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CERVANTES
tiempo el estado de lucha con las armas, con
los tratados o con la subrepticia intromisión de
unos pueblos en la política interior de otros.
Africa y el Mediterráneo serán por mucho
tiempo bocados para la pasión y la codicia, y
al cabo se entenderán los fuertes y quedarán
aplastados los débiles, siendo únicamente res
petados aquellos pueblos que se hayan hecho
acreedores al respeto.
No basta, pues, que España siga con interés
vivísimo cuanto con el conflicto europeo se re
laciona: es preciso que se prepare económica
y militarmente, para lo cual debe resistir toda
clase de presiones contra su neutralidad. La
eficacia de la propia defensa es cosa tan pre
ciosa, tan deseable y tan difícil de improvisar
en el momento preciso, que ningún preparati
vo es demasiado costoso para obtenerla. Por
eso hay que aprovechar la oportunidad de
nuestro aquietamiento, haciendo algo todos los
días. Por no verse forzada, como lo fué Bélgi
ca, ha realizado Suiza sacrificios inmensos
para sostener su neutralidad, en el caso inevi
table de que Francia y Alemania volviesen
a guerrear, como efectivamente han vuelto,
arrastrando a la mayor parte de las naciones
de Europa. ¿Por qué ha de ser España menos
que Suiza, y no hemos de poner todos manos a