CERVANTES
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copiosa labor. En sus novelas, en sus estu
dios históricos, asoma y en algunas páginas en
forma bien clara y precisa, ese espíritu didác
tico de que antes he hablado, no con la frialdad
y rigidez que pudiera poner un dómine, sino
con la comprensividad de una inteligencia
ecléctica que está vinculada en las sanas teo
rías de educación.
Su primera obra, La educación de la mujer-,
es un compendio admirable de cuanto se ha
escrito desde remota época acerca de la mujer.
Seguidamente aparece El espíritu de la educa -
ción, su libro fundamental, todo belleza y todo
serenidad, donde está enclavada la idea prin
cipal que ha movido el pensamiento de Bunge.
Desde la aparición de este libro, que fué salu
dado ditirámbicamente, toda la intelectualidad
argentina, muy recia y muy numerosa, con
principios muy sanos y con ideas muy nuevas,
le reconoció a Bunge toda la personalidad a que
era acreedor, porque él solo supo encontrar el
eco íntimo del anhelo argentino, hondamente
sentido por todos los que se preocupan de darle
a la vida social una orientación hacia el estu
dio de los grandes problemas que han de llevar
a los pueblos a un alto grado de progreso.