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CERVANTES
sía cortesana; aquel en que esta lisonja cons
tante y fatigosa a los virreyes despertara el
mezquino patriotismo de antecámara que un
día dejó para siempre rotulado Turgot el sa
gaz, y que luego parafraseó Stendhal en uno de
los más deliciosos capítulos de su libro de via
jes: Rome, Naples et Florence.
Sehallaba Stendhal en Bolonia, en l.° de
Enero de 1817, y era entonces cuando escribía
su desdén hacia el necio patriotismo de ante
cámara que él veía florecer allí en Bolonia—
moi qui ti oliváis tant d’esprit aux bolonais,
te suis presque sur le point de me dédire; pen
dant une heure et demie, je viens d’essuyer le
patriotisme d’antichambre le plus sot!... — y
que se había exacerbado con las victorias de
Murat ; más aun en Nápoles, donde, como en
España, la sociedad más selecta estaba a dis:
tancia del pueblo bajo; pero con la diferencia
a favor de España de que la plebe napolitana,
corrompida por su clima tan benigno, no se
batía (está hablando Stendhal) confiando en
el refrán que dice: San Jenaro no dejará de
matar a todos mis enemigos — mientras en
España el pueblo se defendía bravamente...
Pues bien; ese patriotismo de antecámara