Full text: [2.a época], 1.1924=Nr. 1, Repr. 2012 (1924000100)

ESTETICA VIVA 
os artistas de hoy, contemplando las grandes obras de la inge- 
1—* niera moderna, han sentido la nostalgia punzante de la vida 
activa. Esos formidables esqueletos de hierro que parecen contemplar 
en la noche la sombra de sus antepasadas torres babilónicas, realizan 
para el creador todo su sueño. La estética corre por su rígida nerva- 
tura con la agilidad tranquila de la medida y del cálculo. En esa 
fuga de líneas y de ángulos, en la cual la circunferencia imprecisa 
sólo vive el instante fugaz de una moldura, la sensación de la carne 
frente a lo gigantesco coincide en absoluto con la emoción de 
humanidad que persigue el arte. El mar y la montaña son subli 
mes, pero no lo son en sí mismos, sino en nosotros. Ellos nos son 
hostiles, y siempre temblará el hombre sobre la ola o sobre la cumbre. 
Recién cuando los monstruos han sido aprisionados en el cuadro, 
el poema o la sinfonía, nos situamos ante ellos en actitud estética, 
y la emoción que entonces se experimenta podría llamarse especu 
lativa, o emoción pura, puesto que en ella es más lo conceptual que 
lo intuitivo, en lenguaje crociano, todo desde el punto de vista del 
sujeto que contempla. Las grandes obras modernas por el contrario, 
encierran la sublimidad en sí mismas. Ante ellas el hombre se siente 
más seguro, y penetra en sus grandes arcos, con la emoción clara 
que sólo ante el cuadro del mar y no frente al mar mismo, hinche 
su corazón. El mar es el miedo, y el miedo está por debajo de lo 
estético. La gran obra, es la confianza, es el optimismo, es la vitali 
dad, y éstos son elementos vivientes de belleza. La estética del mar
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.