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PROA N° 1. Edición facsimilar | 7
El objeto de nuestra revista nos obliga a aclarar un concepto.
Ortega y Oasset, puso en el tapete el problema de las generaciones.
Pero este problema presenta dos aspectos diferentes. Un aspecto
puramente biológico y un aspecto psicológico. A nosotros sólo
nos interesa este último. Consideramos de la nueva generación
a todos los jóvenes, no por el hecho de ser tales, sino porque
por regla general la juventud tiene como patrimonio esencial la
inquietud y el descontento. Es a ese momento psicológico de equili
brio inestable en el que todas las potencias del espíritu trabajan en
actitud de superación y de optimismo, al que llamamos por antono
masia, patrimonio virtual de la nueva generación.
Con ello no queremos clasificar ideologías excluyentes. Por el
contrario, PROA aspira a revelar en sus páginas la inquietud inte
gral de los espíritus fecundos que viven esta hora. Es claro que el
hecho de alimentar un sueño por humilde que sea, de superación y
de optimismo, implica condenar o rever tácitamente el punto de
partida. De aquí que sin ningún temor ni hipocresía declaremos nues
tro amor por todo lo que signifique un análisis o una nueva ruta. I
éstos se revelan indistintamente en el joven y en el viejo. Declaramos,
pues, que la nueva generación no está limitada por la fatalidad tem
poral y biológica y que vale más para nosotros un anciano batallador
y fecundo que diez jóvenes negativos y frívolos. Jamás ha sido tan
justo titular una nueva generación como en la hora presente. La
retorta del Dr. Fausto ha trabajado en los últimos diez años, con más
intensidad que en varios siglos juntos. Y es tan palpable la diferencia
que caracteriza a los que velamos por la conservación del fuego sa
grado, con los que vivieron las horas “felices” de la civilización que
moría, que es inútil confrontar dos mentalidades cuya lucha se des
cubre en el último matiz de la vida cotidiana.
Ponemos a PROA en manos de todos los espíritus jóvenes y sea
ella, tan audaz como el símbolo, la pristina amalgama de los sueños
y los anhelos despertados de pronto como una música platónica, entre