696 LAS CATACUMBAS
ejercieseis una industria distinta de la que se, 0s conoce por allá ar-
riba,—repuso el abate con dignidad. y
—Casualidades tenemos, ¿eh? Y la visita importuna é intem-
pestiva que habeis ido á hacerme á mi casa, ¿fué tambien una;ca-
sualidad ? Y los requiebros que echásteis en mis propias barbas á
mi mujer, confiado en que p sor temores de una delacion vuestra los
habia yo de tolerar, ¿eran asimismo casualidades? Ahora, dentro
de un momento os daré yO, casualmente, el premio merecido por
vuestra prudente conducta. 0
) Enseguida colocó la linterna sobre un banco de madera, y. has
biendo reunido en torno suyo á.los cinco operarios, parecia que iba
á abrir discusion sobre el género de castigo que se aplicaria á Cha-
| vigny.
Así se verificó en efecto; despues. de. referir Bonnard en un ¿corto
preámbulo las causas que le habian inducido á apoderarse de aquel,
hombre y á bajarle á los subterráneos , sometió al parecer de cada
uno la sentencia contra Chavigny. |
- Entonces empezaron á discurrir todos, y entre los medios. pro-..
puestos por aquellos cinco galeotes para vengarse de la curiosi-
dad del abate principalmente, los hubo bárbaros. y crueles en de-
masia ; pero esto mismo hizo que no se pusieran de acuerdo ni dos
- en uno solo.
- Por supuesto, todos proponian el asesinato, estribando: la Ccues-
tion solo en el modo de verificarle con el menor ruido posible y
de una manera lenta, segun unos, Ó.de un. modo rápidos segun
otros. :
Sin embargo, el maestro. ó director no pensaba: como sus. ope-
rarios. |
“Mr. Bonnard era hombre, que, á pesar de su carácter vengati-
vo, ahorrecia los crímenes sangrientos, por-lo cual queria estable-