REVISTA SOCIAL ILUSTRADA
DE
LITERATURA Y BELLAS ARTES
APARECE LOS DOMINGOS
Ano I
Montevideo, Novien\bre 14 de 1897
Núir\* 20
Director y Redactor:
RAFAEL J. FOSALBA
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
Capital un mes $ 0.50
Campaña y Exterior un mes . . » 0.60
Número corriente » 0.20
Dirección y Administración: Convención 82
Administrador:
A. Julio Botta
Gerente:
Máximo Seré
Secretario de Redacción:
Fermín. Héctor Casas
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( Fotografía de Cliute y Brooks)
2
VIDA MONTEVIDEANA
TEXTO:
GRABADOS:
SUMARIO
El ideal por ba\dera-Cartas-El Can-
10 de las Sirenas, poesía por Homero Iradu-
(ida por J. A. de Izciie— Luces de prisma
por Arturo (¿¿menee Pastor— Arpegios, pTesia
por Donla Castell de Orozco—De Dante, sone
to traducid > por Calixto O.juel,—Sonfesion
por L baldo Ramón Guerra—La Oración Mi i
TAR, poesía por Nicolás X. Piaqgio— ¡Adiós'
P° r Enriqueta Rodríguez Diez— Los fuertes
poesía por Francisco C. Aratta—CónfessioV
poi- faBBtf-SOBBE - una [(OCA. poesía por
Mam-do Suegros— ¡María! por Cayetano 11.
Mendoza Pop RE China! soneto por Andrés -t.
Demurch,— Lagrimas!.., soneto por ,1 Luis
Fc-ruro-Vj QVF. DE AGKNO SE VISTE... por
Indiscreto \ ehsos, por i’. Brazo— María l'i:i-
sa I KNDOLA, por Eugenio Diuz Homero— De v-
MA, por Catulle MeMés—IS'OTas.
Galería de rellezas montevideanas: So
fía Gómez Cibils— Pueblo del Carmelo
en el Departamento de la Colonia— Islotes v
Cabo de Polonio, en el departamento de Bo-
clia—Iglesia de San Fernando de Maldo
nado, lodos de fotografia y grabados de E,n¿-
ho A. Cali y Compañía, de Buenos Aires.
ED CANTO DE I:AS SlgE-NAS
HOMERO
Hiende el bajel con rapidez la onda
que, desgarrada, muere entre la espuma
henchida de rumores y más blanca
que los hombros de Vénus, de ella hija'
en un beso de luz.
Ulises á la sangre de sus venas
que bulle convertida en ígneo líquido,
le manda que se aquiete.
— Compañeros:—
dice la muerte, el deshonor nos llaman
con la voz que deleita nuestro oido.
¿No la resistirán los nobles: pechos
(pie la espada de Héctor rechazaron?
¿Queréis ser Héctor ó quereis ser Páiis?
* Debajo de la clámide de olas,
en grutas de amatista y de coral
que abrillantan fantásticas aureolas,
vivimos sin amor, vivimos solas
la vida de ¡as diosas inmortal. »
* _S‘ vinieras, Ulise-...! Una duna
tennemos tus lloras de arrebol,
Ah! entonces, Colmacfii la íortuna,
en nuestra frente rielará la luna,
sobre tu frerte deslumbrará el sol! »
« Salve, guerrero, en cuya larga espada
brilla feliz pellejo
al estallar la lid!
Salve, iey, cuya rápida mirada
penetra délas cosas hasta el fin!
Terrible en el combate,
prudente en el consejo
olí! Ulipes, salve! »
Fijos los ojos en el mar, el padre
de Telé maco, en medio de su hueste
no vacila un instante. Sin oirla,
oye la voz, la vo -. de las sirenas
que, en vano, más y más eleva el tono
con la inflexión tristísima del ruego...
Y se apaga en finales temblorosos......
. . Se aduerme, el viento.
Detienese la quilla. Un gran t-eposo,
que la faz vela al lamín.ir del día,
por el espacio lentamente avanza.’
Todas huyen las aves á sus rocasr
Queda en silencio el mar: como llanura
de soledad sin término, despliega
del nauta ante los ojos asombrados
su espalda de zafir jamás inníóvil.
Vagoroso,,indistinto, poco á poco,
armónico concento se levanta
y envuelve la extensión. El arpa mía
ni tiene nota asi, . ....Naturaleza
tnutar no la puede, aunque confunda
en uno. los sonidos de la brisa
con que saluda el despertar del Alba
o suspira en las sombras de la Noche
- fcjodía de amor! Una voz surge,
otras ja siguen. ¿Qué garganta de. oro,
extrañaal mundo, esos arpegios lanza?
¿Vienen de dónde? Del Olimpo acaso. ...
Hiende el bajel con rapidez la onda
que, desgarrada, muere entre la espuma.
Despierta el viento! El éter sonrosad o
acarician las aves con sus alas.
Doquier rumor y movimiento y vida.
Allá está Ithaca! El héroe ahora contempla
á través del desierto .!-■! espacio,
que.parece cortarse aula s u anhelo
de su firme aconstane.j prendadores,
el suelo de la patria, que no-olvida;
ios brazos de Peuélope, que espera!
J. A. DE iZCUE.
Lima, Octubre 21 de 1807.
MJCK BI PRISMá
« Salve, guerrero, en cuya larga espada
brilla feliz, reflejo,
al,estallar la lid!
Salve, rey, cuja rápida mirada
penetra de las cosas hasta el fin!
Terrible en el combate,
prudente en el consejo,
olí! Uhses, salve! » >
Agrúpause los griegos junto a! mástil,
de ansiedad poseídos. Sobre todos
flota de Ulises el airón gallardo
que desde el casco crece.
« Tu esperanza sentimos v cantamos
cuando, al hablar de Helena Aganíennón,
al escudo diríjense las manos
de los pueblos de Grecia, siempre hermanos
para lavar con sangre su baldón. »
Bajo la férrea cota, acelerado
latir de corazones. Se apodera
del jefe y de los suyos ciego impulso
que trata de arrastrarlos Inicia el fondo
del ™, ar ¡ Es fl lle allí suena aquella música
aquellos ecos de variantes suaves
como la miel del Hibla! ¡Es que allí brota
el torrente de nítidas cadencias
que el azul de las olas y del cielo
impregna de pasión y de armonía!
" A la playa de Ilion llegarte vimos;
tembló al herirla con furor tu pié.
En tus momentos de pesar gemimos,
y en un himno de gloria prorrumpimos
cuando esclamaste dentro Ilion: ¡Triunfé! »
; Gloria in cxcclsfs !
Vá á extinguirse la noche triste del Vier
nes Santo, aquella que recuerda á Dante
y su extraño viaje en las sombras.
El sol de hoy debe alzarse abierto y es
plendoroso como sol de apoteosis, espar
ciendo en los cielos su ámplia onda de luz
dorada, para que el clia se entreaba en una
de aquellas auroras de oro pálido que ven
los chicos al marchar de madrugada á la
sacristía, á caza de la sotana menos corta,
meditando el golpe de mano que ha de darles
la campanilla mas gorda para el concierto
loco que’vá á saludar el momento de la re
surrección.
Porque hoy resucita Jesús, el Dios de ojos
celestes y sonrisa dulce, que nació en un
j pesebre-y murió en un cadalso, y los cielos
! sonríen, luminosos y azules, al saber la
; buena nueva.
En la iglesia ya han bendecido el agua y
el fuego y el grueso cirio pascual, y los últi
mos écos de las letanías se esconden desva
necidos en los rincores del coro. Van ¿ can
tar Gloria.
Reina el inquieto silencio de espectativa
entre la multitud que hormiguea en la pe-
mumbra de la nave, mirando impaciente el
velo negro que cubre el altar, tras el cual
empezó ya á notarsecallada agitación, mien
tras las luces de los cirios se encienden una
á una, elevándose, veladas por lo negro, en
ascensión lenta hacia el ábside.
En la galería los chicos sostienen nervio
sos. las cuerdas de las cortinillas, prontos á
inundar de luz la iglesia cuando suene la
solemne hora!
He ahí que llega apagado y lejano el repi
queteo de las otras iglesias que ya lian can
tado Gloria, provocando en la muchedumbre
un estremecimiento de emoción gozosa.
¡Gloria in excelsis Deo.! Sonóla gran sa
lutación cantada con voz temblorosa por el
sacerdote desde el misterio del velo, que se
abre de pronto, descubriendo el altar envuel
to en azuladas nubes de incienso, mientras el
campanilleo grita agudo como locura de tim
bres, y allá, en el fondo, asciende la escala
délos cirios con arranque de himno dé luz.
Rompe la banda en el coro, atronando el
templo con los acordes entusiastas de una
vibrante marcha triunfal de bronces; ia luz
inunda lujosa Jas naves; evocando, un júbilo
de colores en la multitud estremecida y fer
vorosa, temblando irisada en los caireles y
fulgurando rayos en el oro délos altares; los
sacerdotes y monaguillos se agitan presu
rosos en el altar mayor, entre el incienso
que se eleva solemne como fervor de plega
ria, y desde la torre desciende gozoso el re
piqueteo agitado de las campanas cantando
gloria.
¡ Aleluya ! ¡ Aleluya ! ¡ Aleluva !
*
* ■*-
Ha terminado la misa grande. Las últimas
voces graves del órgano sy apagan en la
nave, y la muchedumbre se "-derrama en la
calle consagrando el triunfo del magnífico
sol otoñal, mientras arriba aletea la gritería
jubilosa de las campanas cantando alegría.
¡Gloria ir. excelsis Deo!
Arturo JIMENEZ P ASTOR.
Montevideo, 18,i7
Ofrecemos á nuestros lec
tores la versión castella
na . aún desconocida en
el Rio de la Plata, del
célebre soneto de Dante
en sn «La vita nuóva »:
Tanto gentil e tanto
onesta pare..... Es esta
la perla de Dante trova
dor y el más hermoso y
vibrante soneto de la len
gua italiana.
¡Oh cuán gentil y honesta resplandece
fia amada mía, al saludar rendida!
Toda lengua, temblando, el habla olvida;
La mirada, á su lumbre, desfallece. ’.
Oyendo sus loores, desparece,
Toda benigna, y de humildad vestida,
Cotilo visión del cielo descendida
Que imgran prodigio á nuestra vista oftecc.
Vierte tan dulce agrado su semblante
Que un ínt imo dulzor al alma inspira
Que qui en no le probó, no le comprende;
_ Y de su pura boca se desprende
Espíritu de amor, suave y fragante,
Que va diciendo al corazón;- Suspira!
•Calixto QYUELA. (i)
(1) Si la CtKNciA ha quebrado, la Poesía esta dormida
I ero como, aprovechando su sueno, ajgiuíos du en dedil os
ladinos prelenden muy formalmente'pasar por herederos del
Canlo, y andan empeña los en crear seres vivos con fórmu
las químicas, conviene renovar sin tregua el cello de las gran-'
des inspiraciones pasadas, que, como rellejo de sus ojos olím
picos, dejo esparcidas la Poesía, cuando vaga'a ‘ libre v
trluntant ■ por el mundo. Hoy por hoy. y- mientras la Diosa no
mue\a siquiera un dedo, los verdaderos avanzados son ios que
vuelven valientemente la vista atrás, desdeñosos de tanta ne
cedad innovadora, en que no hay inherbe literario que no s-3
apresure a alistarse ó inscribícn lo en su bandera—bien com
prendido, se enlxmde,—el gran grito recién lanzado por Yerdi
para la musica (jileen siglo y medio ha pasado también de
la infancia, a la decrepitud: Tornianto a l'antico /.
VIDA MONTEVIDEANA
3
ARPEGIOS
i
Los génios de la selva vagabundos
entonan sus canciones misteriosas
en la lira inmortal donde Natura
hace vibrar sus! placenteras notas.
Los silfos callan si la abeja zumba
robando el néctar de las blancas rosas,
y duermen á la sombra perfumada,
por la magnolia de brillantes hojas.
Las ninfas inclinadas blandamente
sobre el cristal de las movibles ondas,
ven dilatarse sus graciosas curvas
y á los rayos del sol ponerse rojas.
La vida se renueva á cada instante ;
donde nuiereuna flor, otra, flor brota,
sin romper la armonía ni el encanto
de su gama fecunda, creadora.
II
Génios amigos, que vivis en alas
del aire, de la luz y de la sombra,
rasgad los velos de mi triste* noche,
quiero vivir en una plena aurora.
Dorila CASTELL DE OROZCO.
Montevideo, 1897.
CONFESION
ii Verdadero poeta !! As¡ , con
las palabras que Jacinto Alblstur,
—el ilustre escritor que tan hondo
surco dejó en el periodismo orien
tal, saludaba á un joven, al
presentir el literato de hoy,—salu
damos á Uhahlo llamón' Guerra:
¡Verdadero poeta1
Lá confesión que va á leerse
demuestra la lihra del poeta de
sen limiento.
¡Hagámosle ancho el camino á
esta nueva inteligencia que se
presenta en la literatura uruguaya!
Y léase su confesión que es una
de las más bellas publicadas, en
Vida Montevidexna.
—¿Qué color prefiere Ud ?
— El claro azul de ja región lejana
Retratado sin mancha en mi bandera,
Y el tinte de la nieve en la pradera
Cuando al nativo guayacán ufana.
— ¿Qué perfume ?
— Hay un perfume que mis-gustos llena
y es, el aliento de una boca amada ;
Lar, suave como «aroma de azucena
O de hoja de arazá recien cortada!»
— ¿ .Qué flor ?
— Laque llaman la «reina de las flores»,
Porque aparte de ser pura y sencilla,
tía prestado á mis sueños sus colores
Y ha dejado su fuego en su mejilla!
—¿Qué animal le es ¡i Ud. simpático?
-La inocente torcaza que en los talas
De las patrias riveras ha nacido :
La que alfombra la caja de su nido
Con el blanco ropaje de sus alas !
! —¿Qué color prefiere usted en los o jos y en
tos cu bei tose
•Yo
sorprendo la aurora en dos ru pi!ás
Donde la noche á reflejarse llega
^ mi esperanza de futuro juega
De un obscuro cabello entre las hilas !
— ¿ Cuál es la más estimada virtud?
«Ninguna para mi más estimada
Que la lealtad, » me dijo con dulzura
La visión de mis sueños de ventura;.
1 yo adoro en la creencia de mi amada.
— ¿ Qué vicio detesta usted más?
De la vida en los múltiples caminos
Sembrados de placer y sinsabores,
Se cruzan sin descanso, tentadores,
El juego y la embriaguez; ¡dos asesinos !
— ¿ Cuál es su ocupación favorita ?
— Tejer con Ella encantadores sueños
Rajo la cripta de la fronda espesa,
Donde pían los pájaros pequeños
Y pasa el agua que,los ceibos besa!
'—¿Cual és, según Ud. el ideal de la felicidad
terrestre?
'~Un rincón solitario de mis lares,
Entre mirtos en flor, plácido nido,
f el ideal de mis ânsias adormido
Al arrullo feliz de mis cantares!
--¿Cuál ha sido el momento más bello de su
vida?
—Mi mirada en la suya confundida, ;
Confundido su aliento con mi aliento
Y callados los dos;—ese momento
Fue sin duda el dichoso de mi vida!
—Cuál el más desgraciado?
-Cuando véa con dolor que se desploma
El altar que.elevé dentro dei pecho,
Cuando el nido de amor quede deshecho
Por haberse ausentado la paloma!
—¿Cuál és en el dia, el momento para Ud.
más agradable?
— E! instante feliz que nos reunimos
Mi corazón y yó, y embelesado;,
Vemos mórir el sol tras de los prados
Del risueño lugar en que nacimos!
—¿ Cuál es, según Ud. la mayor desgracia ?
— Que no llegue una lágrima piadosa
Ni una plegaria, ni una flor, ni nada,
Hasta el borde callado de mi fosa
Cuando termine la vital jornada!
— ¿ Cuál es su principal esperanza?
—Una sola. La misma, lá primera':
Darle mi nombre á la mujer querida ;
Encontrarme á la pajina postrera
De la historia encantada de la vida !
— ¿ Cree Ud. en la amistad ?
— ¿ Alas hojas de tu álbum entregara
En mis pobres y humildes confesiones
El secreto de todas mis pasiones
Si por acaso la amistad negara ... ?
—i Qué personaje histórico le és más simpá
tico?
— Venero entre otros de gigante talla
Al que hiciera más grande su memoria,
Descansando del peso de la gloria
En mitad de la selva paraguaya !
—¿ Qué personaje de novela ó teatro ?
—Dadme el noble y gallardo peregrino,
Aquel q te en horas de la noche quieta,
Encontró -en los jardines de Julieta
El deséalo final de su camino!
—¿En quepáis preferí rio Vd. habitar?
—Mas a lá de la tierra idolatrada—
Donde supe de goces y dolores,
Y el Plata y Uruguay en sus rumores
Cuentan historias de valor,—¡no hay nada!
—¿Qué escritor prefiere Vd.?
—Entre esencias conservo, y entré flores
Todo un poema de dichas y de encanto,
En él escribe por minulo mi canto .
El sublimé escritor de mi,s amores! .
— ¿Qué pintor?
—Por la tela mejor no trocarla
Lasque pinta radiantes de belleza,-
En obscuro rincón de mi cabeza
Un genio original: ¡ mi fantasía!
—¿ Qué músico?
—Sobre idos los músicos mejores.
El concif to del mar, y el de la umbría,
Está mi c. razón, la melodía
De la ¡m irtal canción de mis amores!
— ¿ O ■ divisa elejiría usted si debiera tener
tina ?
— Cu? t o bajar á la sangrienta liza
Me nía u a dei honor el grito rudo,
«Mor amando» se leerá en mi escudo,
Y «ai :r hasta morir » en mi divisa !
— ¿ ■ d u é paraje conserva usted el ■ más
agradable recuerdo ?
— De una glorieta que tapiza un velo
Tejido de heliotropós cimbradores,
En que retrata su color el cielo r
Y llegan á libar los pita-flores!
— ¿ Que plato prefiere usted?
— Ya que manjares señalar me toca
Te diré cual há tiempo apetecia;
El que guarda en el pliegue de su boca
La adorada mitad del alma mía !
— ¿Cuál és¡ según usted ¡a obra maestra
de la naturaleza ?
— Desde la humana y sábia criatura
Hasta el reptil que habita en la maleza,
Aparece divina la grandeza
De la mano creadora de Natura!
—¿Prefiere Ud. la cama dura ó blanda?
— Si al quedarme dormido, hasta la almohada
Llega la imajen que adoré de niño
Y me habla de esperanza y de cariño,
La bondad de la cama importa nada!
—¿Que nombre elejiría Ud. situiera que
elejir alguno?
—Como tengo delirio por lo honrado,
Y rindo á Ja virtud culto cumplido.
Aquél que mis mayores me han. legado
Será siempre y doquiera mi apellido!
—¿Que edad tiene Ud?
— La que hacer fácil y halagüeño el .viaje
De la breve existencia: veinteiun años,
Para quien los dolores son engaños,
Y una mancha de sangre es un paisaje !
— ¿ Qué pueblo estrangero le és á Ud. más
sinpático?
—El que estuvo enBailen, en Zaragoza,
En Madrid, en Lepanto y en Pavía:
El que en cuyos dominios, ilegó día,
¡ De no apagar él sol en luz radiosa...!
— Escriba Ud. un pensamiento :
—« Ciertos pensamientos son verdaderas plega
rias. Hay momentos en que, cualquiera que sea
la actitud del cuerpo, el alma está de rodillas».
Víctor Hugo.
Ubaldo Ramón GUERRA,
has Piedras, noviembre 13 de 1897.
.18*
giü
ADIO S!
Recuerdas?. .. Era una noche magestuo-
sa: lucía en el cielo, con todo su esplendor
radiante, la luna; soplaba impregnada de
jazmín la brisa; su tibio y acariciador beso,
hacía mover dulcemente !as hojas de aque
llos árboles, mudos testigos que tantas
veces escucharon nuestros juramentos de
amor! ¡Aún tu nombre y el mío entrelaza
dos en sus añosos troncos, están!
Las impresiones de esa noche querida,
jamás se apartarán de mí; ¡aqui los llevo
sobre el corazón, escritas en caractéres in
delebles! Mi alma, al evocar esas horas de
delicias, se conmueve, se ajita, parece nue
vamente sentir la voz del ser adorado, más
sublime para mí que todos los arpegios te
rrenales: ¡remedaba dulcísimos himnos,
melodias celestiales!
Creo escucharlaaltravezdélos aires,junto
con tus promesas de amor invariable, in
menso, eterno!
Recuerdas?... Al ténue resplandor de la
luna se podía observar la palidez de nues
tros semblantes. ¿Qué nos pasaba y por qué
tú, agobiabas la cabeza entre ambas manos
y sollozando, sin cesar, me repetías;¿no me
olvidarás?
—Olvidarte! No sabes que mi alma está
fuertemente unida á la tuya; y que nada
podrá separarla?
—Pero tu partes y yo no puedo seguir la
huella de tu paso!... Cuando no estés á
mi lado ni escuches mi voz... quizás olvi
des mi recuerdo! porqué la ausencia ¡ay!
la ausencia...
—Calla! Me ofende esa duda, desgarras
mi corazón, te gozas en torturarlo! ¿acaso
mis lábios pueden mentir?-.mis lábios , que
solo bendicen un nombre.. . ¡el tuyo!
Calla! Te amo inmensamente, de un modo
desconocido hasta ahora para mi; y cree *.
que si me ausento de tu lado, no te queda- ’
ras solo...¡mi alma te acompañará! Que más, k
puedes pedir y' desear?'
—Es cierto? di, me amas, me perteneces,
eres mía?...
—¡Si! Te lo...
— Si, amada mía?
Ven! Aquí, de rodillas en el césped, sobre
su verde alfombra, jurémos que nada des
truirá nuestro amor, y, que si el destino
nos separa por algún tiempo, nuestras al
mas puras se acariciarán en silencio!
¡Mis días serán para pensar en ti y mis
noches para soñar con tu imájen !
Ven! Pón tu mano sobre la mía, confun
damos nuestras ardientes lágrimas, juremos
ante el Dios de.las inmensidades, ser siem
pre fieles á nuestras protestas y no olvidar
las jamás!
—Te lo juro, amor mío! Pero di ¿ahora no
dudarás más?
—No!—sólo articuláron sus lábios.
Hice un esfuerzo sobrehumano, me in
corporé para separarme de su lado, pero ¿1
se quedó inmóvil con la vista clavada en el
4
VIDA MONTEVIDEANA
espacio y por sus blancas mejillas corrían
trémulas dos lágrimas.
Lo contemplé con profunda pena y cuando
ya casi iba á olvidar mi partida, me repuse
diciéndole con melancólico acento: [Adiós!
Inclinó la frente, sentí un sollozo largo
y desgarrador que me partia el corazón;
pero apresuré el paso y delirante, medio
loca, seguía repitiendo, ¡Adiós! ¡adiós!
Enriqueta RODRIGUEZ DIEZ.
Montevideo, Noviembre 13 de 1897.
' -fe
Tambores y clarines confundidos
Se :umonjznn con claves de lamentos:
Son sublimes plegarias, son piulidos
Que recogen las auras,y los vientos!"
¡Cuánto respeto infunden esas notas,
Esas marciales notas tan sencillas!
Con timbres de victorias y derrotas '
No se sienten rigores ni mancillas.
Todo llena el ambiente de ese espacio
Que circundan murallas, y troneras,
Allí surgen Pirámides y Lacio
Entre un mundo de lanzas y banderas.
Saluda á la bandera de sus glorias
Hecha girones pero no vencida,
Al tiempo eti que se mezclan las memorias,
Con la sonrisa amarga de u na herida....
Y en tanto que los lares del soldado
Recogen el cía mor de sus clarines.
Sus pliegues la bandera ha descolgado
á el Sol ha descendido á sus confines.
Nicolás N. PIAGGIO.
Montevideo, Noviembre 13 d»1897
y rrnTTrrro -y-
. * ^ «?», «?» A * * A A A A A A A A A A A A & A A 2. fí. & A A A &
S+í -iw_-, ^t-1 -Ni -Ni
La Oración Militar
El tinte rojo el horizonte invade.
Se amortigua la luz por Occidente,
Y á su soberbia magestad se añade
La agónica beldad del astro ardiente..,
Suena el clarín, y el militar llamado
Convoca á la oración de la ordenanza
Que ha de mezclar los ecos del pasado
Con el vibrante son de una esperanza.
Es el ruido inmortal de la avalancha
Que en Sarandt se desplomó iracunda,
Ef tambor de ios campos de Gaga 11 c lia,
Una queja talvez santa y fecufffa.
No es la mística nota que se eleva
En el humo sutil del insensarío,
Sino el sonoro acorde con que prueba
Sus varoniles fibras eí templario.
Ai mónico concepto que se espnn.de,
Que pide, que reclama una promesa,
Y que en su propia sencillez lo grande
En miles giros de entusiasmó besa.
D. Quelle couleur préférez-vous?
R. Le noir, c’est la couleur qui a entouré nion
berceau.
D. Quelle fiem?
R. Je les aime loutes; mais la penséé noire a
mes sympatliíes, elle porte le deuil de, mes illu-
sions.
D. Quel parfum?
R. Celui de la violette, il est doux comme les
senfiménts de lame; c’est le parfum des cceurs
souifrants.
«SI
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'i»
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Kí
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'
Pueblo del Carmelo en el Departamento de la Colonia — (De fotografía )
D. Quelle promeuade préférez-vous?
R. J’aime, par une sombre aprés-midi d'autom-
ne, à me promener sous les arbres; le brnit de
mespas écrasant Ies feuilles séches, trouve un
echo sympathique dans mon coeur; et mon ame
remplie de douce mélancolie, remonte vers les
régions étherées; je trouve aussi une poésie indé-
finible à me promener la nuít, par un beau clair
de lurte; au bord de la rive Lastre de la nuít res -
plendissant sur les eaux, fait reverá l’infltii; mais,
je raffole d’une promenade à cheval á travers les
champs oá lançantmon coursierà bride-abattue,
je me laisse emporter comme un tourbiílon, oh!
comme la naturé apparait alors dans toute sa
tnagnificence! je suis heureuse et j'oublie les
miséres de la vie,
D. Aimez-vous les animanx? quels sor.t ceux
que vous préférez?
R. Je n’en préfére áuçun,'je les aime tous,
et beaucoup, depuis la timid-e gazelíe jusqu’au
rugissant ¡ion; les animaux en general, ne sont
poínt ingrata; ils ont cet avantage sur l’li.omme.
D. Quelle destinée trouvez-vous plus digpe de
compassion?
R. La destinée de 1 étre condamr.é à vivre
sans aflections.
D. En quoi consiste votre plus grand bon-
heur?
R. Je trouve une joie secrete et ¡nénarrable à
faire du bien à ceux qui sont cruels envera moi,
c’est une délicieuse vengeance qui me rend
heureuse.
D. Quel vice détestez-vous dava.ntage?
R. Mon coeur abhorre au fnénie degré l’hypo-
j crisie et son frére jumeau le .nvensouge.
D, Quels souvenirs conservez-vous de vos
voyáges?
R. Je me rappelle avec plaisir les heures de
douce revene que j’ai passees au pied de^ mon.u-
j menta antiques, oii, vivant de la vie dé 1’id.e, je
í contemplais les siècles passés.
D. Quelle vertu préférez-vous?
R. L abnégation portée jusqu’au sacrifice ig
noré.
i- D. Quelle est votre occíipation favorite?
R, Penser et toujou'rs penser.
D. Et votre plus grand délassemeut?
R. Réver et ia re revivre dans mon coeur les
| fugitifs momehts de bonheur, líelas, sitót passés! •
D. Avez-vous troncé des fleurs, ou desépines
¡ sous vos pas?
I R. J’ai toujours parcouru des sentiers couvérta
de róuces etdepinea. et quand par hasard, i’ai
I trouvé uue fleur, je n’ai jarnais pu la cu.ei 1 lir les
nombreuses épines quí l’entouraient ní-’en ' ont
empéchée en me faisant de sanglantes piqurez.
D. Quel est, à votre avis,. 1ideal du bonheur
i terrestre?
R. Unir sa destinée à celle de 1‘étre airr.é, vi-,
! vre uniquement pour luí, lui consacrer. la vie
entiére, lui épirgner jusqu’á hombre d’un sottei,
semer de roses son chernin, enfln, Je rendre heu-
reux; entre tous les heureux; étre aimé de luí, et
fondee ensembíe les deux ames pour n’en former
qu’une seule.
D. Quel age avez-vous?
1L L age des désillusions; l’áge, oú le coeur,
qui ne vieillit jatnais, aime toujours.
D. Quel nom auriez-vous choisi?
R. Le píeme que je porte et qui est celui de
i-a Reine des Cieux au pied de la croix.
D. Quel a été le plus beau nioment de votre
vie?
R. Je ne saurais le préciser; je puis dire seu-
lement, que je n’ai jamais goüté un seul moment
de vrai bonheur; toute joie a toujours été assom-
brie par des pensées tristes. ’
D. Et quel a été le moment le plus triste?
R. J o ti tes les heures de ma vie, ont été rem-
plies de tristesse et d’aniestume.
D. Quel perspnnage historique vous enthou-
siasme?
R. Le grand conquérent Napoléon I, haran-
gant ses soldats; au pied des pyramides!
D. Quel pays désireriez-vous habíter?
R. Une íle plus deserte que celle de Robin-
son. car j y bannisaís niéme les oiseaux parlenrs;
c.“ sera i t. je cro.is, le seul moyen de se voir libre
j des mechantes langues.
D. Aime-vous les enfants?
VIDA MONTEVIDEANA
S
R. Ou¡, je Ies aime à la folie, letir badinage
a gai, leur innoceuce charme et ríen n’est corapa-
‘‘abie à leurs caresses,
D. Qu’attendez-vous?
R. Le repos du tombeau.
D. N’avez-vous done aucune esperance?
R. J’en ai une, l’espérance du ciel!
D, Ecrivez une penses à vôtre grè.
« Rien n est beau que le vrai
Le vrai seul est aimable » Boileau.
Montevideo, Noviembre 13 de 1S97.
FANNY.
11 M Mil IIIIIIIIIIIIII HUI IIII lili ,111111111 lili II lili 111II lili II llllllllllllll ,111111
Los anchos torsos sobre el yunque tensos;
Los ojos, fraguas de las santas iras
Que en los combates del Derecho .inmensos
Hacen vibrar los yambos en las liras—
En la mente los vuelos jiganteos
De la idea, palanca de las almas;
Y el pujante valor de los Anteos
Que arranca al bosque de la gloria, palmas —
Son los Fuertes: oxígeno de auroras,
En sus sanguíneos glóbulos diluye
El ideal de las luchas redentoras
Y sangre de héroes por sus venas fluye.
No son los héroes que la guerra trajo
Sobre el rojo tendal de la matanza;
Son los héroes jigantes de! Trabajo
Cantando un madrigal á la Esperanza.
Ah! no empuñan las rojas banderolas
Teñidas por el odio de partido;
Sobre el surco fera , sobre las olas,
Cantan hosana al hombre redimido.
Sísilos del ideal suben la cumbre:
Sus flámulas de fuego dando al viento
Y en vibrantes parábolas de lumbre
Cantan el himno azul del Pensamiento.
Forjadores de espléndidos destinos,
Abren al Arte nuevo derrotero,
A la Vida más fáciles caminos
Y puertas ¿Moro al siglo venidero.
La lava dll volcán todo lo arrasa,
Pero, también es su poder fecundo:
Donde la estirpe de los Fuertes pasa
Vaná llevar la libertad del mundo.
¡Traen la libertad, americanos!
Son los Fuertes, eti lucha redentora,
Capaces de combar entre sus manos
El arco inmenso que irradió la aurora.
Francisco C. ARATTA.
Montevideo, Noviembre 13 de 1897.
m
Hallábame indolentemente reclinado en
uno de los bancos de la Plaza Independen
cia y mientras mi vista contemplaba la es
tatua del venerable patricio don Joaquín
Suarez, mi espíritu y mi alma vagaron, en
santo consorcio, por un cielo de goces ine
fables y de dulzuras sin cuento, cuando de
pronto, llegó blandamente hasta mi oído el
eco dulce de una voz melodiosa, que, como
chispa eléctrica, sustrajo á todos mis senti
dos del grato ensimismamiento que los. do
minaba.
Dirijí, rápidamente, la vista hácia el paraje
de donde había partido aquella argentina
voz, que tan peculiar me era y que sonaba
en mi oído como cascada de perlas, como
trinos suaves de canora avecilla, como su
surro de enamoradas auras, como sonrisas
de ángeles, como arpéjio melódico de célico
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Islotes y cabo de Polonio en el departamento de Rocha — ( De fotografía
concierto y observé que dos ojos,mas negros
que la noche de mis penas y más ardientes
que un Etna, orlados por suaves cintas de
terciopelo azabache, se.lijaron en mi.
¡María! exclamé, y apenas tuve tiempo
para saludarla, pues al pronunciar su pre
cioso nombre, acudieron á mi mente dul
ces recuerdos, en dulce confusión, todos los
recuerdos de un pasado lleno de venturas,
en que sentí modular en mi oído, por vez
primera, el sublime himno del amor y en
que yo, con la ingenuidad del niño, pro
nuncié frases que en tierna embriaguez dic
taba mi jóven y amante corazón.
María, al pasar, me hizo una coqueta y
angelical reverencia; sus seductores ojos al
encontrarse con los míos, parpadearon de
súbito, lanzando fúlgidos destellos de dia
mantina é hipnotizadora luz y su boquita
de púrpura, nido ideal de candorosos y
virginales besos, se entreabriópoeticamente,
dejando entrever dos hileras de nacaradas
perlas, perlas que tienen por estuche dos
labios más frescos y rosados que las mismas
rosas y más suaves que los sedosos pétalos
del pensamiento!...
María continuó su camino, no sin antes
volver varias veces su escultuial y arro
gante busto, hácia el sitio donde yo me
hallaba. ...
Luego, cuando la distancia la aie]aba
poco á, poco de mi lado y como queriendo
manifestarme que allá, en el fondo de su
alma juvenil, vivia la llama sacrosanta del
amor y que aun su sensible corazón vibia-
ba á impulsos de aquel divino cariño que yo
le había inspirado en la edad risueña de las
doradas ilusiones, asomó, coqueta, á sus
palpitantes lábios, una sonrisa seductora y
dulce y sus quemantes ojos me miraban con
la tierna placidez del alma que ama!
En aquel momento se abrió ante mis
ojos un cielo de venturas infinitas y me
consideré el más feliz y envidiado de todos
los hombres ! .
Aquella seductora sonrisa y aquella
tierna mirada, las he soñado, desde aquel
dia, muchas veces.
¡-Es que amo con vehemencia á su ange
lical dueña, á la cándida María !
Caye-ano R. MENDOZA.
Montevideo, Noviembre 13 de 1897.,
^ SOBRE UNA ROCA &
(inédita)
Dile á los mares que su ruido
Por un momento hagan cesar,.
Porque mi acento tan conmovido
A -¡ante puedas hoy escuchar. 1
. Oyel es el eco de la alegría
Q leal verte siento, bella ilusión!
O .e! que á hablarte vá el alma mía,
Oye los ecos de mi pasión.
Cuando su manto tiende la noche
Y las estrellas miro brillar.
Cuando las flores cierran su broche
Y con mirarte quiero gozar,
Desde esta roca yo creo verte
Envuelta en nubes de oro y zafir,
Sobre las olas pura mecerte
Y hácia mi lado tierna venir.
Cual si la brisa también quisiera
A tu hermosura mas realce dar,
Meciendo suave tu cabellera
En el espacio la hace flotar.
Y cuando el eco de mis dolores
Doliente el aura lleva hasta tí,
Veo que el llanto de los amores-
De tu alma brota sólo por mí.
<xU¿
VIDA MONTE VIDE ANA
Más á perderse no va tu llanto
En los abismos que encierra el mar
Porque las lágrimas de tu quebranto
Son bellas perlas que sé guardar.
Más ¡aj! ya veo que tras la loma
Déla montaña que enfrente está
El sol radiante y ardiente asoma,
Y ya á su ocaso la Juna vá.
á a el nuevo día viene á anunciarnos
La hora terribhs'para los dos
En que tenemos que separarnos...
¡Cuánto me cuesta decirte adiós!
Eduardo SUEYRAS
Montevideo, Octubre 6 de 1874.
c fitina!
-=*$*=-
Murió cuando la aurora aparecía
En el vago confín de la llanura.
Rasgando el velo de la noche obscura
Y saludaqdo al sol del nuevo día.
Con una sjtàve-y dulce melodía
La calandria;). : 'd'el seibo en la esptsura,
Unió su primer cauro de ternura
Al último,estertor de su agonía.
Todo pasó. Las flores se han secado.
Ya la calandria en el seibál no gime,
Ni he vuelto más al rancho abandonado,
A la pobre tapera silenciosa,
Donde, en la cita, de pasión sublime
La pobre china me esperaba anciosa!
Andrés A. DEMARCHI.
autores de que quedan impunes sus' raterías.
En cuando al verdadero autor de las Vida
litas robadas, st bien es cierto que ha sido
víctima de un hurto, no puede estar quejoso,
pues este mismo robo le demuestra que sus
poesías valen y son codiciadas.
Depositamos en la Redacción de Vida
Moxtevideana los ejemplares de las publi
caciones .á que nos referimos las que quedan
á disposición de nuestros lectores.
Indiscreto.
LÁGRIMAS!
Cuando pienso en las delicias
De aquel pasado risueño
En que era yo tínico dueño
De sus besos y caricias;
Cuando creo hallar primicias
De un mundo grande, halagüeño,
Y observo un mundo pequeño,
Y preñado de malicias;
Cuando ni i alma en ver insiste
La felicidad que anhelo,
Y que en realidad no existe.
Me domina el desconsuelo,
Me pongo triste, muy triste,
Y. .. lloro que me las pelo!....
A. Luis FERRARO.
Montevideo, Noviembre 13 de 1897.
Montevideo, Noviembre 13 de 1897.
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El que de ageno se viste....
EL IDEAL POR BANDERA
■"" ■ -WVWW«V-- — ■ ■
Leyendo la colección del periódico ElChis
moso que se publica en esta ciudad, me
encontré con las preciosas Vidalitas que á
continuación transcribo:
Por tratarse de tino de nues
tros más asiduos colaboradores
transcribimos con verdadera
satisfacción los siguientes nárra
los ue o» articulo, i|iie le dedica
<\n su edición del 10 del co
mente, nuestro estimable cole
ga Montevideo Musictd.
Qué importa que el cielo— \ ídalita
en sus noches bellas;.,
su azulado manto—Vidalita
tapice de estrellas.
Y que el astro hermoso— Vidalita
color de topacio,
con luz refuljente--■ Vidalita
inunde el espacio.
Qué importa que el río —Vidalita
murmure muy suave,
y cante en su nido—Vidalita
amores el ave.
Y vistan los prados— Vidalita
sus bellos colores,
y luzcan galanas—Vidalita
sus broches las flores.
Si toda la gala—Vidalita
que muestra Natura,
de mi alma no calma— Vidalita
la eterna amargura.
Ni enciende en el pecho— Vidalita
de la ingrata que amo,
la amorosa llama—Vidalita
en que yo me inflamo!
Et. Criollo.
Bonitas, verdad? ¡ Como que son del joven
peeta que se lirma con el sendónimo: Edo.
Bacía 1
Pero es el caso que El Criollo publicó
Sus vidalitas en El Chismoso de fecha 17 de
Octubre último y Edo. Bacía lo hizo con
lecha 29 de Marzo de 1896, en el número
15 de la colección del periódico El Ombú;
lo que quiere decir que El Criollo ha co
metido el más descarado de los robos lite
rarios.
No es este el único caso en que algunos
amante? de la poesía, — para los cuales se
muestran esquivas las nueve ingratas del
Parnaso, se adueñan de productos del
ageno ingenio para salir del paso, des
graciadamente, en estos últimos tiempos en
que todos quieren ser literatos, son muy
frecuentes estas rapiñas, prevalidos sus
Cuando la República cuenta ya literatos
que hablen á los intelectos con la dulzura de
frase conceptuosa de Javier de Viana, la
erudición literaria de Samuel Blixen y el
estilo t ibiante de color y de tan enérgicos
pensamientos de. Francisco C. Arat’ta, tres
altitudes intelectuales; -¡podremos desesperar
del porvenir literario de este pais y no creer
que su.vida intelectual está por llegar á la
plenitud y esplendor deseado?
Se nos ocurre eso, al leer en un periódico
literario: Vida Montevideana, un artículo
de Francisco C. Aratta, titulado El Ideal por
Bandera, nota de las más elevadas que ha
dado en América el espíritu literario de la
generación moaerna.
El Ideal por Bandera desborda la fé inte
lectual de un cerebro bien organizado que
vislumbra y marca derroteros á ¡a felicidad
y al,embellecimiento de la especie humana.’
Aratta, ha llegado á la cúspide del pensa
miento, cuando pide para la humanidad que
sean sus portaluz los hombres superiores y
no aquellos que apilan las monedas y las
mercancías.
No es el talento de Aratta de aquellos
formados por el dinero que compra* á un
cronista de diario metido á censor de todo
aquello que no entiende. Nadie en América
ha sufrido las inclemencias de la envidia,
que niega la sal y el pan del mérito ajeno’
como Aratta.... Pero, desde que Alejandro
Magariños lo inició en la poesia y Jacinto
Albistur lo apadrinó llamáfíidolo: verdadero
poeta; desde que sus artículos recorrieron el
camino triunfal de la reproducción en Amé
rica, y Europa ¿deque valían las censuras
estúpidas de los dos ó tres que negaban la
luz de la inteligencia de Aratta?
Si; valían para afirmarla? más; porqué ,
dice el sábio Bovío que nuncá se manifiesta
mejor el talento de un hombre que cuando es
más negado por los envidiosos.
El Ideal por Bandera le ha merecido á
•Aratta un.sin fin. de . cartas de felicitación?
de las cuales, .bastaría una.sola, para con-
lirmar cuanto hemos elogiado dicho trabajo.
Me,aquí algunas que hemos podido con
seguir cuyo,s elogios no tan solo honran al
señor Aratta sirio,;, también á Ja pátria uru-
guaya, ,yá que la gloría de.Jsus hijos . recae
también'sobre la. madre exelsa que los ha
criado y aiehtad.o erf las horas difíciles de
los combates contra la envidia v las bajas
pasiones del interés y del egoísmo.
.m
le
co
sa
DEL DOCTOR LUIS MÉLIÁN LAFINUR
Sr. D. Francisco C. Aratta.
Estimado amigo: Me pide Vd. opinión
sobre su trabajo literario «Efldeal ppr Ban-
aera))
¿Qué quiere Vd. que le diga?:.}
Lo he leído y me ha deleitado;. y. cuando
una obra de cualquier género, deja un re
cuerdo agradable v produce simpatía pôr el
autor, el éxito está conseguido.
Soy deVd. como siempre, aifmo. S Sv
amigo. ,,
*, Luis Meliáh Lafinur
DII' GARLOS 1 GUIDO ' Y- SP’ANO
Carlos Guido y Spano saluda, amistosa
mente, al Sr. Francisco C. Aratta} y le
agradece la remisión de su bello artículo:
«El Ideal por Bandera» en que tanto brilla
la llama de su ingénio.
Buenos Aires, Octubre de 1897
DE ARTUIJO POZZÍI.U
Mi querido Aratla:
En la escla? ítud de Babilonia, las vírgenes
de Judá, colgaron las arpas de los sauces v
lloraron.
i u (quizás porque no,eres virgen) te re
belas indignado contra el yugo que una pe
queña piedra, de facetas brillantes, impone
al mármol animado por el génio: ó. el otro
yugo que un papel litografiado impone antro
papel ó tela sobre los que se hallan, esparci
das las potentes aspiraciones de una alma
superior.
Tu indignación es santa.
La misión que te has impuesto —infundir
en los corazones un ideal elevado—es cuanto
de más exelso se pueda concebir.
Pero, cuidado con los super-hombres !
Ellos, ó conducen á la oligarquía de Ve-
necia, ó acaban por soltar un himno á la
floresta, cuando, como D’Annunzió, desean
salir electos Diputaduo.
Esto, te lo escribo apropósito dé tu nota
ble y vigoroso articulo: «El Ideal ..por Ban
dera »■.
Con afecto, tuyo
Arturo Pozrilli.
Redacción de Lllalia
DEL DOCTOR ALBERTO- PALO.UEQUE
«Alberto Palomeque, saluda al ilustrado
y laborioso literato don Francisco 1 C. Aratta,
y al agradecerle su generoso recuerdo,,
cumple con manifestarle, pero, con toda
sinceridad, aunque no con la competencia
necesaria, que su ‘artículo: « El Ideal por
Bandera » es hermoso, y que quizá á juzgar
por la impresión causada, es el mejor fruto
de su bien organizado .intelecto; por lo que
le felicita ardientemente, agradeciéndole
una vez más, el placer que en su recuerdo le
ha proporcionado á quien se suscribe su hu
milde y atento S. S, »
Octubre. 8 de ,1897,
el
pe
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* S t
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on
n-
,,I)E JOSÉ iñgeGnjerós,
Amigo Aratta :
» artículo : '<< El Ideal por Bandera
me parece el mejor de los su vos que he
leido. ■
Para ser artista se necesita solamente cío si
c osas : talento — eso lo dá la naturaleza;'
saber—esto se adquiere con el estudio. .
El talento solo no basta, como es inútil
e ‘ estudio cuando se carece de talento. Vd.
Posee ambas.cualidades.
Ln apretón de manos de suyo v de todos
, , fosé Ingégnieros.
Puenos Aires, Octubre 1897.
UEL DOCTOR CARLOS AI ALAGARRIG \
Señor- Francisco C. Aratta.
Los versos del Canto de Hierro suenan
ten: la idea filosófica que desenvuelven, se
Ufíota, casi, en la espresíón poética de las
tstintas faces con que Vd. lo encara. Pero,
articulo « El Ideal por bandera », en que
pensamiento corre con más libertad, , me
na gustado mucho más también; hay en él
a mayor parte de las preocupaciones que á,
1 y á tantps otrqs- embargan por el mo-
V^uto. \ asi como en la poesía me parece
d - principalmente filósofo; en el articulo
^‘Jfulta, sobre tocio, artista, con esa ame
lad de la sensación y ese-exarcerbamiento
•concepto ..que ms parece son la nota
d^ 1 w er l®bu a -del artista :■ si es Vd. entusiasta
‘-í'VIauricio Barres comprenderá lo que no
Acierto á esplicar.
G
T
reame muy suyo, affmo. S. S.
Carlos Mala garrí pa.
'Pénos Aires, Octubre de 1897.
V ;Wuvó el placer de leer en el periódico
b,\ Moxteviükana un apreciable trabajo
Su - V °: «El Ideal por "
otabiej sea come
t itia elevadísima.
Y c jérto que el deseo del din.ro endurece
m r° íia la inteligencia y sacrifica á aquella
i¡„ . a pasión los más altos v nobles sen-
cientos. . •
1 .Yo lo incito á proseguir con la usual fir-
^ f> eza ' que tanto á usted distingue, á proce-
v ‘ ren pró de sanos y morales principios;
; Cre ° firmemente que no está lejos el dia
Sríl^ Ue Eleal tan deseado sea el único y el
^ 0 estandarte que enarbolemos los horn
os dotados de intelecto y de corazón.
Acepte mi más alta estima y crea á quien
manifiesta de usted affmo. S.S.
Leopoldo Bersani.
j. .DE VIRGILIO VARZEA
J Señor D. Francisco C. Aratta
Distinguido amigo y colega:
j u -j c *L>i con mucho placer el ejemplar de la
i y . la revista Vida Moxtevídeaxa donde
¡ SL1 retrato y el bien pensado trabajo :
ü qden/ p or Bandera, que he leido más de
j ria vez impresionándome agradablemente
H ‘s ideas
i d ^ Se escr itc, además de revelar una verda-
í de4 0r 8 :an ' zac ' dn artística, tallada y dotada
i de os . m ^’ altos sentimiento; estéticos,
nunciaen suautor una mentalidad armada
j ara las luchas del Arle con las generalida-
; ^ s c ‘ e todos los pasmosos descubrimientos
* ry Cpdicjón desde los siglos primeros de la
■ . ‘.'.“ización hasta esta g'randjosa actualidad.
aií ,°das esas escintiladones' de su esoiritu
° ra danme sobremanera;- encantándome,
DÉl. SEÑOR LEOPOLDO BERSANI
Lstimado amigo Aratta:
Bandera», bastante
como concepto, cuanto como.
por sobre todo ello, la delicada espontanei
dad con que su alma de artista se dirije á
mi alma que desde ya lo aclama su amigo.
Seria magnffieojsi todos los escritores de
su bella Pátria, sellasen con los de la mía
■»una confraternidad igual á la que con esta
y la suya celebramos ahora. ¿ Por qué no
han de traduchse y publicarse ahi las obras
brasileras y aqui entre nosotros, las'- orien
tales ?
Si tal cosa aconteciera en breve, como lo
espero, será un lazo más, altamente espiri
tual y afectivo para ligar el Brasil con la
tierra de tanto porvenir, la República del
Uruguay.
Acepte, ilustrado escritor, con mis leales
felicitaciones por sus bellos trabajos litera
rios, la amistad de quiensesuscribe afectuo
samente, su amigo sincero
Virgílio 1 arica.
Rio-Janeiro, Noviembre 1897
Redacción de « O Paiz».
TRADUCCIÓN DEL FRANCÉS ESPECIALMENTE PARA «VlDA MoNTEVIDEANA*
PROLOGO
Vamos á tener el honoç de representar á
ustedes el drama de lo eternamente irreali
zable.
En nuestra obra reconoceréis vuestros en
sueños y las bajezas contra las cuales chocan,
como una golondrina ante un muro.
A todos se os ha ofrecido alguna vez la
dicha que esperabais, sin adivinar que la
teníais tan cerca que os hubiera bastado ten
der la mano para apoderaros de ella.
Muyó para siempre durante el tiempo per
dido en que os atrevisteis á creer que estaba
tan á vuestro alcance.
Como la antigua usanza exige que el pró
logo spa breve, el avisador se dispone á dar
las tres señales de costumbre, »,ó á itttérva-
los iguales, sino con arreglo ál ritmo desi
gual de los latidos de un corazón que vá á
morir.
4ÉV
f
D-: V ó.'.
■
■ ,; .v;
■ T
■#-§,. W
- .
Iglesia de San Femando de Maldonado — (De fotografía)
ESCENA PRIMERA
Es de noche ¡j e [ teatro representa el dormitorio de una juren.
En el fondo una rentanu cerraba.
TERESA
«Tengo diecisiete años y quisiera amar y
ser amada. Pero no me gustaría tener por
esposo al grave personaje que mamá me
presentó anoche y que, desde ahora, está
autorizado para enviarme ramilletes de flo
res. Dicen que es rico', y me es igual que lo
sea ó nó. Lo que yo deseo es ser esposa de
álguien que se asemeje á los jóvenes que
figuran en las novelas' y en los poemaá; de
álguien que sea muy amable, rri'uy hermoso
y muy altivo, y que solo tenga tesoros en
el corazón. »
Teresa guarda silencio; oye ruido en el
exterior y tiembla de miedo. Impulsada por
un movimiento instintivo, se dirije á la ven
tana, que vá á abrir, creyendo que podrá
ver al desconocido en quiensuéña despierta,
pero se detiene, se encoje de hombros, lan
za un profundo suspiro y exclama:
«¡Si me habrévuelto loca! Esos que pasan
son, sin duda, los que regresan ebrios de
la fiesta del pueblo inmediato.»
Y Teresa vuelve el rostro hacia el lecho,
se despoja de su traje, se acuesta, cierra los
ojos, y es victima de una larga pesadilla.
ESCENA SEGUNDA
Una calle unte la casa de Teresa.
VALENTIN
«¡Qué el diablo me Reve sino maldigo esas
estúpidas mujeres con quienes he alternado
hasta hace pocos instantes!
«Me he alejado de éllas con tédio en el al
ma y repugnancia en los sentidos.
«¡Cuán poco se les parece la mujer á quien
anhelo amar y de la que desearía ser amado!
«Quisiera tener por esposa una de esas
doncellas que se parecen á las hermosas
vírgenes que figuran en las novelas y en
los poemas.
«¡Seria tan bella y tan pura como los án
geles del cielo! ¡Me esperaría sin haber te
nido noticia de mi llegada y me acogería
con la inocente sonrisa de los enamorados
8 ç
cuyo rostro no se enrojece nunca de vergüen
za! ¡Cuán dichosos seríamos, ella adorán
dome sin cesar y yo amándola eternamente!»
Valentín guarda silencio. Siente un esca
lofrío pasajero y parécele, por instantes, que
se halla á corta distancia del ángel espe
rado.
De pronto, divisa la ventana de Teresa
iluminada todavia.
Intenta escalar la pared y romper los
cristales, creyendo que allí se encuentra su
ideal; pero se detiene, se encoje de hombros,
lanza una carcajada burlona, y exclama :
«¡Si me habré vuelto loco! ¡Pués no iba
yo á figurarme que la mufér de mis ensue
ños me espera afanoso tras de esas venta
nas !
«¡Apuesto cualquier cosa que me encon
traría con una anciana soñolienta ó con una
pareja conyugal en medio de sus habituales
pendencias! »
Y Valentín dirije sus pasos hácia la fiesta
donde está deseoso de alternar nuevamente
con las estúpidas mujeres á quienes había
maldecido momentos antes.
EPÍLOGO
Por más que se rían los que nos han es
cuchado, hemos tenido el honor de repre
sentar el drama de lo eternamente irreali
zable.
Las mujeres se han conocido en Teresa
y los hombres en Valentín, y todos habéis
censurado sus.vacilaciones ante la ventana.
Pero conozco el epílogo: según la antigua
costumbre, no puede durar mucho tiempo;
una vez terminado el drama, vá á caer la
cortina, no con el ruido de un telón de tea
tro, sino con el sonido de las cuerdas en el
torno de un ataúd que bajan á la tumba!
Catulle MENDÉS.
"gen»' '«sea»"»
VERSOS
-A. 7-u.lia. Visca.
Podrá ser esta Ir ocasión postrera
Que á tí dirija mis dolientes ayes;
Tal vez mañana mi destino ingrato
Hará que el lábio para siempre calle...
Aquí en mi triste y desolada estancia,
A la memoria de tu linda imágen,
Bebiendo estoy las silenciosas lágrimas
Que de mis ojos á torrentes caen.
¡Cuán triste corre lo existencia mia
Sobre este mundo yerto y miserable; -
Campo sin luz, sin ñores, sin verdura,
Cubierto por un cielo sin celajes!
Mi espíritu animoso tras tu huella
Camina sin cesar vagando errante;
El llega á tu aposento, y no le oyes;
Te llama al corazón, y no le abres!
¡Eterna es esta noche! ¡Cuán sombria
Para el alma que en vano ha de adorarte!
¡Sin un rayo de esperanza! ¡Ah!... si la muerte
Podrá quizás de mi dolor salvarme!
¡Oh!, si pudiera el pensamiento mío •
Repeler esa fuerza incomparable
Qué en medio de la luz, ó en las tinieblas
Hace brillar tu candorosa imágen!
Si dominar el corazón pudiera
Y adormecer el alma en sus pezares,
Yaque el mundo sonríe à los dolores
Y para tí los míos nada valen!...
¡Oh! tú, divina espiritual creatura!
Haz que un alivio mi dolor alcance;
Envíame un suspiro inmaculado
O una mirada de tus ojos de ángel!
Envíame una nota de tu acento,
De esa harmonia misteriosa y suave,
Que vibre en el sepulcro de mi vida
Çomo el dulçe murmullo de la tarde!
S. Exazo.
VIDA MONTEVIDEANA
^Tierna Péndola
Llevado por una de aquellas impresiones
que abren hondo surco en el alma, voy á
ocuparme de una artista que ha muerto
joven y desconocida, de un ser extraño que
á no ser la muerte hubiera brillado en las
contiendas luminosas del arte, de un blanco
lirio que se agostó en el último día de la
estación más fúnebre del año.
María Luisa Péndola ha muerto cuando
debió vivir, porque su existencia se hacía
más necesaria que nunca, cuando iba á
despojarse del velo de timidez que envolvía
su espíritu, de los rubores propios de su
naturaleza sensible y de su adolescencia,
para entrar de lleno en el periodo de la
razón y. en el misterio todopoderoso del
arte.
Y en efecto: había en esta dulce alma so
litaria. en este ser complicado, como un des
vanecimiento de niebla en la hora crepus
cular, anhelos que se hubiesen cumplido
facilmente, esperanzas que habrian desple
gado sus alas libremente, ilusiones que
gustaban confundirse en la sombra, sin
tratar de profundizarla, amen de otras
cualidades tan bellas y originales como
éstas.
Ha muerto á los diez y seis años de edad,
sin dejar siquiera la producción completa de
su cerebro, sin revelar en sus versos todo el
talento que poseía, sin haber revestido à su
pensamiento de los atavios de su inspiración
y de los raros deslumbramientos de sus en
sueños.
Espíritu fuerte, al par que cariñoso y
retraído, se malogró involuntariamente,
antes que su corazón tuviese tiempo de
percibir la muerte y de que su inteligencia
diera el fruto que todos aquellos que la
conocieron pudieron imaginarlo grande y
verdadero.
Por una de esas causas que no tienen ex
plicación y que suceden en el temperamento
de cada uno, María Luisa Péndola no es
cribió sus tersos en otro papel que su
memoria, según la confesión que tres chas
antes de morir hiciera, presintiendo, quiza,
como tantos otros compañeros de peregri
nación y de lucha, que no tardaria en seguir
el camino fatal y más aún si se atiende el
estado crítico á que había llegado su enfer
medad.
Por eso consintió en dictar los versos que
en mejores días había compuesto, por eso
consintió en desgranar su bello ramillete de
lirios; poreso, de los lábios de la que iba á
ser nuestra poetisa inspirada, nuestra com
pañera de sensación, brotaron los armonios
de Estatua y los tristes desgarramientos de
Ensueño.
Pero lo que esta noche dictó no fué des-
. graciadamente todo lo que’había escrito.
Los dolores que poco á poco la desvanecían,
precipitaron el triste acontecimiento. Y la
estrofa que debió brotar el día siguiente de
sus lábios, se perdió en la sombra, como un
último rayo de sol en la—obscuridad de un
crepúsculo.
Y podría decirse que María Luisa Péndo
la pasó su vida en un lejano crepúsculo, en
una naturaleza extraña á sus ojos, en una
eterna aspiración de su espíritu, tanto más
melancólico, cuanto más distante se hallaba
del objeto que amaba, del cielo que perse
guía ó de la visión que anhelaba para su
temperamento de artista.
Era, fuera de duda, una poetisa de imagi
nación exótica. Ella huía del sol, como de
su más grande enemigo, soñaba con Alema-
niaytuvo siempre la nostalgia de sus brumas
y de sus montes de nieve, asi como se com
placía con las caidas de las tardes inundadas
de recogimiento y de sombras y con las
noches llenas de melancolia y de la luz.
Para ella la suprema felicidad consistia,
aparte, naturalmente, de los placeres que el
estudio le proporcionaba, en atravesar una
calle bañada de reflejo lunar, batía las alas
de su imaginación camino del portentoso
Oriente y mojar de vez en cuando sus labios
sedientos de ideal en las aguas del Céfiro.
¡Oh ¡ cómo anheló para sus pulmones de
artista un ambiente más puro que el que
respiraba! Con cuánta intensidad buscó un
paisaje de mayor encanto para su espíritu
enfermo. Una naturaleza mas apacible, sal
picada de nieve y á trechos de pedazos de
sombra.
Pobrecita ella, que como las mariposas se
irritaba del sol y no pudo permanecer en la
.sombra, que deseando vivir, apercibió en sus
ojos un dia la tristeza.
« De los que deben morirtemprano » como
decia Julián del Coral, de JuanBorrero, her
mano de Maria Luisa en infortunio y des
velo, que amando los bosques de hielo no le
fué dado contemplarlos, asi como tampoco
le fué dado pasear sus miradas por la llanura
del Rhin, ni beber el aliento de las selvas
germánicas, ni gozar de la majestad de sus
noches, ni de la soberanía de sus dolorosos
crepúsculos.
Oh! la muerte no debió apagar tan pronto
los anhelos de este corazón, ni desvanecer
en una edad temprana tantas ilusiones y
promesas, ni hacer que se extinguiera una
inteligencia capaz de hermosas concepcio
nes y primorosas ideas, de dulces arroba
mientos y prodigiosos ensueños.
Porque Maria Luisa Péndola sentia hon
damente la belleza, y amaba al arte sobre
todas las cosas, y tuvo deslumbramientos de
verdadera artista y reflexión y talento y una
grande imaginación que, si no dió el fruto
que debió dar, fué porque la muerte la sor
prendió en la plenitud de susaños, enel rigor
de su naturaleza aparentemente débil y cuan
do no se piensa sino en nutrir el cerebro,
para poder algo más tarde ceñirse alas y vo
lar libremente en el espacio.
He aquí la causapor queMaria Lúisa haya
muerto desconocida, de que sus años hayan
transcurido en silencio, sin más vibración
que la del estudio y sin otra esperanza que la
que pudo abrigar, gracias á su talento y á su
preparación, ya fuerte en el dia de su muerte.
¿Y quién sabe si María Luisa no había ya
escuchado la voz misteriosa de timbre y
efectos desconocidos, que dá nuevos bríos,
nuevas fuerzas y nuevas convicciones para la
lucha, haciéndonos entrever distintos hori
zontes, más puros, si cabe, y muy llenos de
sol que aquellos que nos forjamos al empren
der el camino de la montaña, sin medir su
altura ni detenernos à examinar un momento
siquiera su espalda formidable y hermosa
como la del océano?
Como poetisa, sus versos no carecen de
originalidad, ni de bellas ideas, ni de com
plicados símbolos, si bien, como he dicho
más adelante, no están á la altura de su
talento.
(Concluirá ).
Eugenio DIAZ ROMERO.
o3p) (o^o o-® @-0 O^c) o-® @-o o^> @o O^o) <£o
NOTA
Han reaparecido los distinguidos colegas La
Ley, que dirije el genial poeta nacional Carlos
Roxlo, y Montevideo Cómico, dirijido por el
conocido pintor Sanuy.
Al retribuirles, en la parte que nos toca, el cor
tés saludo que dirije» á la Prensa, deseárnosles
próspera y larga vida.
Establecimiento gráfl o á vapor. Convención 82.
* *
8 r
VIDA MONTEVIDEANA
cuyo rostro no se enrojece nunca de vergüen
za! ¡Cuán dichosos seriamos, ella adorán
dome sin cesar y yo amándola eternamente!»
Valentin guarda silencio. Siente un esca
lofrío pasajero y parécele, por instantes, que
se halla á corta distancia del ángel espe
rado.
De pronto, divisa la ventana de Teresa
iluminada todavía.
Intenta escalar la pared y romper los
cristales, creyendo que allí se encuentra su
ideal; pero se detiene, se encoje de hombros,
lanza una carcajada burlona, y exclama :
«¡Si me habré vuelto loco! ¡Pués no iba
yo á figurarme que la mujer de mis ensue
ños me espera afanoso tras de esas venta
nas !
«¡Apuesto cualquier cosa que me encon
traría con una anciana soñolienta ó con una
pareja conyugal en medio de sus habituales
pendencias! »
Y Valentín dirije sus pasos hácia la fiesta
donde está deseoso de alternar nuevamente
con las estúpidas mujeres á quienes había
maldecido momentos antes. :
EPÍLOGO
Por más que se rían los que nos han es'-
cuchado, hemos tenido el honor de repre
sentar el drama de lo eternamente irreali
zable.
Las mujeres se han conocido en Teresa
y los hombres en Valentin, y todos habéis
censurado sus.vacilaciones ante la ventana.
Pero conozco.el epilogo: según la antigua
costumbre, no puede durar mucho tiempo;
una vez terminado el drama, vá á caer la
cortina, no con el ruido de un telón de tea
tro, sino con el sonido de las cuerdas en el
torno de un ataúd que bajan á la tumba!
Catulle MENDÉS.
VERSOS
-A. T-u-lia. "Visca.
Podrá seresta la ocasión postrera
Que á tí dirija mis dolientes ayes;
Tal vez mañana mi destino ingrato
Hará que el lábio para siempre calle...
Aquí en mi triste y desolada estancia,
✓cm¡x
"Suií>cx ^Ééwdol
a
Llevado por una de aquellas impresiones
que abren hondo surco en el alma, voy á
ocuparme de una artista que ha muerto
joven y desconocida, de un ser extraño que
á no ser la muerte hubiera brillado en las
contiendas luminosas del arte, de un blanco
lirio que se agostó en el último dia de la
estación más fúnebre del año.
María Luisa Péndola ha muerto cuando
debió vivir, porque su existencia se hacía
más necesaria que nunca, cuando iba á
despojarse del velo de timidez que envolvía
su espíritu, de los rubores propios de su
naturaleza sensible y de su adolescencia,
para entrar de lleno en el periodo de la
razón y. en el misterio todopoderoso del
arte.
Y en efecto: había en esta dulce alma so
litaria. en este ser complicado, como un des
vanecimiento de niebla en la hora crepus
cular, anhelos que se hubiesen cumplido
facilmente, esperanzas que habrían desple
gado sus alas libremente, ilusiones que
gustaban confundirse en la sombra, sin
tratar de profundizarla, amen de otras
cualidades tan bellas y originales como
éstas.
Ha muerto á los diez y seis años de edad,
sin dejar siquiera la producción completa de
su cerebro, sin revelar en sus versos todo el
talento que poseía, sin haber revestido à su
pensamiento de los atavíos de su inspiración
y de los raros deslumbramientos de sus en
sueños.
Espíritu fuerte, al par que cariñoso y
retraído, se malogró involuntariamente,
antes que su corazón tuviese tiempo de
percibir la muerte y de que su inteligencia
diera el fruto que todos aquellos que la
conocieron pudieron imaginarlo grande y
verdadero.
Por una de esas causas que no tienen ex
plicación y que suceden en el temperamento
de cada uno, María Luisa Péndola no es
cribió sus «ersos en otro papel que su
memoria, según la confesión que tres días
antes de morir hiciera, presintiendo, quiza,
como tantos otros compañeros de peregri
nación y de lucha, que no tardaría en seguir
de recogimiento y de sombras y con las
noches llenas de melancolía y de la luz.
Para ella la suprema felicidad consistía,
aparte, naturalmente, de los placeres que el
estudio le proporcionaba, en atravesar una
calle bañada de reflejo lunar, batía las alas
de su imaginación camino del portentoso
Oriente y mojar de vez en cuando sus lábios
sedientos de ideal en las aguas del Céfiro.
¡Oh ¡ cómo anheló para sus pulmones de
artista un ambiente más puro que el que
respiraba! Con cuánta intensidad buscó un
paisaje de mayor encanto para su espíritu
enfermo. Una naturaleza más apacible, sal
picada de nieve y á trechos de pedazos de
sombra.
Pobrecita ella, que como las mariposas se
irritaba del sol y no pudo permanecer en la
sombra, que deseando vivir, apercibió en sus
ojos un día la tristeza.
« De los que deben morirtemprano » como
decía Julián del Coral, de JuanBorrero, her
mano de María Luisa en infortunio y des
velo, que amando los bosques de hielo no le
fue dado contemplarlos, asi como tampoco
le fué dado pasear sus miradas por la llanura
del Rhin, ni beber el aliento de las selvas
germánicas, ni gozar de la majestad de sus
noches, ni de la soberanía de sus dolorosos
crepúsculos.
Oh! la muerte no debió apagar tan pronto
los anhelos de este corazón, ni desvanecer
en una edad temprana tantas ilusiones y
promesas, ni hacer que se extinguiera una
inteligencia capaz de hermosas concepcio
nes y primorosas ideas, de dulces arroba
mientos y prodigiosos ensueños.
Porque María Luisa Péndola sentía hon
damente la belleza, y amaba al arte sobre
todas las cosas, y tuvo deslumbramientos de
verdadera artista y reflexión y talento y una
grande imaginación que, si no dió el fruto
que debió dar, fué porque la muerte la sor
prendió en la plenitud de susaños, enel rigor
de su naturaleza aparentemente débil ycuan-
do no se piensa sino en nutrir el cerebro,
para poder algo más tarde ceñirse alas y vo
lar libremente en el espacio.
He aquí la causapor queMaría Luisa haya
muerto desconocida, de que sus años hayan
transcurido en silencio, sin más vibración
que la del estudio y sin otra esperanza que la
que pudo abrigar, gracias á su talento y á su
preparación, ya fuerte en el dia de su muerte.
¿Y quién sabe si María Luisa no había ya
:scuchado la voz misteriosa de timbre y
¡fectos desconocidos, que dá nuevos bríos,
uevas fuerzas y nuevas convicciones para la
.ucha, haciéndonos entrever distintos hori-
ontes, más puros, si cabe, y muy llenos de
¡ol que aquellos que nos forjamos al empren-
ler el camino de la montaña, sin medir su
hura ni detenernos á examinar un momento
iquiera su espalda formidable y hermosa
orno la del océano?
Como poetisa, sus versos no carecen de
riginalidad, ni de bellas ideas, ni de com-
licados símbolos, si bien, como he dicho
nás adelante, no están á la altura de su
lento.
(Concluirá).
Eugenio DIAZ ROMERO.
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Han reaparecido los distinguidos colegas La
ley, que dirije el genial poeta nacional Cárlos
loxlo, y Montevideo Cómico, dirijido por el
Jonocido pintor Sattuy.
I Al retribuirles, en la parte que nos toca, el cor-
Bs saludo que dirijan á la Prensa, deseárnosles
lrósperay larga vida.
Establecimiento grátl o á vapor. Convención 82.