PROTEO
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De noche
Pasa un camión pluvial. Irradia en tomo
una lluvia nutrida que transforma,
de improviso, el aspecto de esta calle
tan larga, tan vulgar y tan monótona.
El agua dispersada bulle bajo
la claridad que brota
de los arcos voltaicos. Y parece
que esas huellas decoran
y bruñen con su plata fulgurante
la superficie tosca
de esta prosaica vía que recorro.
Arriba, el Infinito, muestra toda
su majestad, en las estrellas que,
magníficas y solas,
me demuestran cuán poco significo
en el vasto concierto de las cosas:
espíritu y materia de ese Cosmos
formidable, que un Ser creó y custodia!
Y, mientras el camión sigue su ruta,
hago esta reflexión sencilla y honda:
Un vulgar episodio de la calle
puede tener, a veces, la recóndita
virtud de sugerirnos reflexiones
llenas de trascendencia filosófica.
Un transeúnte nocherniego suele
sorprender en las cosas
más triviales, prosaicas, la sublime
revelación de una enseñanza hermosa,