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sus hazañas, puesto que estaban proporcionadas a su naturaleza. Hér
cules después de los doce trabajos, conserva intacta su arquitectura
muscular. En cambio El Pensador, carga sobre sus biceps y sus cos
tales, la historia detallada, de sus esfuerzos desproporcionados y esté
riles. «El rtkl es la materia imperfecta». Tal vez en esta frase de Aris
tóteles, fundó Niesztche su superhombre. El cristianismo introduce el
mal, con su dogma de la imperfección de la materia. Y Grecia muere
para siempre desde el instante en que nace la creencia en el esfuerzo
personal. Un nuevo aspecto hasta entonces apenas esbozado, empieza a
preponderar en el hombre. La pasión individual.
Los ojos y el rostro adquieren tina importancia desmedida y el
psicologismo, es decir, le intensidad substituye durante la edad me
dia, al equilibrio de Apolo. ¿Vuelta al clasicismo? El Renacimiento
con Miguel Angel, nos prueba la imposibilidad del salto atrás. A pe
sar de inspirarse en los clásicos rompe el equilibrio; y el mundo interior
atormenta escorzos en sus figuras incendiadas. La pintura, fenómeno
de creación intelectual, fué desnaturalizada por Ticiano, quien quiso
esculpir con los pinceles. Es muy lógico que siguiendo por este cami
no, su propio espíritu traicionara a los pintores y cayeran en el retrato,
pequeña ventana por donde el psicologismo se colaba en la pintura.
I/eonarco vuelve a tomar el camino interior de los primitivos y góti
cos y durante varios siglos la pintura, se pierde en ejercicios técnicos
y en desesperadas impotencias hasta que asistimos al despertar del ex
presionismo V posteriores escuelas, que dejan presentir por fin, la ma
durez de un arte.
Se confunde clasicismo con realismo. ¡Copiar la realidad! ¿Es
posible acaso? ¿Y el sujeto que copia? La única posición legítimamen
te filosófica que sobrevive a través de los sistemas es el subjetivismo.
El arte es la superación de la realidad. La misma naturaleza cam
biando constantemente y evolucionando hacia nuevas formas, contra
dice con su idealismo creacionista, â los hijos espúreos de la kodac
de bolsillo. Decir arte realista es tan absurdo como decir realidad
artificial. Querer copiar la realidad, es declararse fuera del arte. Aquél