Full text: [2.a época], 1.1924=Nr. 3, Repr. 2012 (1924000200)

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PROA N° 3. Edición facsimilar | 63 
veces se tuerce en amabilidades de vendedor de bombones: «Querido 
Azorín...» Aunque, ¿ quién resiste a acaramelarse hablando con Azorín ? 
A lo mejor. Reyes es más humorista de lo que parece... Pretende son 
reír con sonrisa inteligente. Y se acostumbró a una cordialidad que ya 
es en él fisiológica. Uno preferiría más acritud en ciertos ataques ; utio 
preferiría que la crueldad de la herida a Mariano de Cavia no estuviese 
acompañada de sonrisas y declaraciones afectuosas. No está bien herir 
con gracia, porque es añadir un comentario irónico al golpe material. 
«El hombre vulgar. Pi y Margal! protesta, solitario, cuando la guerra 
de la Colonia, y Cavia sale a la calle con su banderita de zarzuela». Y 
al final: «11 périra, je crois, tout entier». 
Para Reyes es interesante la vida y son interesantes los libros y los 
hombres y las acciones y las ideas. Consigue que sus impresiones de la 
vida de relación no se contaminen excesivamente de ideas librescas. De 
ahi esa frescura de agua de manantial, en sus libros. (Me imagino una 
muchacha fresca, limpia, descalza, que en un suntuoso y sensual cuarto 
de soltero rico, no pierde su ingenuidad campesina). 
Le perdonamos a Reyes algunos entusiasmos baratos. (¡Decidida 
mente, este Azorín nos revienta, y este Gómez de la Serna no acaba 
de hacérsenos simpático !... ) Insinúa un reposo crítico inminente ; acaso 
mañana mismo advierta, él, amante de los clásicos, que en lo clásico 
está lo eterno, y que las pimeterías ultraístas son grotescas... 
«Yo no creo, necesariamente, que sean malos todos los cuadros 
de asunto, al contrario: en materia de pintura estoy por volver un poco 
a los asuntos. (Y acaso, acaso, amigos, en materia de poesia»). 
Señor Reyes: porque yo dije un dia que Ramón Gómez de la Ser 
na era un «mediocre brillante», de dijeron eso de «allá ése con su sen 
sibilidad». Además, continúo creyendo que es un tanto vulgar este autor 
de cintas baratas. Usted, que cultiva una aristocracia sentimental e in 
telectual, ¿cómo pudo entusiasmarse con Ramón Gómez de la Sema? 
«El humorismo jiarticipa de la cachaza y del gusto por el conforte, pro 
pios de los años obesos. El humorismo es sanguíneo, duerme la siesta,
	        
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