CERVANTES
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tallados por artífices españoles—sobre todo por
aquel maravilloso orfebre de dramaturgia clá
sica que se llamó Calderón de la Barca y a
quien ellos tan encendidamente exaltaron;—
o los hermanos Goncourt en la imposición del
naturalismo romancesco y de la «escritura ar
tística», muy siglo xviiii francés y muy japo-
nesista, al gusto de su patria y por ende del
público universal, que aun es Francia y ha de
conservarse por muchos años, muy especial
mente en nuestros públicos latinos, lo mismo
de España que de Hispano-América, la guía y
rectora de las vocaciones artísticas y la maes
tra del gusto y del estilo...
Forma Ventura García Calderón una diada
fecunda y notable con su hermano mayor
Francisco García Calderón, «erudito y sabio
en humanidades y cosas de crítica, ética y es
tética», como le ha llamado recientemente un
exquisito estilista portorriqueño, sutil crítico
de letras (1).
Si el uno es la seriedad, quizá el otro es la
(1) Enrique Lefebre: Paisajes Mentales, 1; De /a
Poesía, pág. 27. (Tip. Caníero, Fernández y Compañía;
San Juan de Puerto Rico, 1918).