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PROA N° 6. Edición facsimilar | 73
Omar Jaiyam y Fitzgerald
Naishapur, patria de turquesas y espadas, lo fué de Ornar
Jaiyám y el quinto siglo de la hégira fija su nacvrmento en el tiem
po. Omar fué astrónomo y poeta y su actividad fué igualmente ilus
tre en la observancia de los siete ciclos del. mundo — no regía en
tonces el espacio estelar que hoy nos raya■ el pecho de infinitud —
y en la dicción de las soltadizas imágenes que privilegian la Urica
del Islam. Supo de rendimiento de discípulos y en torno suyo los
rostros juveniles fueron claros como las numerosas luces de un can
delabro. Vivió en alegre y estudiosa quietud. Una leyenda lo figura
paseándose con un discípulo en un jardín y diciéndole: Mi sepul
cro estará un paraje sobre el cual el viento del norte desparramará
muchas rosas. .. Años después, yendo el joven a visitar la tumba
del maestro, la encontró en las afueras de un verjel, casi perdida
entre las rosas que de la cercana tapia llovían.
E. Fitzgerald, su encanador en la visión de Inglaterra, fué un
hombre admirable y callada, que vivió siempre en la intimidad de
las letras y en la desconfiada inacción de su recato espiritual. Las
datas de 1809 y 1883 limitan su vivir. Fué un nostálgico en quien
el pensamiento de la fugacidad temporal era un deleite y una pe
na -, le gustaba sentir con lejanía, tendiendo redes ele recuerdo a los
años pretéritos y anticipándose al futuro, para que el presente asu
miese toda la dulce v-reparabUidad del pasado. Fué un gustador de
Scott, de Virgilio, de Cervantes y de Montaigne, y a Victor Hugo
y a Carlyle los justipreció, despreciándolos. Ha dejado un episto
lario digno y sutil, unas versiones libres de obras de Calderón y de
Sófocles y el inglesamicnto de Ornar, que puede ya vanagloriarse
de eterno.
La veracidad de esa traducción ha sido puesta en tela de jui
cio, no su hermosura. La diferencia entre ambos textos es la que
sigue: Las estrofas de Omar Jaiyám son entidades sueltas, no re-