Full text: [2.a época], 1.1924=Nr. 2, Repr. 2012 (1924000200)

Pero como él afecta una seriedad demasiado provocativa yo veo en 
sus ojillos retozones y punzantes una puja grotesca de sombras abor 
tadas que tropiezan con el ojo de un farol el cual mira lloroso hasta 
la madrugada cómo Ramón atrapa greguerías mientras saluda con 
mucha cortesía a las estrellas. 
A Cansinos Assens, me dice Javier Bóveda, le han deja 
do solo porque es un hombre puro. Esto me choca un po 
no. No creo en la monstruosidad de los hombres ni en la mo 
neda de los incomprendidos. Con cierta prevención vamos al 
oafé Colonial. Pero aquel gran señor con algo de obispo y suavida 
des de mujer me encanta desde el primer momento. Hasta las cuatro 
de la mañana tiene tiempo para ejecutar una profunda sinfonía. 
De sensibilidad ultramoderna y cultura asombrosa hace desfilar 
ante nosotros terribles problemas sugeridos por la guerra en Iob 
que gira siempre con motivo central el hombre, la realidad psico 
lógica, la emoción carnal del universo. Es un enamorado de la 
Biblia por la tragedia del pueblo judío. Cree que en ella están 
realizados todos los géneros literarios que después ha cultivado 
Europa. Lo acompañamos hasta su casa. Vive en el barrio ™Ah ex 
traordinario de Madrid. La calle de la Morería es un apiñamiento 
de ca8ucha8 antiguas que se corta de golpe lindera con el gran 
barranco que taja el Manzanares. La callejuela de este modo, se 
salta al espacio y es con semejante trampolín que Cansinos ha lo 
grado cazar con sus propias manos las campanitas de la madrugada 
que la iglesita lindera del viaducto lanza al espacio, y salvarlas de 
las flechas de oro, certeras de los gallos. Es un alma evangélica que 
jamás buscó el éxito. Vive solo, no porque sea odiado o incompren 
dido, sino porque es un solitario por naturaleza. Cada mañana al 
acostarse trae en los ojos la fiesta del viaducto. Miles y miles de 
matices, de reflejos, de sonidos y de silencios, que dialogan con todos 
los poros de su ser. Parado sobre el puente suspendido, contemplando 
la ciudad que dormía en el fondo del valle florecida de focos, me
	        
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