CERVANTES
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Justo Sierra, Salvador Díaz Mirón y Luis
G. Urbina.
JUSTO SIERRA
Nos encontramos ante una de las mayores
figuras, no sólo mexicanas, sino continentales.
Por su vastísimo, fuerte y multiforme talento;
por su gran sabiduría; por la trascendencia,
universalidad y valor permanente de su obra,
Justo Sierra es considerado como uno de los
maestros de América, de la estirpe mental de
Bello, Alberdi, Hostos, Martí, Montalvo y el llo
rado Rodó. El progreso cultural del México
contemporáneo debe enormemente ajusto Sie
rra, que, durante cuarenta años, fué maestro,
guía y conductor de su pueblo, al que enalte
ció con el brillo de su nombre y de su fama.
Vida laboriosa y fecunda la suva, la consagró
por entero al servicio de su patria, como cate
drático, como magistrado, como jurisconsulto,
como pedagogo, como funcionario, como di
plomático, como orador, como publicista. Na
ció en 1848, en la ciudad de Campeche, Estado
del mismo nombre, en la península de Yuca
tán. Menos Presidente de la República, fué