PROA N° 2. Edición facsimilar I 43
VOCES DE CASTILLA
Ramón, R. Cansinos Assens y J. Ortega y Gasset
D e los países de Europa Occidental es España el que deja una im
presión más fuerte. Viniendo de Alemania se trae un con
cepto; un recuerdo intelectual de la civilisación. En efecto ningún
país es tan perfecto como aquel en unidad y en organización. Hay
una relación tan visible entre el paisaje dibujado y simétrico, con
sus bosques dé pinos, sus ciudades góticas, espiritualizadas de to
rrecillas cónicas y su vida intelectual y artística, llena de arqui
tectura y de misticismo, que mirado en conjunto parece un poema
gigantesco en el que se destacan como hermosas metáforas Beethoven
y Kant, Goethe y Alberto Durero. Es imposible hablar con des
precio del servilismo alemán después de comprender que cada in
dividuo solo tiene sentido a través de la inmensa esperanza total,
que sube como un himno por las viejas agujas de sus catedrales.
Alemania es el alma de los bosques de pinos que se encontró a
sí misma. A medida que vamos hacia el sur, la naturaleza es menos
regular, menos estilizada. Se nota cómo las catedrales van perdiendo
su esbeltez y su parquedad de formas para caer en el virtuosismo
plateresco de Santa Genoveva y el Hotel de Ville en Bélgica y
decapitar por fin las torres en la morbidez meridional de Notre
Dame en Francia. Pero en esta gradual invasión del sentido de la
tierra, se nota siempre el mismo tipo de civilización. La rmiilnri
termina en forma brusca desde que nos internamos en los Pirineos.