VARIEDADES
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artista que sabe arrancar á las antiguas tierras prestigio
sas el secreto de sus creencias perdidas; lie aquí «Irene y
los Eunucos», la bella novela en la cual Paul Adam evoca
toda la suntuosidad sangrienta del imperio de Bizancio*
con sus cortesanas coronadas, con sus césares hijos de pas
tores, con sus multitudes despavoridas y crueles; he aquí
«El hombre 1 que asesinó», historia turca que nos cuenta
Claude Farrere, el novelista laureado hace dos años por la
Academia Concourt; he aquí «Kokoro», de Hearn, tradu
cida por una dama distinguidísima, «Kokoro» que es el co
razón del Japón, «Kokoro» con sus melancolías y sus entu
siasmos, con sus ingenuidades y sus sorpresas. «Kokoro»
que es lo más exquisitamente japonés que se ha escrito en
el mundo; he aquí «Le Japon» del marqués de la Mazelie-
re, tres tomos enormes, compactos y sabios, en los que re
viven, ceremoniosos y pendencieros, los samurayes de los
siglos pasados; he aquí «La China Guerrera»... Pero al lle
gar á este punto, debo detenerme, si no quiero llenar co
lumnas enteras enumerando los libros que se han publica
do últimamente sobre chinos y japoneses.
—Y eso—me dice Barraqué—que usted no ve sino lo
que llama la'atención y se expone en las vidrieras del bu
levar. Pero eso no es nada, si se compara con la infinidad
de obras sabias ó pintorescas que los editores especiales
dan día por día á la estampa. Yo, que por fuerza tengo que
leer los catálogos y los boletines bibliográficos, puedo ase
gurarle que por lo menos aparecen en francés veinte libros
cada semana consagrados al Japón y á la China. Hasta las
novelas por entregas, las que se ‘reparten en los pueblos,
son de asuntos japoneses ó chinos.
No me extraña. Entre los libros más delicados y más
poéticos que ha producido Francia desde hace veinte años,
había uno que nadie leía. Titulábase «Princesas de amor»
y había sido escrito, en una época de dulces soñaciones
exóticas, por Judith Gautier, la hija del poeta. Hoy, de pron
to, no sólo todo el mundo lee el libro, sino que un teatro
de los más parisienses representa una comedia sacada de
la novela. La gente aplaude á las hermanas de madame
Chrisanteme, con verdadera simpatía.