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PROA N° 2. Edición facsimilar | 25
Republicanos monárquicos
U n principio monárquico predomina en Iob hogares republi
canos.
Un rey conserva para su primogénito, con el cetro, todas las
prerrogativas que le confiere el poder máximo, un zapatero lega a
su hijo la lezna y el cerote; un albañil, la plomada; un cómico, la
vanidad; un ropavejero, las bolitas de naftalina; un barbero, las
navajas y el amor al cosmético y un ayuda de cámara, las patillas
y la imperturbabilidad.
El oficio hereditario imprime en los hombres características ta
les, que, cuando la patria sea única, el oficio será una frontera y
las guerras de nación a nación se transformarán en guerras de ofi
cio a oficio.
Una solución
E n tiempos de Don Francisco de Quevedo y Villegas, la vida
se hallaba en las manos de los médicos, la hacienda en la pluma
de los escribanos y la honra en arbitrio de las mujeres. Hoy, la
honra, la vida y la hacienda, dependen del acierto de un cachipo
rrazo o de un “golpe de furca”, dos motivos excelentes que debie
ran explotar los aguafuertistas.
Vivimos en continuo sobresalto. El miedo, verdadero peligro
amarillo que deja en los rostros color de ictericia, amenaza termi
nar con la especie humana. A este paso, las criaturas se negarán
obstinadamente a abandonar el vientre materno temerosas de to
parse por un malhechor. Rindámosnos. Lo exige la salud de la raza.
Si todos los ladrones ocuparan sus puestos en los poderes cons
tituidos, higienizaríamos nuestras habitaciones abriendo sus puertas
de par en par, sin temer por la honra, la vida y la hacienda.