PE
"HISTORIA D£ UN ALMA 609
—¿Qué ocurre?
Eran las dos de la tarde, una hora muy intempestiva
para visitas; pero precisamente Paco la había oa para
ir todos los días a ver a su novia.
¿Por qué?
Bien claro lo dijo él cuando su prima le advirtió que
podía escoger otra más oportuna, y hasta se le quejó
diciéndole:
—Será que quieres lontr las a libres para irte a la
playa y ver a las muchachas que se bañan.
—No, tonta, no es por eso,-—respondióle él.—Es por-
que a esta hora tu hermano está en el casino, tu madre se
echa a dormir y podemos hablar más libremente.
Esto era lo que no comprendía la joven: que su novio,
para hablar con ella y para repetirle una y Otra vez que la
Quería con toda su alma, necesitase tanta libertad.
Bien que la tal libertad la aprovechaba él principalmente
para otras cosas, que tenían a Luz muy disgustada.
os tenía que estar advirtiéndole:
—Las manos quietas. |
Pero su primo no Nn caso. 3 ,
Doña Concha no los dejaba solos, por el ll parecer;
pero éra lo mismo que si los dejara, porque rindiéndose al
calor y al aburrimiento, acababa por echarse a dormir.
Esto era lo que el primito quería y de esto se apro-
vechaba. ]
-—El papel de alle es muy fastidioso en muchas oca-
siones, —pensaba la buena señora. a Dios cuándo
acabará esto!
Pero como el noviazgo le convenía, ante la perspectiva
pe
de la os pasaba por. todo. | €:
Tomo 1— 77