Full text: 1918,Aug. (1918000308)

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CERVANTES 
finada, como en Hotel-Casino, Impresiones de 
un baile y Nouveau jeu. 
Hay en este poeta muchas tonalidades a la 
manera suave y sugestiva de Amado Nervo, a 
quien dedica su libro y por quien profesa una 
gran admiración. Hay en alguna de sus can 
ciones algo de la ingenuidad del poeta de Per 
las místicas; pero en general, el Sr. Lanza es 
más humano, más realista, aunque con un 
cierto matiz de aspiraciones místicas—revela 
do en poesías como Serenidad piadosa, Nihil y 
Finis, impregnados de una amargura de Ecle- 
siastes. En el fondo del alma de este poeta pal 
pita un espíritu cristiano que se sobrepone aún 
a su anhelo de modernidad. Basta leer estas 
estrofas de Finis (pág. 204 del libro): 
Sobre el mundo entreteje su madeja 
la Vida, Vanidad, Ruido de Ruido. 
Es un residuo de melancolía cristiana, laten 
te bajo las cenizas del escepticismo. Porque 
el Sr. Lanza, como hijo de su siglo, no es un 
creyente ingenuo de edades pasadas; es un in 
crédulo, pero respetuoso con la fe y aún año 
rándola y envidiando a quienes la tienen. Re 
cordemos, si no, una poesía titulada El enorme 
dolor (véase la pág. 147 del volumen): 
Pálido Galileo de la amarga agonía 
que adoré en los jardines de la risueña edad; 
escucha mis palabras, infante de María: 
amarguras de incrédulo bien merecen piedad. 
Aunque perdí la fe, (Señor, ¿es culpa mía?) 
no hay en mi alma un átomo siquiera de maldad 
y a la luz temblorosa de la melancolía 
mi frente es como un viejo marfil de soledad...
	        
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