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CONVERSACIONES LITERARIAS
M.—¡Ah! Esa es la expresión más cumplida de la raza
mediterránea, como gustaba de decir Nietzsche, que era
un sajón hastiado de serlo y nostálgico de latinidad.
H.—Hoy tenemos el más palpable y luminoso ejemplo
de esta unión del hombre politico y del hombre de letras
en el gran italiano D’Annunzzio, que labora pro patria
mientras trabaja, en su estilo repujado y lastuoso, alguna
de sus tragedias donde corre la savia de la vida...
M.—Acá tenemos á Maragall, que lucha políticamente
por los ideales de Cataluña sin olvidar sus versos. Y Una
muno se interesa por todo lo que afecte á España mien
tras ausculte su ijo con el análisis más sutil...
II.—Vicenti es también de estos grandes; de los que
llevan el arte á todo. Como el rey Midas, todo lo que to
can lo convierten en oro; en oro de eulogía y de en
sueño...
M.—Y es porque, cuando, de joven, ha sido uno poeta
cordial y espontáneo, la huella queda...
HSainte-Beuve lo dijo una vez en la Revue des Deux*
Mondes. «II existe, en un mot, ches les trois quarts des
hommes, un poète mort jeune à qui l homme survit.» («Exis
te, en una palabra, en las tres cuartas partes de los hom
bres un poeta muerto joven á quien el hombre sobre
vive.»)
M.—Por cierto, que en esa frase halló Alfredo de Mus
set, que tenía un oído muy bueno de poeta, dos bellos,
alejandrinos...
II.—Sí; y se los completó, glosándole el texto y reco
mendándole que no blasfemase más en el idioma de los
dioses. Tu pluma ha hecho un verso harmonioso, le de
cía; pero no vuelvas á decirlo, y acuérdate de que existe
en nosotros muchas veces un poeta siempre joven y
vivo...
M.—¿Usted recuerda el verso?...
H. Yo no lo olvido... Dice así: A Sainte-Beuve. Sur
un passage d’un article insert dans la Revue des Deux
Mondes.