DE PARIS. e S 817
probable que de un momento á otro se viese coronada esta por una.
catástrofe sin ejemplar en los fastos del crímen. |
A mismo tiempo que se hacian estas reflexiones los dos amigos,
seguian caminando aceleradamente, sin pensar en los peligros á que
iban á esponerse de nuevo, cuando de repente, y para ocasionarles
con fundamento algunos temor es, se dejó oir un ruido semejante á
la detonacion de un arma de fuego.
Apercibida de ello la pequeña comitiva, hizo alto inmediata-
mente y se puso á escuchar con la mayor atencion; pero habiendo
visto luego que el ruido no se repetia hubo de proseguir su marcha
con gran silencio. | ] | |
— ¿Has a o Felipe al abate Chavigny.
—Preciso- era haber estado sordo para lo contr ario—le respon-
- dió este atemorizado.
-—¿No te parece que será alguna mina que acabe de reventar?
—Por mi parte así lo creo, y aun cuando el ruido no parece pro-
venir de la parte de París, creo, que seria muy prudente no intrincar-
nos en esos laberintos. |
Luego, volviéndose el abate á los canteros, les dijo :
—-¿Cuál es vuestra opinion en este caso?
—Señor,—le contestó el mas atrevido , bajo un aspecto, y mas
cobarde, bajo otro, de aquellos hombres —que nosotros no sabría-
mos guiaros por estas galerías interiores, supuesto que nunca he-
mos penetrado en ellas y que, si efectivamente Medard se defiende
cOmO parece, por medio de barrenos hechos en los pilares, á los que
Carga y pega fuego cuando vayamos pe , pereceremos to-
dos sin remedio en algun hundimiento. €
—Entonces no hay mas remedio que seguir esta otra direc:
cion ,—dijo el abate continuando la que traian— y andar mas depri-
Sa, pues no respondo de lo que podrá suceder.