Año 1
Montevideo, Agosto 1.° de 1915
Núm. 3
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Directora: MARGARITA DE LA SIEFRA
Administradora: ELENA VICTORICA ALVAREZ
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REVISTA FEMEN’NA
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JUSTICin ñL MÉRITO
página de merecida preferencia reproducimos en
caCÍ[ e ste número la fotografía de nuestra compatriota
señora Teresa Santos de Bosch — corazón templado al
calor de todas las virtudes, cerebro nutrido y lumi
noso y voluntad firme, resuelta e infatigable.
Como es notorio la distinguida dama recorre desde
hace algún tiempo los principales paises del viejo
mundo. Más que de recreo su gira es de investigación,
estudio y propaganda. De investigación y estudio, en
cuánto especialmente concierne a las instituciones
Protectoras de los ciegos. De propaganda, en todo
cuánto puede redundar en beneficio y honra de la
patria, y en singular de la mujer uruguaya.
He cómo la señora Santos de Bosch interpreta y
cumple esta última parte de su nobilísima misión, dan
cuéntalas crónicas que publican los más importantes
Organos de la prensa europea, refiriéndose a notables
conferencias pronunciadas en centros de tribunas solo
accesibles a los consagrados. A propósito de una de
ellas, que tuvo por escenario nada menos que el Ateneo
fie Madrid, nuestros diarios metropolitanos han repro
ducido relatos extensos y justamente elogiosos. He
d< fi ui > ahora, cómo se expresa El Liberal, también de
Madrid, reseñando otra interesante disertación de la
ilustrada compatriota :
Ayer dió su anunciada conferencia en la Escuela Superior
del Magisterio la señora doña Teresa Santos de Bosch.
Asistió al acto, invitado expresamente, don Faustino Rodríguez
San Pedro, que fué objeto de muchas y merecidas atenciones, no
sól ° co ®° fundador de la Escuela, sino por ser digno presidente
de la Unión Ibero Americana.
También asistieron a la conferencia el señor Azcárate, la se
ñora Laguna, las señoritas de Bosch, Montero y La Rigada, y los
profesores y alumnos de la Escuela.
Conducida la ilustre conferenciante por el delegado regio, se
ñor Marqués de Retortillo, al salón de actos, fué saludada con
una salva de aplausos al ocupar la tribuna, e inmediatamente leyó
su interesante y bella disertación sobre « El Uruguay y la mujer
uruguaya ».
Después de un cariñoso saludo dirigido al auditorio, y de enco-
me ndarse (innecesariamente) a su benevolencia, comenzó su dis
curso haciendo una bien ordenada reseña históricogeográfica de
a República del Uruguay, y notando los tres principales períodos
la ^ * 1 ' St0r ’ a uru guaya, desde que Juan Díaz de Solís descubrió
aguas del «mar dulce», en 1516, hasta la fecha de la inde
pendencia de la República con el general José Gervasio Artigas,
escandiente de un soldado de Zaragoza.
1 0 luego muy discretamente un resumen de hechos del pe
ríodo del coloniaje, de las guerras por la independencia y de los
sucesos posteriores hasta nuestros días.
Dedicó un sentido recuerdo al vizcaíno don Bruno Mauricio de
Zabala, mariscal de campo, gobernador del Río de la Plata y
fundador de la ciudad de Montevideo en el año 1726, afirmando
después que si los uruguayos no tienen timbres aristocráticos, his
tóricos, tienen títulos de nobleza, de talento y de trabajo, legados
por sus mayores.
Explicó luego muy discretamente la señora Santos, la emanci
pación del Uruguay, «que no dejó por eso de amar y respetar a
la noble y magnífica madre España».
Después de nuestra independencia — dijo la conferenciante
sufrimos como vosotros los horrores de las guerras civiles; pero
ya llevamos muchos años de paz y prosperidad nacionales ».
Hizo luego la señora de Bosch una enumeración muy pinto
resca y literaria, acompañada de proyecciones luminosas, de los
edificios más notables de la ciudad de Montevideo, de sus mag
níficos paseos y de sus hermosísimas playas.
Cantó después la conferenciante las excelencias del clima del
Uruguay, de la fertilidad del suelo, del inmenso caudal de aguas
que cursan en todas direcciones ( pasan de 500 los ríos que
corren por la citada República ); del valor panorámico de las
suaves montañas uruguayas, de los ricos y bien acondicionados
puertos y muelles, de la hermosa Catedral de Montevideo, que
fué visitada por Pío IX antes de ser elegido Papa, y de los
espléndidos rosarium que embellecen y perfuman a la capital.
Entrando en otro orden de consideraciones, ofreció la confe
renciante al ilustrado auditorio, datos interesantes y modernísimos
sobre la abundancia de ganado en la República y sobre la riqueza
inagotable de la flora y la gea del país.
Elogió después a Rodó como propulsor del movimiento filosó
fico en el Uruguay, y a continuación hizo en los siguientes tér
minos una semblanza de la mujer uruguaya :
« La mujer uruguaya es inteligente y de sentimentalidad
exquisita, amante del hogar, esposa solícita, madre apasionada;
su galardón de gloria es nutrir ella misma a sus hijos. Su socia
bilidad hospitalaria, afable y distinguida, es tan apreciada como
su belleza y elegancia.
Muy intelectual, descuella como cultora del arte literario por
su sensata observación, su crítica serena o su delicado senti
miento, y tenemos inspiradas poetisas y prosistas de correcto
estilo, que engalanan diarios y revistas con sus asiduas y finas
colaboraciones.
La mujer ha intervenido siempre honrosa y eficazmente en la
beneficencia pública ».
El auditorio prestó en seguida asentimiento a esta semblanza,
porque tenía delante, en la ilustre oradora, un vivo testimonio del
bien trazado retrato.