CAPITULO XVII
LOS SUBTERRÁNEOS.
Y
Antes de la hora convenida, llegó Felipe á casa de. su amigo,
quien á la sazon estaba concluyendo: de arreglar sus: preparativos, ;
que por lo considerables hubiera creido cualquiera que se trataba de
hacer un viaje al rededor del mundo.
Las mesas y las sillas estaban cargadas de una infinidad de: ob-
: jetos, á cual mas diversos, que el abate se proponia bajar al sub-
-— Lerráneo. | ñ | |
| Un par de pistolas , una cajita de chocolate y-bollos de leche, un
frasco con licor y otro con pólvora, en fin, todos los combustibles ne-
cesarios para encender; cinco'ó seis paquetes de bugías, y hasta un
pan entero, eran los objetos que yacian esparcidos por mesas «y
sillas. | | :
De vez en cuando paseaba Chavigny. por el aposento con aire
A
h - pensativo: | gi ]
— ¡Hola! ¿ ya estás aquí? —dijo á Felipe apenas hubo este tras-
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