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FOLLETIN DE EL MERCANTIL VALENCIANO
víctimas del amor derramando lágrimas
de arrepentimiento bajo los humildes
techos de las buhardillas, que a la sorna-
bra de los frondosos árboles de los jar-
Cines.
—¡Ah! ¿Tú crees que Margarita se ha:
brá refugiado en alguna buhardilla?
—Es lo más probable; ni ella ni su
madre tienen más patrimonio que el
trabajo; y si, cómo yo espero, colocál
su virtud bajo ¡el escudo de la pobreza,
entonces, querido! Miguel, tendré mucho
camino adelantado para llegar adonde
deseo.
Miguel, recordando el juramento que
había hecho a su madre, comenzó a €s-
cuchar a su amigo con más interés, y
se propuso averiguar sus intenciones,
- —¡Quién sabel Tal vez tengas razon
repuso—. Tú eres un hombre más práo-
tico que yo en aventuras amorosas, y
como además no te falta dinero, ni in-
genio, ni atractivos personales, puedes
allanar grandes obstáculos,
«¡Oh! Y los allanaré, no te quepa
duda.
Me gustaría saber la marcha que
te propones seguir. E
—Nada más sencillo, :
—Te escucho con interés, porque siem-
. pre es bueno aprender algo,
Andrés despidió una bocanada de hu-
mo con toda la pedántería propia de
su carácter. ' '
-—Supongamos por un momento que
- Magdalena y Margarita han llegado a
Madrid, en donde yo ignoro que tengan
pariente alguno. Si Magdalena ha lo-
grado hacer algunas pequeñas econo-
mías, con ellas pondrá un modesto cuaf-
to, y luego se ocuparán en lo más im-
portante, en el modo de ganarse la vida. -
Demos por sentado que sucede todo
o . a
—Así sucederá; te lo aseguro. Marga-
rita ha recibido una, educación brillan-
te, como si fuese la hija de un hombre
rico; ha adquirido costumbres aristocrá-
ticas, y es indudable que en su buhar-
dilla echará de menos las comodidades
que disfrutaba en casa del marqués de
Malfi, y sobre todo su plano. de
- Iistoy conforme en todo lo que aca-
bas de decirme, Prosigue. se
- —La pobreza, la resignación, la esca»
sez y el trabajo suelen sufrirse con cier-
ta calma cuando uno está acostumbra-
do a ellas desde la infancia, El pobre
que por los azares caprichosos de la
fortuna llega a enriquecerse, se acuse.
tumbra pronto a comer bien, a dormil
en buena cama y a ir en Coche,
«Veo que estás hecho un filósofo,
—Esto tal vez sea la filosofía del 08
cepticismo, pero déjame hablar,
Habla cuanto quleras,
—El rico, acostumbrado a las comodi
dades de ún palacio, a ver £u mesa cu-
bierta de abundantes y delicados mad*
jores, a regalar los sentimientos de su
alma con las melodías de la música Y
la poesta de la indolencia; el que ha
vivido siempre en medio de la abul-
dancia, del lujo, de la ostentación, Y
de pronto se le arranca de ese centró
de luz de perfumes, y se le transportlá
a una buhardilla diciéndole: «Si quie:
res comer trabaja», francamente, chicó,
este hombre, durante algunas hóra8
mientras el estómago nada le pide, 58
cree presa de una angustiosa pesadilla;
y entonces es cuando la horrible reali-
dad le hace comprender su situación, Y
vende su alma al diablo por un puñado
de oro, o abriendo la ventana de su bú-
hardilla se arroja de cabeza a la caló,
poniendo fin a sú existencia. :
—He ahí una pintura que debería
oir muchos hijos de familia para Stl
más moderados en sus vicios.
—Ahora bien: cuando Margarita Te-
flexione, cuando le falte el puro am
biente del jardín, cuando no vea en de-
rredor de sí sus queridas flores; en una
palabra, cuando la escasez llame a 148
puertas de su Casa, entonces no estara
lejos de sonar para ella ese cuarto d0
hora que proporciona a las mujeres und
eternidad de lágrimas, :
¿Y tú piensas aprovecharte de
cuarto de hora?
—¡Ex3 clarol Mi amor propio se
halla.
interesado en ello, Yo sabré presental'
"me con oportunidad, con toda la limi
dez de un amante platónico; porqe
desengáñate, chico, en este mundo H'
todos los cómicos están en el teatro, H
comedia humana es tan antigua C
el hombre, por más que la socied
tan hipócrita como malvada, olvidalÚ
que la vida no es otra cosa que una
presentación prolongada y continuá
negase, hasta una época no muy 1
na, Sepultura sagrada a los que re re
sentabán comedias en los teatros,
Todo lo que acabas de decirme '
ne una filosofía desgarradora, y
ahora comprendo por qué se eleva teB