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Cc. NU UNANAIANIZANANE
Nu y A : REVISTA NACIONAL 7
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Redacción: VENEZUELA 2708
Administración y Talleres AZÁRA 150
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ZUNZUNZNANI NULA
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CIGARRILLOS — '
DELICIOSOS
REVISTA NACIONAL
JUAN M. ALMADA TORCUATO A. MARTINEZ MAURICIO SANTANGELO ;
Jefe de Redaeción L Director Administrador
RAFAEL ). DE RoSaA, ARMANDO DISCÉPOLO, ENRIQUE DE MARIA pS ITADTA 5
Año | Buenos, Aires, Noviembre .25 de 1911 No 5
El viejo
Para EL FocóN
Va encerrando enel recuerdo, la canción de su. congoja... :
la guitarra vibradora duerme mústia en un rincón. toni
Y en el rancho miserable lentamente se deshoja
El rosal de su alegría... que dió vida á un pericón.
Una mano que lo aterra, noche á noche lo despoja
de la vincha, la vicuña, del apero y del facón....
¡Y hasta el pingo que fué un flete, al sentir su peso afloja.
cómo chúcaro de gringo trabajado y sin Yación.... «jeta
Ya no encuentra la mozada decidora y bailarina
ni. el cantor. que enamorado besa el pelo de su china, a
cuando el claro de la Tuna llega al rancho de su amor —_
|
Ni -un amigo. Ni un parsano que reviva su pasado...
Está viejo. Triste y solo como buey abandonado
que vá imcido á su recuerdo, al arado del dolor. PET
Bs, As.; 15, 11, 911 DomInGO R., Mavora
Corrida de sortija
Aquí un pelotón compacto de gallardos mocetones .
ocultando entre los pliegues de sus ponchos el puñal,
allá un arco revestido de verdes sauces llorones
de cuyo crucero cuelga la sortija de metal.
Suena el clarín y azuzados por la espuela los bridones
se deslizan velozmente por el verde pastizal o
y dejando libre cancha se separan los mirones + pr
pisoteando en el desbande cien vestidos de percal. FA
Y triunfa al fin un patsano bravo lancero de Urquiza”
que en nuestras Muchas civiles supo vencer en la liza > A
cuando. en ves de anillos de oro disputaba un corazón...
Y al sentir que lo saludar con una diana sonora me. Ta
recuerda los viejos tiempos de la hicha redentora Tus ame
y alza su pañuelo rojo como si fuera un pendón. Paños: 60 <A.
ANIBAL Marc. GIMENEZ: ,
te
y
El mate de leche —
—
—¿ Un matecito, don Paulino?
¡Para qué ha tomado: esa Muleariad
=—La molestia. ¡será suya, porque ese mate...
Esta intichachas de ahora, don Paulino, no son
las “de muestros” tiempos. Los extranjeros,
ión si actitud ner rasta, lo van cambiando to--
ro
“país. EA
ted, señora ?- ú Es o
está. en: "buena mano,
ts
E el gnsto..
—Después de usted.
me usted “el favor..
Sirvasé €: ¡hum, ¡hm
ión de -cumplimientos, don Paulino, que
ese mate ha sido cebado para usted, y si se-an-,
da con tantas pedagogías va usted á tomarlo frío
y va áeserle como purgante en la barriga. Noso-
tros, á nuestros años;'ya no estamos en edad de
andarnos con tantas: botánicas con las mucha-
chas. Tome .usted primero, que es la visita, que
ya tomarentos nosotros después.
Don Paulino hizo dar un semicírculo al mate
— de plata que tenía en la mano, ofreciéndoló á' los?
catorce necios que formaban la asamblea; luego,
como buen criollo viejo, estiró el morro hasta: el:
medio de la bombilla, erizando el bigote como uña
vizcacha. Su. horroroso semblante marcó aquella
expresión que revestía Aristademo en el Edipo
de Sócrates. Lanzó un escupitajo del tamaño de
un plato y devolviéndole el; mate á la sirvienta;
dijo: [
—Muchas gracias, misia Josefa,
—¡Cómo don Paulino! no le eu á “ústed el
mate de leche?
—No lo puedo tomar, señora A
——¡Si. lo. hubiéramos Sabido! -.. Andá, mucha-
cha, volenlo, * echale yerba nueva, poné nn fierro
á calentar y cebalo::con agua... ¿O a sua
amargo?
—BSeñora,
—¿Lo prefiere: dulce? .
—Cuandoes: con yerba argentinas, sí señora.
—Pues á mí (ohservó uno de los de la rueda) -
me gusta mucho el máté con “leche, ya “lo ¿eben
no siendo cón' leche...
(
"todos,
sis! Mate con ratón,
—¡ Quieren ustedes saber cómo fué que tomé
nte de un modostan... raro?
=—Sí, sí, Sí-cuente, cuente, dijo cada cuál dejan-
do si posición de necio erguido para. tomar la
ae tonto en expectación. Losmás.cruzaron la pier-
ha, ino retorció hasta losojos el bigote, “tosieron
las muchachas con: indiferencia; los ma-
chos con ahinco.
— Don Paulino comenzó:
—kEn 1881; enuna tardemny. fría de invierno,
llegné 4 la estancia de las Tres Cruces que queda
así como quien va de la estación: Chas para el
pueblo de Rauch, como unas doce leguas arriba,
al margen de un pantanoso arroyo: Jl sol acababa
de entrarse, S6/asoleaban las gallinas, las. nubes,
en contacto. coñ la tierra, escondían los* Árboles,
los cielos, los animales y la circundistante, inmen-
sa rueda rueda con su cobja húmeda, encenizada
y frífida., Pedí permiso para hacer noche. Después
de desensillar y. manear mi caballo. hiciéronme
entrar en la cocina, donde algunos hombres se
ocupaban en asar maíz, en referir los episodios
aventureros del día y len darle á la bombilla. En
+.el centro del cuarto, en el lugar construído con
y
Y
>/al mansito calor de “la viva y
canillas enterradas, una vieja espumaba un pu-
cherazo. y doraba una ensartada manta amarilla
alta flama, que ro-
bustecía de cuando en cuando con los verdosos y
trascendentes hastiones de la leña de la caliente
cénia/ En ese punto mismo, del fondo de la ca-
sa llegó hasta la cocina la gangolina de los pe-
!rTos, una vibrante voz humana luego, y pisadas
repetidas después, entrando á poco un jovencito
rubio de muy» buen aspecto, con-un gato boreino
, de la:cola, ya sin pensamiento y: paralizada la. san-
gre y que tiró cerca del fogón. La vieja se volvió
hecha una víbora, con su espumadera en la mano.
“¿Ques es. eso?” preguntó. ;
—hkUn gato. montés, contestó el joven.
—¡Gato montés! Si es la única gata que que-
* daba en la casa; estaba la pobre recién parida;
“los gatitos están en la volánta.
¿Está segura, ña, Rosario? ¿Está segura de
¡e ste... individuo no sea un gato montés?
con yerba argentina, parnanguás Ú parnanguag gia.
—i¡Qué rareza queno Je, guste el mate, de Je-
che siendo argentino!
—fAh! cuando es ma cosa tan rical,
— Riquísima ! Hi
—j¡ Especial! -
-—¡Maeanuda!
—El mate de. leche, Por más que digan, es una
cosa que manda earacú
—Me ha gustado mucho, señora; en 'ótro tiem-
po, era incansable; pero la última vez quelo: to-
mé me lo sirvieron de un modo y TATO....
—;Cmm eanela?* ! ve NN
—No, señorita. : a 25
—¿Con cáscara de naranja? a
Tampoco. : Tl.
—¿Con toronjil? -
—No aciertan ustedes.
—¿Con azol?
señor, Con ratón.
—¡Mate con ratón!
—¡Qué ocurrencia, mate .de Jeche con. ratón.
—¡Qué ocurrencia! Mate de leche COB. .e ¡AF . !
Algún inglés sería. >
—No, señorita, era arcentido.
—A wey, enentenós, don Paulino, cuentenós. ¡Je-
=—¡ Pero no sabe que el gato montés es color
tigre, y mincho: más grande? 3555005
— —Pnede haber degenerado, ña -Rosario, puede
haber degenerado. Lo-que es á mí nadie me quita
"del cerebelo que-este. felino, 'si no es montés cruza-
do, com nutria es por lo, menos. un: gato pajero.
Toreja y! enla cola
—Si es la gata borema, si es la, misma... ¡po-
bre , animal !,¿No la conoce en el zarcillo de la
rabona?
— ¿Zarcillo en la oreja? ¿Cola rabona? ¡Usted
principia..á envejecer, fa Rosario! Qué idea le
ocurre “de confundir al último de, mis radilardus
con este horrible Feliz onca! Esto que usted to-
ma por) Zarcillo es un-mordizcón de mi perro el
Guascudo y 'esta, media cola, que Je, falta... ¿Ha
acomodado sn caballo, señor forastero? añadió di-
rigiéndose á mí con un” tono que me desconcertó,
pues no sé si me brindaba: la hurlaz la ironía ó
el avasajo, todo elló contimma- encantadora somri-
en, elegantes modales y voz tan dulce, y sonora. —
Tn lo que de mí dependa quedará uste muy sa-
itisfecho: de las Tres Cruces: La icenaí será bastan-
te pasable;. pero, “por. muy fatigado que se en-
“cuentre dudo que pueda conciliar el sueño. Nos
ha venido, señor, una verdadera plaga, una de
las. se harbaridades de Egipto. Luego, cuando va
ya á acostarse, le aconsejo que saque la vela del
“candelero, la ponga en el suelo y se tape después
- hasta la
cabeza. De lo contrario, messicurs les
ratains no lo dejarán dormir,
—¿Quién es messieurs les rátains? pregunté.
——los ratones, me dijo en voz baja uno de los
| hombres que estaba 4 mi lado.
— ¡Caramba! ¿y qué, tantos hay?
—¡Un hormiguero! ya verá.
—bPero ¿por qué no los matan? !
—iCómo si la casa es una mina, si hay hasta
en las paredes, hasta... Este año se han comido
el maíz en al misma espiga, choclo no más, antes
de madurar. ¡Si da risa! Zapallos, no dejaron
2! uno, los melones lo mismo, verdes no más los
Mujereaban por “dentro. a
—Pero ¿para qué los han dejado cundir así?
—¡Qué quiere, señor! A don Adrián se le ha
puesto matar los gatos... dice que son” mon-
teses.,. Ved, hay tanto ratón aquí que ñi caso
les hacen los perros. Todo se lo comen, me han de-
Jan á la miseriy las guascas, me han cortan las
olas en tres partes. ¿Vé usté esta” mordedura
del tirador? De ratón. Mire mi sombrero, fijesé en
€l poncho, vea como andan por allí por los tiran-
es, mirelós en aquel rncón. Por poco, le. juro, por
Poco no nos comen á nosotros. Luego verá.
—¿ Y por qué les llaman así? :
—¿Cómo?
—Messieurs les ratains.
—¡Ah! esque el patrón dice que los ratones
"0 son argentinos.
A. todo esto, el joven dueño de casa preguntó:
—¡ Ordeñaron?
—ñSí, señor,
—¿Ataron la overa hosca?
—Sí, señor.
— ¿Sacaron mucha?
—Cinco baldes.
—¿ Dónde pusieron la lechiguana?
Di la dispensa. Como ha sido mucha ha ha-
duleo que ponerla en ese tacho grande de hacer
lag Oncluída la cena hiciéronme pasar á una de
did mejores habitaciones, donde me habían ten-
e 9 una cama muy decente, El cuarto estaba em-
¡opclado, tenía piso de madera y cielo raso de
ct. En aquel cielo las estrellas eran tan nu,
te Osus como las del firmamento, ostentando, en
ts una, diez lunas por lo menos en cuarto cre-
4 Ne. Aquella nueva creación astral era debida
Messieurs les ratains, como decía Adrián. Si-
ciendo su consejo me acosté tapándome hasta la
. za. Empezaba á dormirme cuando sentí rodar
Nopp, e dadero trueno sobre mi cabeza. Eran los
MTI señores que estaban fregando. Sentílos
eat por la pared con ligereza. ¡Plam! ¡pam!
pam! cayeron tres sobre mi cama, ¡choe! hizo
Potes dando, en su descenso, sobre una de mis
- 98. ¡La pucha! ana libra por lo menos pesaban.
e había puesto el candelero á mi. costado, S0-
T "na silla. Conocí que subían, que me mordían
ias, me oprimían los pies... Saeudí fuer-
E e las patas, dando un grito; busco los fós-
aia 10 puedo encontrar, toco un cuerpo es-
a Muro, tibio y suave, cae el candelero de la si
he y messieurs les ratains se ponen á
Nebo rodar “omo una campana por debajo del
+. Ctro, ú otros, dele eincha con una de mis
. t. de la madrugada pude dormitar un poco.
laja Pa el. sol saliendo cuando me levanté y
a la cocina. Adrián se me había adelan-
con toda su familia de peones y agrega-
hast
"do y
Cos ee
“taba en rueda (así como estamos Nosotros
ante el inmenso tacho, que medía la ter-
o de un harril, prendiéndole, los locos,
ate de leche, Acerqueme, empezando á descol-
garme también á la sustanciosa infusión que-co-
mo leche gorda y descansada que era, ya po-
drán ustedes figurarse.... Había. tomado unos
treinta y cinco matecitos; la olla estaba ya por
descubrir sa fondo y era necesario inclinarla un
poco para llenar el cucharón, cuando, Adrián suel-
ta una carcajada y me dice:
—Amigo, amigo forastero, qué tal le ha pare-
cido el mate?
—Riquísimo le contesté.
—bLe ha encontrado. gusto... ¿4 qué?
—Me ha parecido notar un sabor especial.
—¡ Sabor malo? y j ;
—Al contrario; un cierto sabor á vainilla...
en fin, uma novedad, un no sé qué de manteca,
de aromático..., '
— No le ha encontrado gusto á francois?
—A francois? cn
—ÑSí, hombre, á messieurs les ratains; —.
—¡ AMonssieur le ratain? Vamos, vamos, déje-
se de bromas,
—¡ Bromas? Recién reparamos al inclinar el
encerolón que anoche. han-naufragado dos. Venga,
vea que pelados y qué recocidos están.- ¡Ya lo
creo! como que han hervido .más?de dos horas! ,
SE 3 VICIORIO SILVA,
Mi guitarra
¿Habrá más noble instrumento
que la sonora guitarra;
cuya voz, pura. y bizarra,
trae dolor ó contento?
Es y fué que: todo momento
del paisano el lenitivo,
cuando algún dolor esquivo
lo resume en la tristeza,
ella humanamente expresa
su cóngoja en un motivo. ...
— : ”
Ella encarna en sus arpegios
del alma de las emociones, ,
y elevan en los corazones
sus miles acordes régios.
Con sus raros, sortilejios
se adueña de un pueblo austero... a”
cuando su canto hechicero y :
modula una careajada, '
Ó se desata abrumada :,... ;
en un llanto Jastimero. y
de
El payador exquisito .
de la pampa dilatada,
que su alma tiene embargada
por un amor infinito, p A
de su prenda, en el ranchito, !
con la “<viguela”? llorona, N
á esa criolla retosona, ETS
de almidonada pollera, :
su 'cariño le reitera iba ¡ !
con un juego de bordona.
El paria que habita solo
por la desgracia marcado,
que su razón ha inmolado
la fiera garra del dolo,
que la frialdad del polo,
hizo de su alma guarida; 4
va desgajando su vida,
babeada por el ultraje,
sobre el doliente cordaje
de su guitarra querida
CT
—[
EN
1 did
En Ja tarde dchora,
de un impróspero verano,
.cúarndo el sol pega de plano
sobre la pampa grandiosa;
¿nando la ménte reposa
dé Sus muchos pensamientos;
su voz Esparce á los vientos.
— que en el silencio extremece —
y la calandria enmudece
para escuehar sus lamentos.”
edi)
Dicen “sus notas divinas
como un enervante arrullo,
del linfático murmullo
'de las fuentés eristalinas,
del "gemir de las ondinas;
del bramido del pampero;
y dice su acento entero
con inefable lirismo,
todo" el sentimentalismo
del espíritu” campero.
RATAED JOSE DE, Rosa.
L ->0.es [5
“Raza Gaucha
Paro “El Fogón”
¡Raza Gaucha... que coronas
los arpegios .dé” bus TiMAS,
con el gemir de las primas
ó El llorar de las bordonas!
¡Oh, Raza !::- te: desnioronas
al peso de hordas extrañas, +
y al no bastar tus hazañas
para sóstenerte en pié,
¡siento morirse la” té
que se extingue en mis entrañas!
¡Raza Gaueha... que te impones,
trocando con tús luúdes,
las incultas multitudes L
en bravías rebeliones! Mi
Hoy admiro tús varones,
y tus milongas bizarras,
con que lloran tus” gnitárras
al comprender tu dolor,
¡que gime como el valor *
hago de potentes garras!
] Raza Gauchal :. cuya frente
se alzó... á'las"garras del húsnía,
á la imprecación del chusma, .
y al rayo dél sol ardiénte!:
¡TÚ obsery raste indiferente,
de tus pampas la'iñivasión,
y los ranchos de terrón,
nidos de risas y enojos;
¡convertirsé en losrastrojos 1
“ del campo de tú iMción! Pes
Con ardiente voluntad,
y pujantes tercerolas,
pusiste un dique á las olas
del mar. de la himanidad
¡Con ansias dé litertad,
tu esclavitud” "proc lamó
la independencia! 7. que alzó
" regociio DT ofumdo!
¡Y desnues que Meiste un mundo,
el mundo ta: desechó
Y después on la Maida.
naufragó con tu alegría
tn altanera bizarría
“rretas “pesadas, de poderosas, ruedas chirriantes
“apretado “por “el'-cabo un soberbio clavel so ,
un clavel regio que dá aromas en tibieces ener"
*».en:el.mar de tn amargura!
¡Y dejando.tu bravura
que abandonase la, esfera,
en donde la, montonera
fué carne de rebelión !.
¡Cavaste con tu facón
Ja fecunda sementera!
JULIO. MARIL,
> CEE e —
"El clavel rojo»
En. ese sitio el río sepa ia á sus orillas con gran
distancia, se, expande de. golpe. Sus aguas, qué
roncas de rumores han escarbado, sin tregua en:
tre, arenas, peñascos y troncos €: aídos, llegan can-
sadas, ¡vienen de tan lejos!.. | El imprevisto en
sanche; las-contenta, y se dejan resbalar tranqui”
has, haciéndole al Sol un cristal inmenso en que
macabran sus rayos; la superficie disimula tem
blores:en sus: sonrisas:... es que la corriente. n0
descansa, y desde el fondo marca sus musceula-
ciones.
Los sauces hacen militarmente la línea compat |
5 ta: y umbrosa; con la mirada hipnotizada en las
ondas; filósofos llorones del verde secular, cree
enel fin de “todas las cosas con fatalismo de
doctrina pobre, y allí están desde que nacen
esperando la última onda.
Haciéndole carrera al río, va cósteándolo un?
franja de tierra blancusca, muy téntie y muy am!
ga del aire, con el cual juguetéa levantándose *
él al menor cosquilleo de cualquier vientito tran
e : A
Es el camino: Pasó una vez un hombre, después
otro, y otro, y muchos; sus cabalgaduras dejaro!
miles de huellas sobrepuestas que mataron los
gérmenes de la vegetación .más atrevida; las e:
concluyeron el croquis con líneas profundas. La
tierra triturada, amasada,. vencida en su afán
celoso. de maternidad, se hace ahora fangal con Jas
lluvias y polvo, sofocante con los. soles: es.sn vel
ganza.. El hombre cruza. por, ella impasible, aca
rreando ¿la vida, ,para eso. se hace caminos, col
la ¡mensura infalible. del rumbo 6.14. fuerza mu
contrarrestable. de Ja costumbre.
¡AL trotecito » bien: sentado en un: Tuano nervio:
so,; de linda pinta; viene un :paisano: joven y sim
spático. ! A
El chambergo levantada el ala sobre la frente.
dejando el ovalado de una reafa donde la alegrí!
vá haciendo dulces rozamientos;
Enel cuello está anudado con eleirneia cam
pera, un' pañuelo de seda negra, yen el mido Yi
que: én' el plegado lujoso de sus pétalos há!
llevar? signos 6 palabras: legibles 'parael Jove
por que lo” contempla á cada rato “e pasan por
sus ojos brillazones de gozo.
Viene ''de verla y ella se lo' ha dado. ie
de allá, y no se explica como viene, pareciéndo!
que allá se le ha quedado alguna cosa.
Ela es una linda criolla, morocha rosácea:
tiene la epidermis del rostro tostada por la reso
Jana ardedora de los campos, pero en el seno a
cen su color de vida los glóbluos: sanguíneos: e
vantes.
El fuellazo “de” un viento vagabundo” parre e
can
Por
tue
ber
dis]
b der
Joy
Tes¡
de
gin
bar
Sen
lo
bas
Use;
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Sier
bre
un
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Se
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San
eS;
La
A
1
a
e
derse entre los sauces de la
4
Ya
A " as patas. del ruano, y le leyanta
<—. . espirales! de polvo que se” Te-
a atu en: el espacio, como vestiduras
E idas e hadas de poetas. románticos. En las
SMocaciones indolentes- de: una que va á escon-
NT u orilla; ha visto el
. a go como figura de mujer, y atajando: el
Suello detiene al ruano.... ¡E
de Pués, se sonríe xon gusto: ha visto fantasma
o uaradas. E Su prenda palpita en su ima:
+ ardiente, por eno "los ojos” en todas
SA e o. so mas. -Hntona- una “vidalita muy
a mientras el caballo vuelve 4 su trote
de un Á una sendita que «e escapa del cami-
o aja Á- meterse enel” río: allí está el
a tantes, el terreho bajo las aguas, se
- Ue que es el de otras veces, y entra. Aun
A A á la mitad del vado cenando se
_ e etenido con la sorpresa de sofrenada, im-
S sur el joven ha hecho cierta esclamación
A dura y se ha quedado con la vista
+ _ persiguiendo ún objeto que la corriente
. en su apuro: es el clavel que se ha es-
S hado en un descuido de su dueño.
da perdida. Infinita tristeza hace en el
> “a suplencia de su reciente regocijo.
la < Ne más la flor por mucho que alargue
Su a sobre la superficie de las aguas.
Sue pasando.
TE
vida e a OC os os acontecimientos de. la
Vez ue : que las preocupaciones la ayuden, esta
Cillos. Boca á la supertición de los amores, sen-
Clavel Y le hace pensar al joven, que, así como al
Ugún puede llevarle su prenda la corriente, de
-! otro amor más impetuoso. , "
a broma del polvo del. camino se renueva
e con seriedades de persecución. in-
ada. y :
pai-
pícara que, malabarca
Há Vadeado: el río.
otra ribera es uña cuesta, por que-el: ni
la tierra se levanta por sobre los. sauces;
ado de los trabajos prehistóricos: del agua
9 se abrió camino. pt :
“o queres: siempre pensativo, sube Ja. cuesta
del po. Na arriba: su vista abarca buena parte
Near aguas siguen corriendo y conversando
A. e ¿por dónde andará el elavel?
Mora ca. burbuja, en cada remolinito; el éna-
as, q baisano ve un punto rojo... En las ori-
alga “onde los raigones detienen para su adorno
Yuyos arrancados; y les hacen formar
das de tallos” y filamentos, hay grandes
a como ramos de claveles:... En
Con, la ua que hace la correntada donde pas:
os, > Tuerza, huyen infinidad de tlaveles ro-
log y los “giros Cirentares de las aguas de
“Alvelos _ se persiguen mos á otros muchos
o. e Y en el ensanche, sobre las aguas
y ma flotación uniforme y como dormi-
Claveles rojos”... los rayos del Sol chico-
y en in: , ..
“cuidas” E Superficie como víboras rojizas per-
“lang
10 abre los ojos con espanto, apreta
e )
Cha,
. 'amber Adi "e
lo ergo sobre la frente, arriba un bárbaro
Jazo. a
¡Há e: y desaparece: 1 |
Í o El río todo color. de sangre!
VICENDE ROSSI.
— ———-7 . —
_-
Y e — e. .——
a 1
: Y a
HE
Costumbres: Riojanas
La gotera
Allá, 4 dos leguas, de Vinchina y en, medio del
Jlano, levantábase un ranehito humilde y destar:
“talado, de riojana pobreza, cuyo mueblaje se
componía en la única. habitación, — cocma, Co-
medor y dormitorio; — de dos banquitos, de pi-
no, y dos catres compuestos. de un armazón. Tec-
tangular de madera que .servía de mareo a un
tejido de tiento crudo, sostenedor. de, un : colchón
en que la abundancia de la lana; hacía, perdonar
hasta cierto punto la confección primitiva.
En aquel rancho y entaquella mísera vivienda
habitaban des gauchos riojanos que, vivir Fa-
cundo, quién sabe á qué proezas estarían! lla-
mados. Pero Facundo pasó á-a historia, y los
riojanos tienen el derecho de dormir tranquilos.
Así dormían los del rancho; descansando: de
no haber hecho nada en todo el día, cuando por
fenómeno singular “en aquellos”? parajes | descol-
góse un aguacero de padre y señor mío, que co-
menzó por repicar en el'techo, resbalar á lo lar-
go de él formando charcos júnto-á las paredes,
para ir infiltrándose luego, resuelto á introducir-
se en el rancho y ver cómo podía fastidiar a Ja
parte de humanidad durmiente que dentro de él
había.... “E tU
Y cuando el agua se propone una cosa, tlaro
está que lo consigue. 1
No tarduó mucho en asomar entre dos líaces de
paja de los que formaban la techumbre, uña go-
ta curiosa, á la que siguió otra, y otra más. que
fueron cayendo á los pies de la cama de Calistro,
uno de los dormilones, que tuvo que despertar al
fin, conmovido, por Ja. helada sensación hasta
el punto de encoger un poco las piernas... tarea
hereúlea para todo riojano; que, se estime.
Pero las gotas invasoras mo se dieron por
satisfechas, y ensanchando,.su campo de acción
al propio tiempo que aumentaba su número, abrie-
ron en el techo un boquete. y fueron ,eonvirtien-
do el catre en laguna. (ib 207UU
Como es lógico, Calistro continuó; encogiéndose
á medida que la inundación avanzaba, y tanto.
creció ésta y tanto se aguzapó él, que llegó. un.
instante en que tenía casi todo, el. cuerpo enema
de la almohada. Pero mi por ésas cesó la lluvia
ni amainó Ja inundicióny Sino que, por el con-
trario; ensanchóse el boquete del techo y de pron-
to cayó sobre el éatre una verdadera catarata
que tuvo la virtud' de convertiral riojano en un
ovillo, y de obligarlo á pedir socorro á su:tom-
pañero que, al parecer, dormía ú puño cerrado.
—Chey! compañero... > najo man
Silencio absoluto. 7
—Chey! compañero!.:.
El mismo silencio. de.
—Chey! compañero! ...- Y
á las cansadas.
—Lévantáte, paque nie áyudis
—i Y diai pórque? ”
—No estais viendo que voy
más? EE ;
—Naa.”. Si hace como do horas que m'está
cáindo una gótera en el ojo y no lo cierro, y tí
ayudar!... $ Ae
á sácar la cama.
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—¿Qué querís, oh! — refunfunó el otro, allá
E | , : ,
á nádar aúrita no
enme E SIBTO..
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á aa estancia! .
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“Pico” ámpico””*
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— ¡Micáila, tu neurasténica
q cuasi me tiene tísico!
¿Te réis de mi enfermedad?.
e. un canalla!... jun bandido...
— Pero...
— ¿Y no tráis más: dotores?...
— M*hijita, si 10 hay motivos...
— Sos un ingrato!... un infiel!...
— OB!..."7y “aura”.
— Vos no sos dino
de sér dueño de mi: amor!
— Pero, 'mi' vieja...
“— Maldito,
una y milsvee eces, sea el día
en qué me 'casé contigo !
— ¡ Pero: porqué decís eso!
— ¿Ande se ha visto un marido,
que cuasi al:mes de casao
ahde de -farras; casinos,
restaurantes y cafeses,
y... Sabe, Dios qe otros sitios? hu
— No mintás.
— Mos ya soso olro!
— No .es cierto, solo he seguido
tus deseos. .
— ¿Que decis?..
— Que .por vos. soy un ridículo! s”.
Cuando te aparté pa novia -
no nsabas esos vestidos,
ni blanqueos, ni postizos,
Di te vide esos. corsetes, —
ni esos peináos de zapallo,
ni esos. pelos doradillos
ni esas bajeras de bolsa,
Ni... otras.cosas, que no digo!...
— Te has gúuelto un blafemiador! !
— Yos ti has giielto un geroglífico!..7/
— Calumniador á tu señora!
— Tu enfermedá nos ha hundido!...
—'Cuátido vos eras mi novio
10 estabas así... ¡raquítico!...
solo me hablabas del campo,
de tu gitarra y tu pingo;
y loy, sos puros firuletes,
puro calzón angostito,
puro eucllo con retranea
y bigotes retoreidos!:..
— Pero sives por darte gusto,
el mesmo dotor- me ha dicho
— ¡China, me estás calentando!
— (Llorisqueando): Y vos no lo hacés, Benito!
que hay que complacerte en todo...
— (Lora) ¡Y á mi me viene un estrilo!.
— ¿Que te faltat-
— ¡Cuando mama
se entere de estos conflictos!...
¡Yo me quiero divorciar!
¡Yo no quiero. más marido!
¡Yo me quiero dir con mama
.. ¡¡Me suicidio!!
¡Ansina te lleve el diablo!
E 1, ji, di... ¡Jesucristo!
¡Que ya. me vienen los niervos!!...
— ¡Aura vienen los lloriscos,
los, saltos y .pataletas! :
¡La gran flanta, me he lucido!...
— Sos un falsante!... ¡Ji a das
Cuando te unistes conmigo, ..
me jurastes... muchas cosas.
—« Y en que he faltáo?
— ¡Muy bonito!...
¿ Y entoavía preguntás?
>
Yo 10 hé colmáo tus caprichos?
— Menos uno... Ji, ji, ji!.
— ¿Y cual es?
— No; no'lo digo!
—- ¡No te he tráido á Guenos Aires?
¡Por vos no estoy cuasi tísico,
y reventao de los callos,
y de payaso vestido?
— Es que andando de ese modo
Jueís entre tus amigos!
— Sí... les sirva pa la farra!,.
¡Qué amigos tenés, Benito!...
— Gúeno. .. ¿que es lo que desiás?
— Lo que vos me has prometido...
y... después... ¡como si nada!.
te has ráido del compromiso...
—pPero no andés con tapujos...
¿que querés?... ¡hablá clarito!...
— ¡Cómo si no lo supieras...
— ¿Querés mas modas?
venite haciendo el tilingo!..
— No es ceso.—,
2 Descas albajas?... ¿vestidos?,
— "Tampoco...
— ¿Será un palacio?...
¿Querés que me hagan Menistro?...
— ¡Qué esperanza!
— ¿Y presidente?
— 'Tampoco.— E :
— ¿Que sea arzobispo,
á ver si llego... hasta Papa?.
— Yo quiero algo parecido...
— ¡Cómo!
—¡Qué... seas... papát...
—¡ ¡Ahijuna!!
— (Haciendo pucheros). Siempre me has dicho;
cuando andábamos de novios,
se llamaría nuestro'hijo:
si era mujer, Simeona...
y Simión, si era machito!..
—Casarse con nurastéticas
es pior que pegarse un tiro!...
— (Lorando) ¿Cuando enMi tu palabra?
¿Cuando hacés lo prometido?..
— Pero... ¡mujer del infierno!
que nos hemos enyuntao...
si hace apenas mes y pico
— Sos un mostro!
— ¿ Vos ti has crido
que yo soy “el tren eléutrico,
¡Puro jarabe de pico...
— ¡Vos no sos mas que un idiota!
) le telégrafo sin hilos?...
dispués... todo es parada 5
porque al final sos un guiso!...
— Micácila!... te compadezco.
— ¡dJi, di,.Ji, J11.... ¡Que martirio...
En euanto llegue d dotor
se va por ande ha venido...
— ¡Ya ni querés que me curen?...
— Para eso, basta conmigo: :
pa tu mal hay dos remedios... ue
-— Cuáles? -
— ¡Garrote!...
6... ¡mellizos!...
ENRIQUE DE-MARIA.
A
NA E
—
0
ho
Un bailecito
n- bailecit
——
—buenas noches, doña María.
—KCómo te vá muchacho?
—bien. Supimos que estamos de fiesta y vine
con Gustavo, Chinehita y Florian; todos traen los
instrumentos, y si nos permite dar unas vuelti-
tas, tocaremos de cuando en cuando.
—No están punteados, ché?
—Qu esperanza!
—Hacelos dentrar, pero con juicio que, si me
arruinan el bailongo, los amuro.
—-Dentren muchachos...
Y al compás de un tango voluptuoso, hacen su
entrada cnatro garabitos engestados y, saludando
con un salute, se sientan en. cuatro sillas que la
gentileza de unos concurrentes, le ha brindado.
La escena es pintoresca: las niñas trajeadas con
Mmuselinas chillonas y “*coiffures”? extravagantes,
Chismean. Los jóvenes, endomingados, con melenas
lustradas. á base de aceite de Oriza y hediendo
á “Bouquet d'amour?”, bailan ceremoniosamente.
—ÚUigan que osquesta, — exelama la dueña de
Casa. — Tocan muy bien, inejorando lo presente.
Aproyechen Chicas. A ver, vos, Rudecindo, sacá
á la ñata, ¿que estás haciendo?.”. y vos, ché, no te
estés achicando. Bailen, no sean turumbas! Esta
Música no se oye ni en el Colón! ¿mo es verdad,
Don Angel?...
—Ma qué!... Nun dica suneera, doña María...
Cuesto le una cumpedrada... ,
—bPero linda, eh! Vea, sin desagerar, yo me
quedo con an tango dormilón que un ZLuchada la
Estela, por que aquello es música pal óído y esta
bal corazón.
—De curderito. Cuesta doña María.... Ma...
Fíquese un po qui cumpedrada fa Aniceto. Le
ma cuchinada; le mete la piernita, le fa una re-
faladita safada 6 anque amurosa y la mochacha,
Cuando decan de bailar, se quedan culurada, cun
una emusione... Ma qué duña María...
ne Vea; pa mí que m*e criao en lo del finao
Torres, oyendo música seleta y que conosco más
biezas que patachos tiene la rivera, me quedo
ton esto.
—YVa bene. Osté é ostée, nun dico piú.
—€Con permiso. Cómo han tocao de lindo! ¿Sa-
Ye cantar alguno?
.—Cómo no... Che, Chinchita, cantá algo....
an á oir un zorzal.
—No se nada... Qué calor.....
—UCantá, no te abatatés.
—Cante joven; está en su casa, — interrumpe
a hija de la dueña:
— Señorita, yo sé gritar solamente, nunca canto...
—Ché, mamá, decile que cante... Cante joven
10 se haga rogar...
— Vamos amigo, dice doña María, aquí nó se
achica nadie, cante y se acabó, Empezá che. Acom-
bañalo....
Suena una guitarra y una voz gangoza y des-
“mplada, ataca con el nocturno de Acuña. Se
tus penca y rueda al cantor. Una señorita en
baja recita pésimamente los mismos versos.
Efmimna y grandes aplausos saludan al cantor.
Concurrencia comenta las facultades del jo-
, alguien aconseja de estudiar ““por que es
Una lástima que pierda esa voz”. ..
Me le parece, don Angel? interroga doña
ee duña María. Guarde: inta in mer-
o, binetto, dal puestito de gayma de mi enyi-
paró 1d Gl canta cuesto, lo amasan, per que
1 gillo,,..
—Usted, siempre -es así, -lo .suyo vale más...
Bueno.... i [
Sigue el baile, hasta. que el día asoma curio-
«cando el holgorio.. El bostezo corre de boca en
boca. Para no dormirse, varios, chistosos matean,
narrando cuentos, de pésimo gusto, pero que causan
hilaridad. Varias, mamás :cabecean. sigilosamente.
Algunos tanguitas, entre contorsiones candomberas,
exclaman: “Che, Mariano, dale cancha que va
cabeceando”?. “ Agárrese prenda, que, vamos á
dar una media luna con viento en popa” y si-
guen rítmicamente bailando. El; calor yla hora
han hecho estragos en las ““toilettes?” de las se-
horitas. Se arigina una discusión, producto, de riva-
lidades intensificadas, por el alcohol,: que: degene-
ra en un campo de Agramante. Se hace una dis-
persión, general, un músico antes de hacer mu-
tis se lleva un pollo. de sobre una mesa. Calote
general. Trompadas” y palabrotas altisonantes, á
granel. Interviene Ja: dueña de casa, con la polle-
ra arremangada y útronipadas y empujones di-
suelve en el disturbio uno de los tantos bailecitos
que, “para pasar el rato”? y pescar un novio para
Ja hija, dan “das mamás económicas” de muestro
medio. ; MEN
RopoLro M- DE EYZAGUIRRE.
,
Tristeza criolla
Tristeza criolla
Popular tradición de esta tierra
que empañada por otros albores +
hoy contemplas marchitas tus'flores
porel. tiempo” implacable y“ traidor,
todavía” no estás” en- olvido ña
por completo, ptes cual un ejemplo,
en mi pecho al igual que en un templo,
pese al tiempo, te queda una flor:
Se han perdido en el pasado
los recuerdos de esta tierra
y en los llanos: y la sierra
el silencio es general;
ya el paisano no atraviesa
Ja misteriosa laguna,
ni se oye en noches de luna
el pericón nacional.
Ya en el rancho no naeen las flores,
ni se ve la guitarra colgada, dE,
ya no ' escucha la verde ramada A
el idilio campero de ayer;
ni se sienten rodar las lloronas
al-compás: de un malambo en la siega,
ni se-escuchan los “tristes”? de Vega"
recordando el perdido querer... 1
Ya el gaucho junto al palenque,
no ensilla el pingo, prolijo;
el: sombrero: con barbijo He
desapareciendo fué;
han cambiado las costumbres
del rodeo y de la esquila; +
el chiripá nose estila 1d
y el mate ya no se vé.
Se acabaron las yeras de antaño
de la vida pampeana el cogollo,
y ese amor legendario del criollo
que juraba ¡en la: eruz del facón; !
la silueta del paria sombrío,
forastero de triste mirada,
que aceptaba siniestra payada,
de la estancia en el viejo” galpón.
—
— e Ei
e
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2 mj lao flaco, lo confieso,
La morocha de ojos negros
S/queé en tardes de primavera,
recostada en la tranquera, -
50-iesperaba al payador;
* 77 la leyenda del matrero
que en el pajonal vivía
5 717 ú en lejana toldería
DON: buscaba asilo mejor.
" Todo' aquello llevaron los años,
oy ni rastros! encuentra el pampero,
niren las cañas, sostén del alero,
las exlandrias se suelen posar:
esa Pampa callada es la tumba
dondé duerme una estirpe vencida,
- > lartapera” su loza impulida,
y su cruz el ombú secular:
JULIAN DE UHARRAS.
—— Conseja
; En medio de Ja -Pampa se levanta
Un vaneho de Tuínas, triste, abendanado,
Que combaten los vientos y las lluvias
Yuen las noches alumbran los relámpagos,
En Jas obscuras noches del invierno
En que vá la tormenta por los campos,
En las obseñras” noches. en. que. gime
Como uns 'én pena, el combátido rancho.
Viejos: Arboles, troncos carcomidos,
Acá-y allá, — Jos unos coronados
De sus verdes famajes, los: más viejos,
Tristes, doblando su; deshechas: ramas,
Altas malezas y rabeados cardos, —
Se alzan: entorno; y en la noche gimen
Ee alzan en torno; y en la noche gimen
* Todos ignal que el combatido rancno.
En la negrura- de la noche envueltos,
Moviendo: sus ramajes desgreñados,
Semejan almas ó fantasmas negros,
En macábrica danza; y á los rayos,
De la pálida luna, en otras noches.
Vestidos. todos de cendales: blancos,
Inmóviles, dormidos, arrebujan
En negra sombra el solitario rancho.
Lugar fatal de tétricas leyendas
Que van de boca en boca por los campos,
Con religioso horror, :desde- el camino
Lo ve al pasar signándose rel puisano
"Cuando lá tarde llega — de esas tristes
Tardes de obscuras brumas y mublados,
Desde lejos medroso, el pasajero,
Mira y se aleja del sombrío rancho.
Y dicen que en las noches más serenas,
Cuando dormita el viento entre. los pastos,
y la bruñida luna desde el cielo
Viste de plata” los silentes: campos,
Se oyen suspiros: y gemidos tristes,
De una mujer: el obligado llanto,
Y ladridos de perros invisibles,
Rembrjados enurdiane de aquel rancho.
SEGUNDO JJ. VILLAFAÑE.
MI DEBILIDA
A una chinita que conozco.
En cuestiones del querer,
soy como: laueha pa” queso;
siempre ha. sido la mujer.
Si una china llego árver
que medio me llene el ojo,
aunque me cause un enojo,
sin temor al risultáao
ya me le prendo al costao
como en la lana el abrojo.
Y ahí no níás, junto á la oreja
le vuelco mi corazón
en una declaración
más sentida que una queja.
Si al primer tiro no ceja
la ataco pa el otro flanco,
y como yo no soy manco
ni feo como tormenta,
de cien casos, en noventa,
sE qu”hé de dar en el blanco.—
JULL
El Progreso
Para “El Fogón”
, Verde, muy verde... ver de, el campo duerme ba-
Jo el azur del cielo... bajo el azur límpido, bajo
el azur sereno... El campo duerme...
Dos nubecitas muy blancas... blaneas como dos
trozos de algodón vírgen flotantes en el aire,
blancas conio dos velas flotantes en el mar ver-
de... verde, blancas como dos copos de espuma
estremecidos sobre grisácea cima de tina roca...;
N ZoDAO.
,
dos mubecitas muy blancas que tiemblan, tiem-
blan,. Dos nubecitas que duermen...
Y... como perdida entre el verde del campo,
una tapera añosa, una tapera que duerme, una
tapera que no despertará más con la tosca melo-
diosa, carcajada... de la de ojos negros y rasga-
dos, de la de senos vírgenes y voluptuosos, de la
de cabellera espesa, negra y larga, de la de cuer-
po ágil y ténuo, de la morena esbelta y graciosa y
pura de rítmico inocente balanceo... Una ta-
pera añosa, cófre de purezas antaño... que no
desper! ará más con la tosca melodiosa carcajada...
de la morena de rítmico inocente balanceo que sa-
Tudaba al Sol que Ja saludaba á Ella al desper-
tar... Una tapera que duerme...
... Y, más tarde, y allá más lejos... una car-
pa, varias. carpas más,,.; y tin clamor de frá-
guas, de fráguas enrojecidas por el reflejo de
las lamas de otras fráguas...; y un rugir in-
forme de muchos fierros que las mazas contra el
yunque aplastan...; y muchas voces que vomitan
destempladas motas guturales... Muchas voces
que enuncian Ja hora del trabajo...
=> ?
— Era muy bella la morenita de rítmico ino-
cente balanceo... Primero, una tristeza infmita
atrofió Ja sonora inocencia de su tosca melodiosá
«arcajada... Luego, su exhuberante pecho de vír-
gen griega se hundió. .. El místico erotismo de sus
ojos “desa apareció tras la tétrica melancolía... La
rústica glácil tez morena con su larga cabeller:
negra «e transformó en una como figura plás-
tica... St voz con trmos de calandria no pudo
cantar más al gaucho que tantas veces la arrulla-
se hasta la vaguedad del ensueño... y la guita-
a desapareció bajo el polvo y las telirañas. .
?
—Sí. Murió
?
o comprende?... ¿Nada le dicen ese
rugir “de hierros y ese elimar de yunques?...
—Ah!....
, FELIX ESTEBAN CICHERO
di
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Ol
Ta
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bios
TEATRO NACIONAL,
Resaca
La tereera del Conturso
Ya somos tres. Así exclamó “ Resaca” después
“€ su consagración. La tercera obra del Concurso
SC presentó á disputar los primeros puestos, va-
"Entemente modelada por su aitista. Tal vez mo-
mentos antes de levantarse el telón, el autor y los
Mérpretes temblaban!... Oh, ironía de la me-
“a hora! y
La expohtánea y buena acogida que tuvo *“Re-
ea , sin exajerar el aplauso, probó evidentemen-
e la imparcialidad del público honesto.
_ Desarrollada en ambiente estudiado con medi-
qución, los personajes de la obra exteriorizan con
e y sin flojedades un pedaro de vida, de vi-
y amarguras, donde las almas amalgamadas
AN el barro, bregan por salir á flote. Asoman á
va operficio. Respiran. Ven la luz... Ya se sal-
Le Pero no, la cadena los aprisiona, el gar-
e - muerde, y la corriente vuelve á lle varlos pa-
A Undirlos otra vez. Y así... El banquete del
“perdicio, ha pasado ante nosotros con relám-
Agos extraños. Quizá el autor, lleno de ansias —
Tan e de desear — intentó en-los que lo escucha-
E aer partidarios de escuela, pensando que en-
a 0S, muchos, arrojan á las mujeres al lupa-
, bara después intentar redimirlas,
amos en tanto cómo habla la obra.
Catriz es la eterna mujer que lleva en sus la-
lo mentira del momento, y en su corazón un
ta, e te roras informes. Satisfecha á ratos, lle-
Nacho: ansias en otros. En-ella prima el pasado
je donde i lució como una reina. Las
Ta mire del fango tienen sicmpre en su haber las
,seencias de sus festivales y el orgullo de
quee que bailó el mejor tango con el mejor
: :
de U matrimonio con Faustino, lejos de apartarla
se
ba
en: a. la aceren más, fatalmente. Taustino
EA Marido sin carácter, ramplón... Marido al
has le y que el alcohol, lejos de apagar sus pe-
los An bastante estúpida por cierto — se
Ta del e con fulgores de crímen, Esto lo ale-
Nombra logar. Ama á Beatríz, Pero es tan poco
eatrjy a regenerar! La lucha se entabla, y
A Mujer eniendo á sus espaldas á Pantaleona, á
LO sa Ane modeló su corazón y su cuerpo, y lue-
Mrans; 'z0 came de ella, azuzándola, se muestra
» “Sente y dominadora y la convence.
izo go D. Guido, padre de Faustino, da sus
SIDA, ua su hijo, dice cosas quizá bonitas, pero
dre e Catmilos para el lengnaje de un pa-
Ing Mu Después _de sostener, inoportmma é
e una disputa patriotera con Pan-
ld as los chistes gruesos, Aunque bien
ta acen ruído y provocan las risotadas, tra-
Olvig, ONvencer á Beatríz que ame á su hijo y que
tas y Ese pasado cuyo reflejo le traerá amargu-
Vi a Peligros. Tanto habla, tanto dice el pobre
to PA vez más enternecida que llevada al
a do entr aceede, y austino y ella
erectan “ariñosamente. Y aparece él. El tipo
¿Quién "ente pintado, con verdadera maestría.
0 ha oído ese grito peculiar de los ca-
Ea
N
rreros compadritos y vendedores de: ““Sándia...
sándia colorada...?”” ¿Quién no ha visto su pose
haragana y requebradora?... El, en cambio, vo-
cea: *“ Resaca y tierra negra. ..””. El abrazo, des-
fallece, el frío cunde, el ódio que va gestando
Faustino, estalla. La vida es insostenible, El vé
que aquello continúa. Que todo es mentira. Que
esa mujer. es la misma -de antes, y que Resaca es
el feliz rival que lo insulta con su. grito: ** Resa-
"a y tierra negra...?? Faustino huye enloquecido,
Aún no puede estallar. Los hombres así matan,
pero cuando ya no queda otra solución. “Resaca”
entra. *“¿Lo viste á Faustino?... Sí, corría como
un loco...” El amor de estos: dos personajes, li-
gados quizá porqué dolor de ambiente y qué afi-
nidades naturales, revive, y £e confunden y se be-
san, El improvisa un baile... (enteramente pre-
cipitado). Tiene unos músicos amigos que están
cerca, y verá ella cómo se divierten. La murga de
los eternos suburbios cunde y el tango rompe con
tin requiebro aquel dolor que aún palpita. Se ríe.
Se provoca. Surgen las rivalidades de bailarines,
etc. Los personajes están bien colocados. Cada
uno dá Ja nota del mismo ambiente y de la di-
ferencia de vida. Beatríz y Resaca sostienen pa-
sajes hermosamente pintados. Hay detalles en es-
tos personajes de una. observación diabólica. La
vuelta de Faustino. convulsiona al. auditorio: El
inarido, enfermo ante tal baraunda que lo ofende,
increpa, insulta, y de la.lucha brutal de Resaca
con él, la peor parte Je toca .á la ley. Vuelto en
sí, esgrimiento el arma-criminal, intimida á la
concurrencia que se desgrana. precipitadamente.
Luegc, en un momento. de desesperación, arroja
el revólver y llora amargamente sus dolores, y su
impotencia. Resaca arranca partido al minuto y
exhorta 4 Beatríz 4 huir, á seguirlo: “Vení, va-
, dejá-á ese loco, .. ” y huyen. Vuelto á la rea-
d, Fauetino busca, llama, grita... Beatríz no
contesta. Salvaje y miserable y lógico, dentro de
el persenaje, corre en busca de aquellos que lo
rtirizan y que inconscientemente lo arrojan á
ircel. Llega á tiempo, oh, felicidad de las
! Los vé y mata.
lfay algunas minuciosidades defectuosas en la
obra que Si el autor pudiera corregirl dejaría
plenamente satisfechos. á todos. Las aspiraciones
generales se llenan. La obra es buena. Vigcr, hu-
manidad, lógica, belleza. El que escribió “ Resa-
ca?” además de una promesa, es un autor. 1.
La interpretación, correctísima. Solamente así
las obras se ven adornadas con detalles que algu-
nas veces malogran — casi siempre — dado el
desgano y el poco estudio de los actores,
Blanea Podestá y. Vicente Argentino, irrepro-
chables. Segundo Pomar, bien. Ballerini hizo una
“Resaca”? impagable. Franco, ferrer, Bozan y
Anita Podestá, dentro de sus papeles con admira-
ble seguridad, Es verdaderamente asombroco!
“Resaca”', irá muehas noches, y con muchos -
aplausos calurosos, dada la honestidad y el esfuer-
zo de su autor.
ab,
FRASCUELO,
Vencido
La cuarta del Concurso?”
Era bella endemasig” a pepa de un con-
eurso de obras: buenas, y en-el”que”si no había
revelaciones de Arte puro, por lo menos, no se
tetrcgradaba En muestra pobre producción nacio-
al, se pueden contar con los dedos de una sola
mano los autores honestos que tienden á-1n me-
Joramiento. Recordando, pues, la falange abruma-
dora de deshonestos, mantener los baluartes con-
quistados, es un triunfo, Así están las cosas.
, “La hora del balcón”, auque de tema y tipos
manoseados ya, es decorosa. “La guerra”, más
que decorosa, es, por momentos valiente, de ten-
dencias sanas, con meta hermosa sino contegnida.
“Resaca”, descubre una pluma firme, bien tem-
plada en la tinta de la Verdad, 6 indica una es-
peranza éasi realizada, pero... la cuarta, ““ Ven-
cerdo”... “No. podía ser! Era demasiado hermo-
$0!... La cuartaes la”... **Véncido””
Fuímos al teatro mal predispuestos. Decía” tan
poco el rótulo. Exteriorizaba una vaguedad tan
mocente ese broche de oro y ácero que debe ser
el título, sobre todo para un trabajo t atral, que,
francamente, llegamos. al foyer mal irmpresiona-
dos... Mal impresionados, 'pero tranquilos, pues-
to que, poco conocidos, es decir, no habiendo ha-
blado mal de muchos, nuestra palabra no tiene
poder < de sugestión y nuestra ansia noble ho arras-
tra a madie. Seguramente el autor anónimo á es-
toni no debía temer muestra- presencia modes-
tísima, Desconformes, no transformarfamos Juego
pareceres altrui desde ta mesa 'de café en que,
entre copas; se le comentase.
AI maugurar esta sección dijimos venir sedien-
tos de obras buenas, ansiosos de superlativos, pe
to también, y si no lo truzamos 16 dejamos entre-
ver, que llamaríamos Á les cosas por nombres pro-
pios, sin presión de amigos, que hielgan, y sin
partidismos” de enemigos, que repugnan. “ Venci-
do”, entonces, es in bodrio. Y lo decimos, no
por que Ja obra merezca dos párrafos de erítica,
sino para la Comisión de lectura.
Si en las piezas que restan por estrenar, no re-
sulta palpable la pobreza de odre dé Ta man
factura nacional, y si sale algún desahuciado, voz
In cuello, con una obra mejor que Ja del viernes,
vamos 4 tener que ereér quien sabé qué cosas de
los selectores, Y sería lástima ponerse á dudar,
también, «de reconocidas honestidades Pero no se
trató solo de personificar: e en Jobs y leerse, már-
tires, tedos los adefecios presentados. Se trató tam-
hién de Ser conscientes y repudiar los peores —
ya que no elejir los mejores — y erigidos en sa-
pientes — desde que aceptaron el cargo — apar-
tar realidades ó esperanzas posibles de entre la
estupidez y la pretensión: Señalar la espuma de la
Charea, aunque Extraños al mejoramiento tea-
ral, aunque comerciantes ávidos impusieran so-
hornos, indicando lodo. El Dr. Pico y el señor Gar-
del tienen la obligación de cuidar sus reputaciones,
conquistadas nob le € inteligentemente. Su labor
honestísima te lo ex je, y los compromete la asis-
tencia del público á las representaciones del Con-
curso; confiado á la seguridad de su censura, en-
vado por completo á la satisfacción de su con-
fianza. El pueblo cuando ve el error en los que
creyó, sufre, pero cuando los siente fracasar, ol-
vida, es decir, le aplica 1 pena capital: dolor más
imience. El doler es repudiado, ento hees, el público
tiene el derecho de la exijencia.
emos tenido que sufrir la reprosentación de
obras más malas que ** Vencido ”*, porque en nues-
tro teatro se vé de todo, pero tan inocentemente
pedantes, no. Cada escena, cada frase, y cada -
chiste y cada lágrima es una manifestacióne aca-
hada de la pedantería más ingénua. Y el músi- -
co se deja arrastrar inconscientemente, y arre
mete "contra mos concertantes 4 tuarenta voces -
que ni ““Boheme””. y decimos ““Boheme, por-
que en cada frase melódica el bueno de Puecin:
ha sido zarandeado de los cabellos.
Pero, ¿qué es lo que se representó el viernés*pa-
sado?... ¿ un sainete?... No, porque sainete es
un puñado de tipos cómicos entre los que se en-
maraña una nota de dolor, un hilo de amargura;
de seda 6 de cobre, pero hilo al fin. Copia de un
ambiente risueño, exajerado con habilidad, donde
la pena se empape con las lágrimas de la risa. -
La queja, suavizada por el gracejo. Y. cuando el |.
drama aparece, Te olvidado de la carcajada,
copia exacta de la vida, — que jamás puede aban- |
donar para siempre los andrajos, — el saimete es |
Guynplein: se palpita el dolor y se ve la muecu,
la caricatura, copia exacta de los hombres, forza:
dos á llorar y á reir á un tiempo mismo. Y el to-
do, iluminado por un reflejo de Arte, por una. mo
dalidud firme, por. un, ansia de verdad y de es:
cuela sana. El sainete es la labor teatral más
difícil. El sametista cuando hace llorar, ríe, y
cuando hace reír, se tranquiliza. En nuestro teatro
se le denomina sainete á cualquier loquero que -
haga eliana todas las penas que uno lleva á sen
tarse en la butaca de platea, en la tabla del par
ratiso, 6 en la silla del palco, Es que Buenos Aires
tiene ganas, necesidad de reír de sus andrajos -
—ecomo en los sainetes, — y perdona todo, hasta
la imbecilidad, con tal de que la baba cel idiota
lo haga reír y olvidar. En otra, forma no se expli
caría su benevolencia mansa, su pasividad de bes:
tia, teniendo la conciencia que, á veces, exterio:
iza su pobre condición de paciente amorfo, en la
ape lo han colocado sin que se dé crenta, esa fa
lange de antores que nos ha salido, manejando €
bisturí del Arte y de la Ciene la, como manejan €
remo de salvación en la vorágine en que se aho:
-an, Ó como, en él horno, Ja pala del pan cof
que se lo ganan ,
El. que nos Jea, creerá inoportunos nuestros
conceptos, pensará en exajeraciones ó ensañamier
tus... es que no hay ya donde apagar esta sed de
decir cuatro verdades, en hor:enaje, y debemos
conformarnos dicióndolas para salpicar barro. y
que ya no se soporta una avalancha de insulsés
y de inconsciencia como la que estamos aguanta”
en estos últimos tiempos. ¿ecomendados
hovatos sin meta, — que si la tuvieran... hasta
se podría esperar — Teneficiados, que sin 4
migaja de talento — esa materia que yemos Té
partir á manos llenas cobre des acólitos de Ta:
lía — 6 por habilidades comerciales, arremete?
con programas como para hacer e á Cristo
su cruz. ahora concursantes, y Juego... Do Y
bemos qué otro híbrido. El veneno cunde. Í
lo que es peor, el tóxico se va haciendo ya ino
fensivo para la” masa del público, que. de tante |
tragarlo, estragado el gusto, ya no paladea mar
ares, y va al teatro para abrir la hoca y cuan :
sale y ya.n0 puede articularla y decir: *“esta boca € -
mía” a
Porno. |
co EE
La mala vida
En la función organizada á beneficio de E Y
actores Vellión y Cincioni, realizada el jueves q
del corriente, en el teatro Apolo, se estrenó el arar
ma en un acto y tres cuadros, de Vicente, A, Salar
verri, cuyo título enca "beza estas líneas.
05
1
es
Xx
El primer cuadró es un café, al que concurren
periodistas noctivagos y gente de peor vida.
Entre los primeros se cuenta Aldama, un joven
tuyo pirronismo le carcome el cerebro y hace sen-
De pronto entran al café, bruscamente, Maria-
tirle exhausto para la lucha por la vida.
20, un relajado sujeto de la más baja ralea,
y Rosa, su concubina.
El malevo arrabalero, que lleva Ja razón en los
puños, á raíz de' uma negativa de la mujer á un
Pedido suyo, pone éstos en acción, provocando el
hecho la consiguiente indignación en la concu-.
Trencia,
Aldama toma la defensa de la mujer maltrata-
da, y el malevo, ante la impotencia de esos sus
puños, apela al primordial recurso en esos Casos,
al armá cobarde, hiriendo 4 Aldama gravemente.
Este va á un hospital y Mariano 4 la cárcel, de
la que sale fugado, mientras Aldama se encuentra
restablecido. :
Aldama y Rosa se aman, Esta le ha visitado en
Su lecho de enfermo. Las leyes psíquicas vuelven
a imperar, como siempre, uniendo á los seres
en al desgracia. Los dos son huérfanos de afec-
tos, y la necesidad, invisible y desestimada crea-
dora, los funde en su retorta, noble é intensa-
mente.
Y cuando Aldama, entonces, se siente fuerte pa-
Ta el trabajo, cuando reniega del escepticismo, y
Sueña con su viaje á París, en unión de Rosa, apa-
rece el genio fatídico, y sostienen una lucha des-
!Sual que resuelve Rosa, con un revólver que guar-
daba debajo de su almohada, disparando á Ma-
Tano un tiro mortal, en momentos que la situa-
“ón de Aldama peligraba.
Rosa quiere huir con Aldama, pero éste, repro-
ndo su hecho, manifiesta que ya es tarde. La
libertad de ambos de la dañina persecución del
Malevo, arrebátales la libertad de acción.
Tal es, en síntesis, al arguniento de la pieza,
OS tipos de Rosa y Mariano están trazados, aun-
que á grandes trozos, con certera pluma y cada
Uno dentro de su modalidad, es sentido. Son fi-
Suras vulgares, esas figuras abundantes que pasan
Sin dejar huella, pero están presentados con arte
Y verdad, y he ahí el mérito del trabajo.
El personaje de Aldama, es un caracter, St des-
9 del conecpto moral de la vida que expresara,
S humano. La ausencia de idenles, que sostienen é
"Mpulsan la voluntad en el ser, crean el excepti-
CISmMo, que el amor, esa potencia enorme como los
Misterios de la natu "aleza, destruye sin el menor
Esfuerzo, E
ví
Tiene Aldama en sus protestas de amor 4 Rosa,
“presiones naturales de un verdadero hijo de la
“OBica, y ello nos conforta. Vemos que mues-
tros honestos autores, aunque lenta, muy lentamen-
e van dirigiendo sus mirajes hacia los amplios
eurizontes de la Verdad, esa respetable dama, en
YO traje blanco, la inconsciencia que prima y
"asta ella llega, ha colgado jirones harapientos de
Múltiples: colores, ,
La interpretación buena. ;
moiinidroni, en su papel de Mariano, portóse her-
“amente. Si es la primera vez que hace un tipo
“Tamático, es realmente un artista, y reciba por
“lo nuestra franca felicitación.
Rosich perfectamente en el de Aldama. Este
qe pocas veces fracasa. O pasa desapercibido
sn Thunfa, y cuando triunfa, lo hace bien, como
y, Sta obra y en “La Telaraña”, de la que tra-
“amos dos líneas 4 renglón seguido,
La telaraña
Jisa misma noche, reprisóse para hosotros y es-
trenóse para el Apolo esta obra del amigo ausente
José González Castillo:
Fuera inoficioso extractar su argumento, pues-
to que el público ya lo conoce.
Solo diremos que la pluma del brillante escritor
nos provocó esa noche, pintando el dolor, hondas
satisfacciones, como en la noche de su primer es-
treno.
En medio del recogimiento absoluto de la sala
oimos el silbar de su fusta hiriendo valientemente
los ídolos de adobe cimentados con barro, que: se
han impuesto bajo la protección de la ¡enorancia.
En cada párrafo, en cada línea se perfila la sin-
ceridad de su espíritu con gritos de rebelión,
condenando la malevolencia de los hombres en to-
das sus variantes.
La diatriba, la sátira, con acre galanura rebosa
en toda ella.
Con la fibra vigorosa de su sólido como noble
talento, patrimonio hermoso de su dolor, la em-
prende á cintarazos agudos contra esa asociación
imperfecta, que escudada en el nombre de Justi-
cia, ejerce su faena de un modo inhumano, fal-
seando de tal manera el concepto de ese sagrado
y venerable nombre que nos lo hace pensar una
utopía.
La interpretación, buena.
,
SARO.
Dedicatoria
Del noema Lázaro nor Gntierrez
Cuando en la noche sombría calma
me despierta el sollozo á mi quebranto,
mi arpa pulso y á su acorde, canto
para engañar la soledad del alma.
Temo que mi vigilia hasta la aurora
me arrastre la aflicción á la locura,
si himdido en el recuerdo y la amargura
me abandono al pesar que me devora.
Así fué que arrollando mi memoric
con la voz de mis cantos fugitivos,
llené para tus ojos pensativos,
las páginas sombrías de esta historia.
Oh, para tí, no más! — por eso en ella
el pesar de mi alma se ha voleado,
la desesperación que la ha crurado
con tan rasgada y dolorosa huella:
aquel profundo hastío de la vida
que todo el cielo á oscurecer alcanza,
cuando por fin la última esperanz:
se desprende del alma estremecida:
aquel inconmovible abatimiento :
que pesa sobre el alma como un mundo, -
aquel salvaje vértigo profundo
que envuelve la razón y el sentimiento:
oh! la desgracia de la vida enter:
que cruza el corazón como una espada,
—el corazón misántropo — que nada
busca en el mundo ni del mundo espera.
Nada! — vuelve tus ojos á las huellas
que parte á la gloria y la fortuna,
1
"3
y no hallarás perdida entre ninguna
la estampa de mis pies cruzando en ellas
Nada! — que yo no conozco sensaciones
donde los otros en su afán se agitan,
donde las fuerzas de su alma excitan
buscandu desengaños 6 ilitsiones.
Yo ho parto su gloria, su riqueza,
su dicha, sus pesares ni su hastío
á cambio solamente de que el mío
ho vengan á turbar con su f ranqueza.
Nunca. habrás visto blanquear mi frente
cuando tus ojos con afán vagaron
y de estremo en estremo la bustaron
entie las oleadas de la gente.
Sa Yo Vivo en el hogar de mi destierro,
sin misión sobre el mundo en mi caída:
solo, con la desgracia de la vida,
entre mi propio corazón me encierro.
Ya vés entonces que el afán de eloria
1 — : =>
no ha llenado mi libro con mi canto
que es ya en el mundo para mí su encanto
cemo un girón de miserable escoria.
o E" 1
Canto, porque en mis noches de desvelo
£9 engañan mi recuerdo y mi amargura;
para robar mi alma á la locura
que se agita en el fondo de mi duelo.
Canto, para que sepas que en mi frente
no se rebulle el alma de un idiota,
anuque vencida y agobiada y rota
“e abisma.en su ansiedad tan hondamente.
Canto, para enseñarte que en la tierra
crecen dolcres que el amor no calma,
por más que en ese amor que arrulla el alma
su única ambición el alma encierra,
¿Y no penetras la mortal congoja
que tu recuerdo mismo me envenena,
y vertiendo el horror de que está llena
verso por vérso vá y hoja por hoja?
El peso de un fatal remordimiento!
esta espantosa llaga de la vida,
que en lo más hondo de mi ser caída
haee de mi conciencia su alimento —
Nada ya de mi espíritu agitado
disipará esta sombra de la muerte: —
el golpe irremediahle de la suerte,
que me apartó por siempre de tu lado!
entóncdes que huya de mí mismo
irte del pes eterno:
el más eriiel- demonio del infierno
vive de mi memoria en el abismo.
Deja que cante! — Si nací poeta,
arrallaré tu sueño desolado:
guarda estas triste flores que he arrancado
del roto corazón, grieta por grieta.
Y vale más que en mi dolor profundo
pueda mecer mi pena el canto mío,
ab! que sino, para engañar mi hastío,
qué me dá ya sin tu recuerdo el mundo!
— eE —
Fantasía intima —-
De una carta al amigo ausente.
“Y si tú supieras de la belleza de un día de
lluvia sobre estas pampas!... Allí en esa Buenos
Aires, que es el Malstrong de tantas ilusiones y de
tantas vidas en el remolino, insatisfecho siempre,
de la desesperanza, es imposible, sin conocerla y
sin ser tin esteta intranquilo, imagimarse la tran-
quilidad lorosa de un día de lluvia sobre la fecun-
didad monótona de la pampa.
Aquí, la naturaleza es vírgen. No está viciada
por la infección que alientan muchos seres. jun-
tos, y no los castiga ocultando — como nos. ocnl-
ta allá — su poder en el color y la luz. Aquí, sin
sótanos que alumbrar, y casas altas. que secar,
sin misterios que descubrir y sin realezas ridícu-
las que coronar, no está triste, como allá, en que
el hombre le ha arrancado secretos de dulzura pa-
ra ayudarse en sus maldades. Aquí, las leyes de
la Ciencia no intimidan. Y, cada día, cada hora,
es una fiesta óptica... No guarda nada en su ¡se-
no. Y cada orgía del iris, y cada soplo del soni-
do ó del silencio, explica al ser que la contempla,
y la oye, y la siente, que más allá la vida no
existe y de la de más acá, ella es la reina.
Y lo más soberano de esta realeza, es que ella
Jo ignora... De ahí que la admiren y lamen...
los como esas mujeres sencillas y radiantes que se
dejan adorar sin advertirlo y se ponen á querer
sin apercibirse. :
Pero... es reina y, Áá' veces, juega con el va-
sallo.. Se trajea con un manto luminoso de oro
y celeste, 6 rojo y violeta, caprichosa y alegre-
mente, y lo deslumbra... Y lo deslumbra tanto,
«ue aquel pobre pigmeo, al poder comprender, lle=
ga á creerse un superior, é imagina, sobérbio, que
aquel manto de dulzura ó de fuego, ha sido pues-
fo solo para él... Orgullo de varón que se cree
siempre preferido!... le
Pero... es también mujer y á veces llora...
llora suavemente de amor á la tierra que fecunda
Ó llora en rugidos de rabia por el viento que pre-
cipita sus lágrimas... y entonces, ante el dolor
erguestal Ó silente de la reina - mujer, el pobre
pigmeo no sabe que hacer y... se entristece, Y
el llanto cae, lentamente, formando glaucas corti-
has de agua que en la palidéz del paisaje sin sol,
lo apenunibra, lo aleja... porgua, tú lo sabes...
la Natura también es .muier en eso: si para fe-
cundar muestra llorando su debilidad, quiere ser
reina siempre y apart siervo... le hace sen-
tir el abandono, le empequeñece el miraje....
Igual que la hembra, que en el lecho de amor se
entrega al instmto del varón, para obseurecer su
inteligencia, para marear su discernimiento.
Y la gasa de agua, cuando la amada liora sua-
ve para madurar los frutos, levantar la mies y
dar de beber á la bestia sitibunda, parece que se
inmovilizara sobre la tierra ansiosa de la cópula
divina... y entonces, todas las cosas y todos los
seres lagrimean también, arrastrados por el goce.
Así, la pareja humana, sufre nostalgias de dios
al engendrar el fruto que vendrá á tambalear su
vida sobre los picachos de la tierra y bajo las bo-
rrascas del, cielo.
Y al orientarse la brisa, ó el viento sopla en las
rendijas del, rancho aislado, en que la familia
del gancho tacitur:o- se cobija, el ganado inmóvil,
mira hacia donde el agna señala como si con esa
única manifestación de idólatra, quisiera entonar
un himno inconsciente de prosternación al llanto
celeste,...
—
7 -
" As Ya ;
-— Entonces, á la distancia, la llanura sembrada
de pétreos seres de cabeza gacha, te hacen pen-
“Sar en los últimos acólitos de la religión de los
humilds, en los postreros creyentes de esa secta
de la humildad estúpida que hoy ya no se alienta
> porque los hombres han aprendido á levantar er-
guida la antigua cervíz bajo la lluvia de sangre
que-empapa al mundo....
ARMANDO DISCEPOLO.
Desde el Alero
Del libr0 “Musa Errante”
Vengo buscando tu alero
donde el amparo de un nido
la madre selva ha tejido
para el trovador campero.
- El encendido lucero
de tu hermosura temprana
me conduce á la ventana
donde te muestras triunfal...
¡Como si fuera zorzal
para cantar tu mañana!
Cerca muy cerea de tí,
vengo á decirte la cuita
que en la llanura palpita
y en la llanura aprendí
ara cantarte nací
en la flora del plantío;
—eraz belleza de estío,
“alcada en sensual donaire
como esas flores del aire
nacidas para el rocío.—
Yo vengo para cantar
tus frescuras: de: capullo
con el vibrante murmullo
que deja el viento al pasar.
Yo te quiero acariciar
; como al junco la laguna;
y sin vehemencia ninguna
descender en mis antojos
hasta el fondo de tus ojos
deshecho en rayos de luna,
Yo quiero ser el raudal
en cuya líquida curva
la correntada- no turba
su letargo de cristal,
L y caricia, del sauzal
Le llegar á tus pies, dormido,
: ser espuma; ser latido
de los' hervores del cauce;
» y en las penumbras del sauce
besarte apenas, sin rnido...
E... Yo quiero ser Ta lanura
-. donde se ahonda tu anhelo;
— “horizonte de tu cielo,
espacio de tu ternura...
y Y ser la earicia obseura
de la ñoche que te asombra,
“cuando la brisa te nombra
fon su lenguaje lejano...
¡Como si el alma del llano
te besara con Ja sombra!...
Yo quiero ser la enramada
que te da sombra y perfume,
donde tu afán se consume
como una pena callada...
Y abrazando tu morada
ser el fleco de glicina,
donde la calandria trina
y se acurruca la aurora;
siempre vibrante y sonora
de vuelos de golondrina.
Yo quiero ser á lo lejos
lo que buscan tus miradas
en las tardes incendiadas
de vespertinos reflejos...
Los sentimientos perplejos
de tu espíritu hecho aroma;
el trebolar de la loma
donde brotas, margarita;
y la rama que se agita
cuando te asientas, paloma...
y
Yo quiero ser el rosal
que en las mañanas de Octubre,
al inclinarse, te enbre
de flores el delantal...
Y en tu blusa de percal
ser el adorno florido
que .te acaricia, atrevido
en tentaciones deshecho
para vivir en tu pecho
como un recuerdo prendido...
Yo quiero ser la canción
que en las cuerdas se desgarra
cuando gime la guitarra
lo mismo que un corazón...
Ser la-oculta vibración
de tus íntimos cantares
el ritmo de tus andares
que en armonioso trofeo,
va perdurado el deseo
de los tangos populares...
Yo quiero ser el rumor
de la pampa indefinida
— espuma desvanecida
Y ser en tu alrededor
en tus riberas de amor.—
lo que ambiente y alma es,
para filtrarse al través
de las flores del alero...
¡Como si fuera el pampero ,
enamorado á tus piés!
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