PROA N° 5. Edición facsimilar | 17
por el uso y lapiceras mascadas, repetición ritmada de grotescos
insultos a su uso....y mil suplicios cuyo ingénio no puede enume
rar mi torpeza, hasta llegar a borrarlo frotándolo con goma como
una frase de inmoral estructura. Se crearía estar frente de alguno
de esos desopilantes juicios finales de pintura primitiva.
Pargue no puede vivir de su literatura porque escribe demasia
do poco y demasiado bien; su vida material depende de una indus
tria de lámparas de arte, copas y otros vidrios, heredada de su
padre. Hace poco casi puso sal en la cola de la riqueza. Habíanle
propuesto comprarle todo lo que fabricara. El contrato estaba
firmado. ¡Porqué fallo el negocio Î Pargue me lo explicó: Un
exceso de optimismo lanzó a sus socios en las más abstrusas
especulaciones. Ampliaron su negocio vendiendo escopetas de un
caño y tres gatillos, ovejas que recitaban La Poníame, casas que se
negociaban a si mismas, cepillos de astracán para falsear cajas de
hierro. Pusiéronse a fabricar sombreros de marfil, quesos que da
ban la hora, dentaduras postizas que al comer tocaban la sonata de
Kreuzer, chalecos de piel de hipopótamo con jaulas para mirlos
verdes y....
La conclusión de Fargue era lógica : una casa asi debía que
brar. dejando inválidos los contratos firmados.
Pargue queda pues eu su situación anterior y el “time” que
es “money” no le deja hacer literatura con su genio.
¡Porqué una capacidad demasiado grande es tan inútil como
la absoluta incapacidad t
“Los extremos se tocan”, dirán los ventriplenos.
Pero cuando esa capacidad para un trabajo es al mismo tiem
po, no solo lo mejor que puede dar de si un hombre sino también
la época, ¡no es uno de los peores sarcasmos el que ni comprendan
ni se interesen sino que odien al capacitado los que son rémora de
esa misma época f
La hormiga obtusa no quiere dar nada a la cigarra que hace
cantos de la luz y se lo dice con una saña que hace sentir inconfesa
da envidia.