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CERVANTES
Primero es una noche del mes de Agosto, cuando
quisimos descubrir la isla rosada
que habíamos entrevisto ya soñando
a la luna encantada...
Llevábamos el corazón entre las manos
mirando a los lejanos
horizontes... Cantando aleteaba,
bajo tu cabecita, el pájaro de fuego
de la ilusión .. Quisiste una paz campesina
—que yo también soñaba -
para gozar en amoroso juego,
y en una primavera
eterna —así decías— del paisaje flamante
tal como nos le ofrece la sincera
naturaleza... Un monte lujuriante
de verdura... Una casa entre pinos...
Un arroyuelo manso que tendiera
su cinta de cristal, y se perdiera
entre barrancos, para’en los llanos vecinos
surgir, y reflejar unos cielos de encanto,
que sus aguasipondrían en verso casi un canto.
Te gustaba un jardín pequeñito a la puerta.
Un perrojque ladrara al caminante... Un gallo
sultán de las|gallinas... Y mil lechos de flores
en la fronda... -Mas todo es nada, pues la incierta
promesa de ventura, sejanegó en el desmayo
de vuestro olvido—..Tal en los albores
de nuestro amor, errabais en mi pobre compaña
que no pudo ni supo conservar el tesoro.
Después de aquel idilio en la montaña
—¿recordáis vos también?— El puebleciío moro