen-
te de Diego Velazquez, y apenas supo la llegada
de Portocarrero y Montejo acudió á los ministros,
diciéndoles que aquel navío era de Diego Ve-
lazquez «y 4 éste pertenecia todo lo que veniven
él; que la entrada en las- provincias” de: 'Pierra-
Firme se habia hecho sin autoridad, pues Cortés
«y sus soldados se habian rebelado contra el go”
bernador de Cuba, ¡apoderándose de la armada
que éste habia prevenido á su costa para la. con-
108
- quista de Nueva España, yque por consiguien-
te el navío debia embargarse.
No trabajó inútilmente, y el buque quedó em-
bargado, si bien: nose: atrevieron á hacer lo mis-
mo con los objetos que iban destinados al rey.
A Portocarrero y Montejo, por gracia espe-
cial, se les dejó libres para «que pudieran -acúdir
á su majestad, y así lo hicieron, encaminándose
á Barcelona.
CONQUISTA
Cuando llegaron al término de su: viaje, el
emperador habia partido para la Coruña, donde
tenia convocadas las Córtes de Castilla.
En vez de seguirlo, los emisarios de Cortés
resolyieron ir á Medelli in en busca del anciano
padre de éste,
No es posible pintar la escena conmovedora
que tuvo lugar allí, ni aún pintándola con exac-
titad podría ¡comprenderla el que no fuese padre.
* Lágrimas de ternura inmensa corrieron: por
las mejillas del anciano, que habia'creido ya que
su hijo no existia;
Aquellos momentos fueron para él de una di-
cha inmensa, inconcebible.
DE: MÉJICO. 109
¿No solamente vivia su hijo sinó, que era un
gran hombre, cuya gloria no tenia igual.
Propusiéronle Portocarrero. Y Montejo que los
acompañase d ver al 18y, porque las palabras de
un padre anciano RO podian ser desoidas,
Don «Martin 10, vaciló,., preparó inmediata-
mente: su- viaje, y sin pensar en la escasez: de; Sus
fuerzas, dirigióse Cod los comisionados á Torde-
sillas, donde el monarca habia de detenerse para
despedirse. de;su madre, ¡antes de emprender; su
viaje á Alemania. ¿DJ1Ol ii
Cárlos E los recibió Muy bien, «admiró los re-
galos, escuchó. con benevolenciay.les dirigió mu-
clias preguntas, :
Indudablemente su 4nimo:Se inclinaba em: La-
vor de Cortés; pero: no Luyo tiempo: de adoptar
una resolucion; porque de un lado se veia en la
necesidad de atender áslas quejas oque: :se leyan-
taron por haber reunido las Córtes: fuera del. ter-
ritorio de Castilla, y por otro á las repetidas: 1087
tancias de los' alemanes «para que, emprendiese
cuanto antes:su viaje: 2UtO
La instancia de: Cortés quedó en. manos del
410 CONQUISTA
cardenal Adriano, para que resolviese despues
de oir á los ministros y al consejo de Indias.
El consejo estaba presidido por Juan Rodri-
guez de Fonseca, obispo de Búrgos, más amigo
de Diego Velazquez que de la justicia, y como
además su opinión “era tenida en mucho por sus
compañeros, sucedió lo que debia suceder, que
el tiempo pasaba sin, que se adoptase ninguna
resolución, si bien esto debe considerarse una
fortuna, porque de decidirse hubiera sido conde-
nado Hernan Cortés.
En todos los asuntos referentes á la conquista
del Nuevo Mundo, representó el obispo Fonseca
un papel bien triste. Habia hecho cuanto podia
contra Cristóbal Colon, se declaró enemigo de.
Hernan Cortés, y luego intrigó contra Pizarro.
Terribles “acusaciones encontramos en la his-
toria contra Fonseca, y hay pruebas incontesta+
bles de algunos de los más graves: Cargos que
contra él resultan.
No.es envidiable su celebridad.
Alonso Hernandez de Portocarrero, Francisco
de Montejo y el piloto Alaminos, 'no- pudieron
DE MÉJICO. MA
conseguir más sinó que se les diese algun socor-
ro sobre los valores del buque 'embargado, y lo
mismo hicieron con don Martin Cortés.
¡Cuantas amarguras debió devorar el anciano
padre al ver la ingratitud con que pagaban los
servicios de su hijo!
Antes de que se.tomase ningun acuerdo de-
bian llegar nuevos emisarios de, Cortés.
CAPITULO, XV.
¡ ii í S sd ; iuA"..
Otra embajada de Motezuma.—Vuelve el senido 4. pedir
la paz.--Entran los: ospañoles en Tiascala;
Nuevos embajadores llegaron con la respuesta
de Motezuma. h
Hernan Cortés los recibió como siempre, les
dió las gracias por los regalos que le ofrecieron
y les preguntó cuál habia sido la resolucion de
su soberano. . |
—Nuestro soberano, —dijo uno de ellos, —de-
sea ser amigo y confederado del gran príncipe á
quien ob ed ecen los españoles, porque su grande-
ZA y majestad resplandecen en el mismo valor y
grandeza de sus vasallos, y tanto es el deseo de
paz y amistad de Motezuma, que está dispuesto á
caes E
DE: MÉJICO. 113
pagar al yuestro un: tributo, partiendo, :así con
él sus riquezas; pero que, era preciso: convenir en
dos condiciones: primera, consiste en que no ajus+
- teis la. paz con. los de Tlascala, ¡pues no: parece
bien: jue seais parciales de vuestros enemigos;
y la segunda que renuncieis/á ir. á Méjico, porque
Motezuma, segun nuestras leyes; no puede des
jarse .ver de los extranjeros, y. así como los tlas>
caltecas, son inclinados á.la traicion «y al: látro-
—cinio, los mejicanos. son muy. celosos del .cum-
Dl
plimiento de sus leyes y no permitirian quese
" que podian ejercer los mejicanos, decidi
violaseñ. 1; P
Quiso Hernan Cortés tomarse algun tiempo
pará. contestar, nO porque vacilase, “sinó porque
deseaba: que los mejicanos. fuesen testigos: de la
paz. con los tlascaliecas, así como tambien;le con-
venia detenerlos para que Motezuma no, hiciese
ningun preparativo de guerra. cu... ! a
Los de Tlascala, temerosos de la influencia
MS
- dir nuevamente á Cortés, y: para obligarlo. mas
reunióso el senado, yendo en corporacion y con
gran pompa al campamento español,
Toma l,
/
414 CONQUISTA
En lúgár preferénte iban" Magisedizih, que
siempre habia favorecido la causa de los españo-
les, y“él padre de Xicotencal, anciano venéfable,
que habia perdido'la vista, pero que conservaba -
toda su inteligencia. ms
Bajaron de los palanquinés en' que ibañ; en-
traron en el alojamiento de Cortés, y el padre de
Xicotencal' lo abrazó, palpándolo en. muchas par-
tes del cuerpo para suplir la vista de que carecía,
tomando despues la palabra y diciendo con grave. e
tono:
O
A
A
Ie
—Valeroso capitan, he aquí al senado de Tlas-
cala, última señal de nuestro rendimiento. No ve-
_nimos á'disculparnos. Nuestra fué la determina-
cion de hacer la guerra; pero nuestra tambien la
de pedir la paz. Sabemos que Motezama intenta
disuadirte de que aceptes nuestra amistad. Pien-
sa que es nuestro enemigo, ya que no lo:consi-
-deros como tirano. Nó queremos que nos ayudes
t ól, pues nos sobran fuerzas cuando nose |
trata de luchar contigo. La paz nos has prometi-
do, y si Motezuma no te detiene, ¿por qué vienes
á nuestra ciudad? Resueltos venimos á.quedar
DE MÉJICO. M5
tus prisioneros ó conquistar tu confianza. Elige,
pues. :
Ya no era posible responder con negativas.
Hernan Cortés prometió trasladarse inmedia-
tamente á la ciudad, y se hicieron todos los pre-
parativos. be
El dia 93 de Setiembre de 1519 hizo el ejér-
cito español su entráda en Tlascala, siendo reci-
bido con un entusiasmo indescriptible. >
Lavciúdad era muy populosa y estaba dividi-
da en cuatro grupos ó barrios sobre otras tantas
pequeñas cumbres cercanas entre sí 'y que se
cómunicaban por calles sobre muros.
Los edificios, de un solo cuerpo y con azoteas,
eran todos de piedra y ladrillo.
El terreno de toda la provincia es quebrado y
muy fértil. +
Segun Solís, el nombre de Tlascala significa
tierra de pan, y otros dicen que lugar lleno de -
YISCOS. ES
La influencia de los españoles iba, en aumen-
to en toda la provincia.
Trató Hernan Cortés de emplear la fuerza, si
446 CONQUISTA
fuese necesario, para derribar los ídolos; : pero el
padre fray Bartolomé de Olmedo le dijo que. aún
tenia. escrúpulos por lo que sehizo en. Zempoala,
puse se/avenian mal la: 1 violencia :y.el ¿Eygangen -
lio, y.que lo quese intentaba no dariaotro resul:
tado que el derribar los altares y dejar los ídolos
en el corazon; E
Fueron; estas palabras dignas de un verdade-
ro sacerdote católico.
Si todos los sacerdotes en Mei época hu-
biesen pensado lo.mismo, habria ganado. mucho
la religion y la sociedad, y no se habria visto que
la caridad cristiana. encendiese hogueras; que-
mando,el hermano á, su, hermano.
Cortés siguió el consejo del religioso, y se con,
eretó á'prohibir que se sacrificasen vícbumas hu-
manas,
DIRA ANATOLI
CAPITULO XVi.
4
Trata Hernan Cortés de seguir la marcha.-—El volcan ¿e
Popocatepec y el valor de Diego de Ordax.—Nuevos em-
bajadores de Motezama.—-Pasa el ejército á Cholula.—
Traicion de los de esta ciudad y del emperador/—Gran
servicio que prestó doña. Marina.
Hernan Cortés creyó que ya no era necesario
detener 4 los embajadores «de Motezuma, yles
dió licencia para marchar, diciéndoles:que diesen
cuenta á su señor de cuanto habian visto, para
que no le quedase duda de. que-los: fieros tlas-
caltecas quedaban sometidos despues de. haber
solicitado ellos muchas veces la paz, y. añadiendo
que los españoles continuaban decididos. á irá:
Méjico, porque les prohibian retroceder su honor
y el cumplimiento de sus deberes.
No:contentos, pero: sí convencidos ¡se fuerón
los embaj adores.
.
448 CONQUISTA
Pensaba Hernan Cortés en la partida, cuando
un accidente casual lo detuvo.
Desde Tlascala se descubria la cumbre de Po-
pocatepec con su volcan, y vióse un dia que éste
vomitaba gran cantidad de humo y ceniza, que
se exparcia formando densas nubes.
El humo no infundia miedo á los habitantes
de la- provincia, porque estaban acostumbrados á
verlo casi todo el año, pero sí tenian por señal y
anuncio de grandes males el fuego y creyeron que
les amenazaba alguna calamidad.
De este asunto hablaba Magiscatzin con Her-
nan Cortés cuando se presentó Diego de: Ordax
pidiendo licencia para ir 4 examinar la: cumbre
que infundia tanto pavor.
Los indios se horrorizarón y quisieron disua-
dirlo, diciéndole que solo pea llegarse á cierto
sitio donde habia unos adoratorios, pues más ar-
riba eran tan violentas las sacudidas de la mon-
taña, que habian perecido cuantos intentaron
subir á la cumbre. :
Estos peligros fueron como incentivo para el
deseo de Diego de Ordax, y Cortés tivos:
DE MÉJICO. 1449
ceder la licencia para probar que ningun peligro
arredraba á los españoles.
Partió Diezo de Ordax con dos soldados de su
compañía y algunos indios que- lo acompañaron
hasta los adoratorios.
El terreno era cada vez más áspero, y en mu--
chos sitios estaba cubierto de nieve.
Subian muy trabajosamente, haciendo uso de
las manos tanto como de los piés:
Cuando se encontraban á poca distáncia de la
cumbre sintieron violentas sacudidas de-la tier-
ra, y luego el cráter vomitó” llamaradas y humo
que se elevó en negra espiral. 10
Tlesos habian quedado los atrevidos españoles;
pero tuvieron que refugiarse prontamente en una
concavidad de los peñascos para librarse de la
muy espesa lluvia de ceniza y fuego que muy
pronto empezó á caer.
“ Apenas cesó el terremoto, Diego de Ordax y
sus compañeros, con una tenacidad temeraria
ascendieron otra vez, llegando hasta la boca: del
volcan, que calculó podria tener como un Cuarto
de legua de circunferencia y que en el fondo ha-
120 CONQUISTA
bia-una gran masa de fuego, que al parecer her-
via como un líquido.
Bajaron felizmente, siendo mirados con asom-
bro por los. indios. .../
Lo que entonces no fué más que una curiosi-
dad temeraria dió con el. tiempo su fruto, pues
cuando despues empezó á escasear la pólvora en.
el ejército, «acordóse Hernan Cortés del líquido
hirviente, y encontró en Popocatepec cuanto azu-
fre necesitaba.
El arrojo de Diego de Ordax fué premiado con
algunas mercedes,. y sele dió por armas. en su
escudo el volcan. decia |
«Lástima es. que:la nobleza no siga. añadiendo
á sus escudos cuarteles que gimbolicen .el valor,
el talento ó-la virtud y sean. á la vez: el recuerdo
de una gloria de la, pátria, porque así tendrian
un derecho incontestable al respeto, de todos y
aún á los privilegios que reclaman, ueno es con
los méritos agenos, «sinó. con-los. propios con. lo
que el hombre se hace respetable -y merecedor á
recompensa.
Trascurrieron.aún veinte dias, que fueron de
DE MÉJICO. 19
regocijo, pues seguian acudiendo los caciques de
la confederación para reconocer la autoridad del
rev de España, y los indios no 'se cansaban de
obsequiar d'muestros compatriotas. a
Ofrecióse entonees la dificultad del camino
que deberian seguir para ir á Méjico.
Los tlascaltecas aconsejaban que sé tomase el
de Guajocingo, país abundante y seguro, porque
los habitantes de Cholula,? sobre 'ser- traidores,
obedecian ciegamente á Motezuma.
“La opinion” de los: zempoales “era contraria,
porque desde que andaban: con los españoles no
miraban con espanto ningun peligro. Y
Dúdaba Cortés cuando llegaron nuevos emba-
jadores de Motezuma con un rico presente y la
noticia de que ya su señor'habia decidido dejarse
ver de los extranjeros y los esperaba en Cholula.
vieron los tlascaltecas en esta proposicion un
lazo y se opusieron:con mayor fuerza; pero Her-
nan Cortés tenia que aceptar so pena de quese
creyese que recelaba y se dejaba dominar. por el
miedo, lo cual le hubiera hecho perder todo: su
prestigio.
422
Las razones expuestas por Cortés fueron bien
comprendidas porlos de Tiascala,. y entonces de-
terminaron reunir.sus ejércitos para acompañar
á los españoles, cumpliendo así un deber de
amistad. ' - >
CONQUISTA
Algunos autores hacen «subir, hasta cien mil
hombres los que se juntaron, pero.aun cuando
fuesen la mitad ya eran muchos.
No quiso Hernan Cortés que lo. acompañasen
porque le pareció inoportuno cuando iba.de paz,
y solo permitió que le siguiesen seis mil, segun
él mismo afirma, y no. tres mil ó menos como di-
cen algunos historiadores, y
Llegaron á vista de Cholula cuando se oculta-
ba el. sol, y acamparon á las «orillas de un rio
- para pasar allí la noche.
A la mañana siguiente se acercaron á la. ciu-
dad, encontrando á los comisionados que salian á
recibirlos. y. que manifestaron gran disgusto al
verá los de Tlascala, diciendo que estos eran sus
enemigos, y no podian permitir'que entrasen con
armas en la poblacion.
Puso en gran apuro esta novedad á Hernan
DE: MÉJICO. 123
Cortés, y rogó á los tlascaltecas que Aacampasen
fuera de la ciudad:
Mostráronse sumisos, si bien otravez anun-
ciaron que los de Cholula intentaban cometer una
traicion. ]
No se équivocaban, como muy pronto«hemos
de ver.
Entró el ejército enla ciudad, siendo recibi=
do con demostraciones cariñosas.
Los primeros dias fueron muy obsequiados
los españoles; pero despues empezaron: á esca-
sear los comestibles, y habia en el aspecto de la
poblacion algo inexplicable y que nada de tran-
quilizador tenia. »
Sin embargo, no habia motivo. para quejarse
ni razón para justificar sospechas, y Cortés 'siguió
observando.
Tal éra la situacion cuando tuvo lugar un
suceso que salvó á los españoles.
Estaban estos con los zempoales alojados en
tres grandes casas contiguas; habian adoptado
allí toda clase de precauciones, y se alejaban poco
porque descontiaban. :
K
e
124 CONQUISTA
La ciudad 'y sus arrabales ocupaba una gran
extension de terreno, y los españoles no habian
podido recorrerla toda y apenas la conocian.
Una indía anciana habia hecho “amistad: con
doña Marina y diariamente la visitaba, tratán”
dola con'mucho cariño. cb 0
Habíase equivocado la anciana al apreciar la
situacion de la jóven, y creyendo: que ésta per-
manecia contra su voluntad entre los españoles,
le aconsejó que huyese y récobrase su' libertad,
ofreciéndole amparo y protección.
- Doña Marina” dió tuna prueba de su: talento
escucharido y-disimulando; habló de lo triste que.
era su esclavitud, y prometió aprovechar la: pri-
era Ocasión que'se le presentase para huir.
E
Conviene, —le dijo entoncés la vieja india, —
que sea pronto, hoy mismo.
+—Quien tanto tiempo ha sufrido puede 'espe-
rar algunos dias más, —replicó doña Marina.
-—Es que aquí te amenazan otros peligros, pues
por órden: de-Motezwma está todo preparado para
acabar con los extranjeros, y tú tambien perece-
rias sin que nos fuese posible evitarlo. Veinte mil
DE MÉJICO. 125
hombrés hay prevenidos á poca distancia,” y en
pequeños erapos han entrado” ya “en la' ciudad
seis mil. Se han repartido armas; hay en los 1en-
michas piedras de'repuesto, Y en: alguñas
es se han abierto“Zanjas; en cuyo fondo se
han elevado estacas puntiagudas, cubriéndolo
todo con ramaje y tierra para que así se timida
y se inutilicen los caballos. 009
Eséuchó con asombro dóña Martina, fingió que
sé asustaba y manifestó el déseo' deirsecinmedia-
tamente, lo cual haria sin dificultades, puesto"
qué nadie desconfiaba de ella; pero quiso “antes
recoger algunas de sus joyas, “que tenia ' en: “gran
estima, y se separó de la anciana, buscando! de
Corlés y participándole lo que sucedía. de el
La anciana fué inmediatamente presa y con:
fesó la verdad, añadiendo algunos detallef! de
interés.
Pudo desde luego Cortés mamifestarse elan: ;
dido; pero quiso más pruebas, y mandó que fue-:
sen em busca de algunos delos principales sacer-
- dotes.
Cuando estuvieron en su presencia, el vez
]
126:
de preguntarles: les echó en cara la fealdad de
su proceder, probando así que conocia pagigcia”
mente:el plan. o
« Turbáronse los sacerdotes, creyendo, “con
otras ' veces, e Cortés tenia el don de adi-
vinar.
CONQUISTA
Confesaron; y «fueron :encerrados . sigilosá=
mente. 3 a
Enseguida Cortés habló con los capitanes y
los de. Zempoala, participándoles. lo. que su=-
cedía; dé .n :
Prohibió que los embajadores. de ¡Motezuma
saliesen ni comunicásen con los indios de. la po-
blacion.- ;
. Envióse aviso al campamento de ls de Tlas-
cala, y se. hicieron todos los BIGuAzAbAOS conve-
NÍOntes. o. 1
Cuando llegó la noche, Hernan Cortés, dana
do una prueba más de que era un'hábil diplomá-
tico, llamó 4 los embajadores; diciéndoles que
habia descubierto «una conspiracion y que los
habitantes de Cholula se disculpaban, asegu-
rando que no hacian más que. obedecer las ór-
DE MÉJICO. 197
dene de Motezuma, que los tenia esclaviza-
dos.
Añadió Cortés que no creia que Motezuma
e cometido traicion semejante, porque no
ible que tal cosa hiciese un monarca tan
e, y que al abusar los de Cholula del nom-
bre e su emperador, cometian mayor crímen
que conspirando contra los españoles y que me-
recian el castigo más terrible, castigo que él
mismo impondria, porque era su obligacion de-
fender al gran monarca que con tanta benevo-
lencia lo habia tratado y honrado. - |
Claro es que los embajadores aseguraron que
Cortés estaba en lo cierto, y que efectivamente
los de Cholula merecian gran castigo.
Seguro estaba Cortés de triunfar, porque to-
do lo habia preparado muy bien y de acuerdo
con los de Tlascala, y la noche pasó sin otra nó-
vedad.
hub
FIN DEL TOMO PRIMERO.
A a A
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