Prisma: 2.1906=Nr. 17

2.1906=Nr. 17 (1906000217)

Bibliographic data

Periodical

Persistent identifier:: 818451947

Title:: Prisma

Other titles:: Revista ilustrada de artes e letras

Structure type:: Periodical

PURL:: http://resolver.iai.spk-berlin.de/IAI000054E600000000

Volume

Persistent identifier:: 818454458

Title:: 2.1906=Nr. 17

Structure type:: Volume

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Section

Title:: Lima al vuelo

Creator:: Don Silverio [Pseud.]

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PRISMA LIMA AL VUELO Especial para PRISMA SITAS sucios y congojosos encapotan ya muestra vida limense. Innumerables cosas explica, como todos saben, eso que simple y sencillamente llamamos: «cam- bio de estación», Inauditos constipados, bufandas al cuello, desapari- ciones de legendarios tipos; todo lo que metamorfosea, sin uno darse cuenta, la actividad urbana, hasta que en un momento dado, recaemos en ello á propósito de una nimiedad cualquiera. -Hombre, qué fué de fulano? —Murió á la entrada del invierno. —i¡iPobre! ¡Bello sujeto era! Pero no ha sido tan funesto para mosotros el cambio susodicho, pues que los eléctricos siguen correteando sin novedad. La única novedad es el viaje del Presidente. Los primeros amenos frios siempre consagráralos bai- lando la buena sociedad. Por qué esta vez enmudeciera? Quizá el viaje presidencial la despoja de sus más pre- ciados arreos. Tan ligada está á la primera magistratura en estos :lempos civiles, que sufre descoyuntamientos y laxitudes cuando esta le falta. Hoy le toca bailotear 4 las provincias del Norte, que no lo hicieran quizá desde Orbegoso, general aristocrá- tico de la estirpe de los Vivanco y los Mendiburu. Hom- res que hacían la revolución con el «Arte de Hablar» de Hermosilla por táctica y que derramaran sobre sus flo- readas casacas así la cruz de Uchumayo como el aba- lorio de la Academia. También nos han gobernado austeros generalotes, de quienes la sociabilidad mostrábase recelosa temiendo un cierra puertas á lo mejor del sarao. En esos gobiernos militares se relievó mucho una sociedad militar tam- bién, como la de Napoleón en Francia, ó la de Rozas 2n la Argentina. Concurrieron á bailes entonces como allá, los veteranos de Austerlitz, los de Arequipa, llama- los también «del 58» con sus esposas é hijas. Lo que no impedía que en ambos países el Fanbourg Saint Germain se divirtiese por su cuenta y riesgo. Pero nuestros militares andan hoy amodorrados en sus domicilios ó llenos de barro en las carreteras, empe- ñados en levantar el plano de Lima ó de alguna polvo- “enta ciudad de provincia. Los entorchados están en »aja y los fracs en boya siluetean mejor en los saraos le ahora. Pero se van al Norte...... A Andar los cnbanos preocupadísimos como nosotros lo estamos, con la erección de un monumento á José Martí fundador de su independencia y mártir de ella. Be- lla ocasión presentaríase á don Fermín Herrera, para di- sertar con maestría y donaire, sobre la coincidencia en que se hallan las repúblicas del Perú y de Cuba. Aquí José de San Martín y allá José Martí. El parecido de los nombres inspiraríale la más brillante de sus lucubracio- nes y aunque sobra una eze, y algo más, ya encontraría ei señor Herrera donde colocar lo que sobra, con la suti- leza de ingenio que le caracteriza. A El aspecto más interesante de Martí es, sin duda, el político, pues si literato fué y compuso libros y discur- seó y en raras. y peregrinas rimas cantó sus íntimas tristezas, suburdinolo todo al patriotismo que ardía en él. Domina al personaje la llama patriótica, inspírale, .nflámale, fustígale, le hace peregrinar de Broocklin á ta Habana, trayendo correspondencia secreta debajo de la levita. A la edad en que se ama y se versifica eróticamente y en que para decorar la vida basta una falda, manifes- tábase ya Martí decepcionado y tétrico. Ha conocido las amarguras del ostracismo, la tiniebla de las mazmo- ras, las angustias de la persecución. Lleva en sus mu- ñecas, la huella de las esposas. Si discursea es para atraer á la rebelión al cubano. Si canta quéjase de la cautividad. Si sufre es por la pa- tria. Todo lo pospone á ella, hasta la vida de su hijo. Le hace retratar y escribe al dorso del retrato estos rersos: Bien estará en la pintura el hijo que amo y bendigo.... ¡Mejor en la ceja oscura, cara á cara al enemigo! Y su muerte en Dos Rios, atravesado por la primera lescarga enemiga corona su vida, haciéndole entrar en la inmortalidad con la aureola del martirio. Desesperó toda su vida del triunfo y murió sin verlo. Escribió en uno de sus arranques: Yo quiero cuando me muera sin natria, pero sin amo ter... en mi losa un ramo de flores y una bandera! Habrán cumplido seguramente los cubanos esta vo- untad del héroe. Quizá habrán grabado en el mármol de su sepulcro el cuarteto. Murió como él decía «sin pa- ria» pero dióla á otros. Lo de «sin amo», los antimon- roistas creen que no se ha realizado aún. Pero no será el antimonroismo una .utopía de tantas? DON SILVERIO.

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