CERVANTES
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Pero ¿fué poeta Justo Sierra? Esta misma
pregunta se nos ocurrió, cuando su gran discí
pulo Luis G. Urbina, que guarda por el hom
bre ilustre un culto fanático, nos habló por pri
mera vez de los versos de Justo Sierra y nos
1 recitó unos preciosos poemas. Sí, Justo Sierra
fué un poeta, un gran poeta, lleno de emo
ción, de delicadeza, de sentimiento, de amor;
y aun cuarndo no nos dejó desde que se ini
ció en Revista Asul sino unas cuantas com
posiciones en verso, que hoy son recogidas
y coleccionadas como piedras preciosas, toda
su vasta e inmortal obra está saturada de la
más excelsa y pura poesía, hija de un gran
entusiasmo y de un gran amor para todos y
para todo. «Tenía, en verdad—dice Antonio
Caso, una de las más poderosas mentalidades
del México actual—aquel gran viejo ilustre,
cuya sólida cabeza, cuyo pecho robusto sólo
fueron albergue de nobles y viriles entusias
mos, un incontenible caudal de pasión, y así
describiera una época histórica colmada de he
roísmos y empenachada de victorias, o habla
ra como un buen padre de familia, de la patria
o de la escuela, o bien trazara, en unas cuan
tas líneas, el retrato de un gran hombre, o bien