¿ODE PARIS. 679
casa de Ramponeau ; ya seria obra cosa? ¿Quereis que vayamos á
comer ahora mismo á su fonda? ¡Diantre! Ya que os he incomoda:
do el otro dia con mis vers sos sencillos, quiero convidaros hoy, del
mismo modo que 4 vuéstra amable esposa, la cual no ereo ) que
despreciará mis obsequios. 2 | |
— Ya os he dicho, caballero, repuso el prestamista; que mis
muchas ocupaciones por una parte, y mi costumbre inveterada, por
otra, me impiden salir de casa despues de las “ocho.
—En tal caso ,— repuso el abate , —mandaré traer aquí la co-
mida, con lo cual atendereis á vuestros negocios, no faltareis á
vuestras costumbres, y sin embargo, tomareis parte en el festin.
La proposición del abate no tenia nada de particular, atendi-
das las costumbres de aquella época; pero aun así, temia Rosita que
su poco complaciente esposo no quisiera aceptar la oferta de
Chavigny. j
Sin embargo esta vez la engañaron sus conjeturas. |
— ¡Cómo! ¡Señor de Chavigny !— preguntó Bonnard con' aire
hipócrita. 22 ¿De veras 0s empeñais en convidarnos?
— ¿Y por qué no, amigo mio?
—Pero, hablemos for malmente: ¿lo haceis por mero cup
miento, 6 exijis de verdad núestra condescenidencia e
— Yo nada exijo, Mr. Bonnard ; solo deseo obseqtiar á vuestra -
linda esposa, porque sospecho que os debeis descuidar en' hacer-
lo vos.
si — ¡Quiá! no lo creais, se or abate. Yo la proporciono algunas
veces placeres que ella misma está muy lejos. de sospechar. Hoy,
sin ir mas lejos, estoy meditando uno que, cómo bacano ar reglarle,
ereo que me ha de quedar agradecida Rosita!
—Sin embargo, yo sé que vuestra conducta, por lo general,
para con vuestra esposa, merece un just Lo castigo. Y si no, sed fran-
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