Full text: [2.a época], 1.1924=Nr. 3, Repr. 2012 (1924000200)

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tara. El señor Obispo se extendía en consideraciones muy atinadas 
respecto de la importancia del sacerdocio; j>ero aceptaba, al mismo 
tiempo, que los sacramentos valían por sí mismos no por quien los 
administrara, citando en ese sentido, casos concluyentes de muy bue 
nos cristianos que necesitando los auxilios de la religión habían acu 
dido a seglares para que hicieran de ministro de Dios. Y si bien re 
prochaba vivamente la actitud de Isidro no podía considerar como 
nulo lo que este hombre había hecho en nombre de la Divina Pro 
videncia . 
Tales eran los espíritus apasionados y temerosos en medio de los 
cuales creciera el débil Tristan. El contemplaba esas desmedidas 
muestras de fe sin comprender la esencia de ese temor voluptuoso que 
en las almas incultas produce la religión. Los padres le enseñaban los 
preceptos de creencia ; pero, más pudieron en su conciencia las expli 
caciones alegóricas y tumultuosas de Isidro y Virginia. Para éstos, 
que no conocían las Decretales ni habían leído los sermones de Bos 
suet, la religión era un gran poema alegórico que se prestaba a las 
más fantásticas interpretaciones. Ellos eran los descendientes direc 
tos de los primeros católicos que comprendían el mundo por medio 
de lo misterioso, y de aquellos humildes pescadores que seguían a Je 
sús y que con su resistencia pasiva destruyeron los cimientos dd Im 
perio Romano. Más tarde, cuando Tristan cursara el Nacional, su 
razonamiento, basado en el agnosticismo, se rebelaría contra las in 
terpretaciones de la religión. 
Pabí.o ROJAS PAZ.
	        
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