Full text: Tomo primero (01)

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FOLLETIN DE EL MERCANTIL VALENCIANO 
  
víctimas del amor derramando lágrimas 
de arrepentimiento bajo los humildes 
techos de las buhardillas, que a la sorna- 
bra de los frondosos árboles de los jar- 
Cines. 
—¡Ah! ¿Tú crees que Margarita se ha: 
brá refugiado en alguna buhardilla? 
—Es lo más probable; ni ella ni su 
madre tienen más patrimonio que el 
trabajo; y si, cómo yo espero, colocál 
su virtud bajo ¡el escudo de la pobreza, 
entonces, querido! Miguel, tendré mucho 
camino adelantado para llegar adonde 
deseo. 
Miguel, recordando el juramento que 
había hecho a su madre, comenzó a €s- 
cuchar a su amigo con más interés, y 
se propuso averiguar sus intenciones, 
- —¡Quién sabel Tal vez tengas razon 
repuso—. Tú eres un hombre más práo- 
tico que yo en aventuras amorosas, y 
como además no te falta dinero, ni in- 
genio, ni atractivos personales, puedes 
allanar grandes obstáculos, 
«¡Oh! Y los allanaré, no te quepa 
duda. 
Me gustaría saber la marcha que 
te propones seguir. E 
—Nada más sencillo, : 
—Te escucho con interés, porque siem- 
. pre es bueno aprender algo, 
Andrés despidió una bocanada de hu- 
mo con toda la pedántería propia de 
su carácter. ' ' 
-—Supongamos por un momento que 
- Magdalena y Margarita han llegado a 
Madrid, en donde yo ignoro que tengan 
pariente alguno. Si Magdalena ha lo- 
grado hacer algunas pequeñas econo- 
mías, con ellas pondrá un modesto cuaf- 
to, y luego se ocuparán en lo más im- 
portante, en el modo de ganarse la vida. - 
Demos por sentado que sucede todo 
o . a 
—Así sucederá; te lo aseguro. Marga- 
rita ha recibido una, educación brillan- 
te, como si fuese la hija de un hombre 
rico; ha adquirido costumbres aristocrá- 
ticas, y es indudable que en su buhar- 
dilla echará de menos las comodidades 
que disfrutaba en casa del marqués de 
Malfi, y sobre todo su plano. de 
- Iistoy conforme en todo lo que aca- 
bas de decirme, Prosigue. se 
- —La pobreza, la resignación, la esca» 
sez y el trabajo suelen sufrirse con cier- 
ta calma cuando uno está acostumbra- 
do a ellas desde la infancia, El pobre 
que por los azares caprichosos de la 
fortuna llega a enriquecerse, se acuse. 
tumbra pronto a comer bien, a dormil 
en buena cama y a ir en Coche, 
«Veo que estás hecho un filósofo, 
—Esto tal vez sea la filosofía del 08 
cepticismo, pero déjame hablar, 
Habla cuanto quleras, 
—El rico, acostumbrado a las comodi 
dades de ún palacio, a ver £u mesa cu- 
bierta de abundantes y delicados mad* 
jores, a regalar los sentimientos de su 
alma con las melodías de la música Y 
la poesta de la indolencia; el que ha 
vivido siempre en medio de la abul- 
dancia, del lujo, de la ostentación, Y 
de pronto se le arranca de ese centró 
de luz de perfumes, y se le transportlá 
a una buhardilla diciéndole: «Si quie: 
res comer trabaja», francamente, chicó, 
este hombre, durante algunas hóra8 
mientras el estómago nada le pide, 58 
cree presa de una angustiosa pesadilla; 
y entonces es cuando la horrible reali- 
dad le hace comprender su situación, Y 
vende su alma al diablo por un puñado 
de oro, o abriendo la ventana de su bú- 
hardilla se arroja de cabeza a la caló, 
poniendo fin a sú existencia. : 
—He ahí una pintura que debería 
oir muchos hijos de familia para Stl 
más moderados en sus vicios. 
—Ahora bien: cuando Margarita Te- 
flexione, cuando le falte el puro am 
biente del jardín, cuando no vea en de- 
rredor de sí sus queridas flores; en una 
palabra, cuando la escasez llame a 148 
puertas de su Casa, entonces no estara 
lejos de sonar para ella ese cuarto d0 
hora que proporciona a las mujeres und 
eternidad de lágrimas, : 
¿Y tú piensas aprovecharte de 
cuarto de hora? 
—¡Ex3 clarol Mi amor propio se 
halla. 
interesado en ello, Yo sabré presental' 
"me con oportunidad, con toda la limi 
dez de un amante platónico; porqe 
desengáñate, chico, en este mundo H' 
todos los cómicos están en el teatro, H 
comedia humana es tan antigua C 
el hombre, por más que la socied 
tan hipócrita como malvada, olvidalÚ 
que la vida no es otra cosa que una 
presentación prolongada y  continuá 
negase, hasta una época no muy 1 
na, Sepultura sagrada a los que re re 
sentabán comedias en los teatros, 
Todo lo que acabas de decirme ' 
ne una filosofía desgarradora, y 
ahora comprendo por qué se eleva teB 
 
	        
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