Cuatro Palabras
Encuadrar dentro del estrecho marco de un prólogo toda j 9 j
grandeza de una obra es algo así como someter la inmensa extensio-’’
del espacio al arco reducido de un telescopio. j
No es tarea, fácil, escrutar el alma de un poeta que á trav$
de sus estrofas, viertfe frente a un rival, la rítmica armonía del
tilo nacional salpicando sus ecos, con las chispas fulgentes de nb 9
inspiración arrobadora, llevando al oído del adversario, la fina
nía del aguzado pensamiento engarzando en un verso, un recuero
histórico de nuestra raza, ó una idea nacida al calor del entusiase 19
que ha de arrancar, no yá el aplauso espontáneo de un púbU^
enorme, como el de aquellas noches sino las hojas del laurel inm^T
cesible de la 'gloria!
Veinte años hace que tuvo lugar en Pergamino el eneuentí
célebre entre Pablo J. Vázquez y G abino Ezeiza, dos payador 6 ’
oue con sus armoniosos acentos tuvieron en suspenso durante d® 9
oías, el comentario de todos los admiradores de la tradición ®
nuestra tierra!
El primero evocaba el íntimo sentimiento de un alma p ur .‘
que era toda nobleza y con la facilidad asombrosa que le carácter'
zaba, traducía en un verso la sensibilidad de su espíritu delicado 1
poético. El segundo sacaba de lo más recóndito de su inspiracP
sublime, la estrofa perfecta, ajustada, tanto á las reglas déla Itt®
ratura, como á las instantáneas palpitaciones de su corazón llaJJ 0 '
noble, siempre abierto á las expansiones de un patriotismo saín 11 j
único'orgullo de toda su gloriosa vida. Jl
Y ambos, con distintas ideas pero con un mismo fin, Ilev&h , I
al auditorio selecto de aquellas inolvidables noches, la prueba aeab' 1
da, de toda la grandeza de una raza.
i Quién sería capaz de llegar donde llegaron las estrofas
Vázquez, cuando en un arranque de fogoso entusiasmo le canta
la memoria de sus proceres y encendiendo en cada verso la lie* , .
del patriotismo argentino que hoy mismo á través de tantos íto 0 ’ 1:
contagiara con su calor el alma de los lectores de este libro.
¡Pobre Vázquez!