CERVANTES
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espléndidamente al Barón d’Omersan. Yo estaba ma
ravillado. Se lo dije. El me agradeció modestamente,
y nos separamos.
* * *
Algún tiempo después, recibí una carta fechada en
la prisión de Fresnes. Estaba firmada por el Barón
d’Ormesan.
«Querido amigo:—me escribía este artista—yo ha
bía compuesto una antiopea titulada El Toisón de Oro.
Me hallaba ejecutándola la tarde de un miércoles. Salí
de Grenelle, donde residía, en una pequeña embarca
ción. Esto significaba, según puede figurarse, una sa
bia evocación de la fábula argonáutica. A la media
noche, y en la calle de la Paz, asalté algunas vitrinas
de joyeros. Sorprendido, se me detuvo irrespetuosa
mente, bajo el pretexto de que me había apoderado
de diversos objetos de oro, que constituían el fia de
mi antiopea. El juez de instrucción no supo entender
la anfinía, y en consecuencia voy a ser irremisible
mente condenado si usted no interviene. Mas usted
sabe que yo soy un gran artista. Proclámelo y obten
dré mi libertad,»
Como yo no podía hacer nada por el Barón d’Or
mesan y como tampoco me agrada tener asuntos con
la justicia, interpuse como respuesta mi silencio.
Traducción de
Guir.LRRMO DE TOREE.