Full text: Tomo primero (01)

EL ANGEL DE 
LA GUARDA 
  
“Yo voy siempre donde va la compa- 
fía de mi marido—contestó Micaela con 
- acento enérgico. 
—Es que esta noche.. 
“ ——DPues por lo mismo que esta noche 
Puede correr peligro mi marido, no debo 
- Separarme de 8u lado. 
-—No seas terca, Micaela, y quédate 
con la Morena a retaguardia. 
-—No lo esperes, Paco; iré donde tú va- 
yas; las balas ya me conocen, 
-—¿Y si yo te lo mando? 
—Tú no me lo mandarás. »* 
- —Pero, ¿y si te lo mandara?—añadió 
Redondo. levantando la voz. 
- No te obedecería. 
-—Tengamos la fiesta en paz, Micaela, 
dame gusto una vez en la vida. 
Te he dicho que iré con la compañía.. 
Pero, ¡terca, y más que terca! ¿Y ei 
carlistas nos ticnen preparada una 
mboscada? 
Sea lo que Dios quiera, Paco; yo es- 
taré a tu lado. 
¡Pues haz lo que quieras!—añadió 
Redondo con destemplado acento—. Ven 
mi lado, ponte delante de todos, si te 
lace, porque cuando se te mete una cosa 
e ceja y ceja, no te convence una ba- 
ría de cañones rayados. Pero date pri- 
a a disponerlo todo, pues antes de un 
' de hora salimos del pueblo. ¡Al 
al cabo, aragonesa! 
pirita girando sobra sus. talones 
a acia la: plaza E O. su + 
ote con no poca alegría de su corazón, 
' mujer no tenía precic por lo ha- 
sa, lo bonita. y lo. valiente, y 
.. hue eno e... Jae qn. ... A A no. qe 
+... ... ... ... Tes ... e - 00 RT es 009 vea 
aela cargó su jaca y fué a reunirse 
u marido en la plaza de Calaf. 
| nos a los otros; 
¿dónde vamos? 
a todos era 3 omg di 
- tropa no se interrumpía; 
es que el soldado español nunca se en- 
a de. los. Neñida dcmmot quedo” 
El coronel Comas mandaba la vanguar- 
dia. 
A las dos dé la tarde del día 13 salió 
la columna del pueblo de Calaf, donde se 
quedó una buena parte de la división. 
El día estaba frío y desapacible; ceni- 
cientas nubes cubrían el azul del cielo, 
amenazando lluvia, y un viento molesto 
oreaba los tostados y alegres rostros de 
los soldados. é 
La compañía del capitán Alvarez mar= 
chaba delante. Redondo iba en su puesto 
y Micaela en su jaca, cerca de su espo- 
so, cambiando alguna que otra ehanzo- 
neta con los soldados, que se alegraban 
al verla caminar junto a ellos, y que se 
hallaban dispuestos a arriesgar su vida 
por salvarla de cualquier peligro. 
A medida que iba declinando el día, 
iba empeorando el tiempo; creció el vien- 
to. convirtiéndose en un espantoso hu- 
racán, acompañado de una lluvia fría y 
menuda, que azotaba el rostro de un mo- 
do insufrible. 
A pesar de esto, el buen humor de 1 la 
porque sabido 
tristece ante el fragor del combate ni 
ante la inclemencia del tiempo. 
De vez en cuando los oficiales recomen- 
daban silencio en las filas. ; 
Así continuaron la marcha has 
caída de la tarde, hora en que llegaro 
al Hostal de Groman, distante media ho- 
ra del Santuario de Pinos. 
“Siguiendo la opinión del coronel San» 
tiago, la compañía hizo alto en Groman, 
y la tropa se alojó a la ligera y con Qr= 
den de estar prevenida para parte. al. 
- primer aviso. de 
Colocáronse centinelas 'a ds datiós del 
; pueblo, y se encargó entonces más. que 
nunca el silencio y la vigilancia. 
- soldados se preguntaban en 0 p 
Id tiempo continuaba empeorando, Pa 
) A que los elementos se habían pro- 0 
| puesto hacer ostentación de su furia.. 
nta quedaba sin eiaddi Pd 
- No se oía en el pueblo más ruido que a 
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.