A SEÑORITA MONTECRISTO
es insectos que bullen en la superficie
E In mundo que es lo mismo que un im-
"ceptible átomo perdido en
>
la inmen-
Sida
del universo, los hombres han que-
acer _entrechocar sus odios y Sus
5: mas la naturaleza, obe-
una ley inmutable, permanece
le as aún en la, Trumiedad.
pe cuando nuestros amig os lle
4 nto que altas operar sus a
las órdenes de Dewet pero que se |
£
E E continuac 1ón de la tral
$6 unieron á los burghers 2)
co.
ias: de Pia org,
> algún tiempo y volver en «seguida. A
lero de Macusu donde. fieles. A
de. orden, todos. los 1 hombres de e
Burghers 4
su regimiento debían de encontrarse en la
fecha fijada.
Para
ciso atravesar el Sabi y nuestros amigos
llegar á este destiiiiónn era pre-
ya sabemos que descontaban la ayuda de
Van Berkel para intentar. el entrar en po-
sesión del tesoro abandonado por el señor
Josselín. ;
Con los diamantes en posesión, se dirigi-
rían hacia la costa é introducirían el pre-
cioso depósito en sitio seguro. 4 bordo de.
«La Florida». |
Van Berkel y algunos burghers dental
prometido acompañarlos hasta la costa.
Esta vez podían considerar, big el éxito
como verdadero.
Pero los acontecimientos vinieron una
vez más á contrariar sus disposiciones.
Conforme á la táctiaa empleada en paí-
ses cubiertos de puestos enemigos, y espe- pe
cialmente en el momento en que se trata-.
ba de atravesar las planicies, | los boers, >
no viajaban de noche. A a :
Para no exponerse. inútilmente, acababan
de pasar una jornada en las chozas de
rruídas de un pueblo catre hacía tiempo
, abandonado. por sus. habitantes, Es situado e
en un ligero repliegue del terreno. dá una
, E distancia e un «Kopje»' bastante ele. y
Hpácia, las seis. cu Pe tarde, comenzaron |
los los preparativos de marcha, cuando varios
columnas. de
humo que se elevaban sobre diterentes 5 pu
notaron. espesas.
tos. del horizonte.
nguna duda había; eran “caseríos qu