CERVANTES
5
aquéllos que, como se ha dicho con gráfica
exactitud, viéndose ahogados, quieren conven
cer a los que están en la orilla de que deben
naufragar también. A pesar de que se diga que
la nube pasó, la tempestad continúa, sobre todo
en el campo de la prensa, y hay que presen
tar el pararrayos a esa prensa inicua que, al
atizar el odio mutuo de los pueblos, es en gran
parte responsable, si no de la guerra, de su en
carnizamiento y continuación. Deber nuestro
es poner el interés de España por encima de
todo sentimiento, considerando que hasta per
sonas de tendencias muy francófilas reconocen
que la idea del abandono de la neutralidad en
favor de los aliados no podría salir jamás del
dominio de las manifestaciones puramente pla
tónicas.
La neutralidad que se observa en nuestro
país es de las que no pueden ponerse en duda
en cuanto neutralidad social, pues no ha surgi
do públicamente incidente alguno, y las dos
manifestaciones contra Lerroux en el verano
de 1914, fueron precisamente contra la inter
vención, demostrando que el pueblo español
no quiere ser arrastrado a un conflicto que le
repugna. Aun en la esfera política, ni uno solo