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CAPITULO XC
Ojo por ojo, diente por diente.
“Esperaba que Luis la abriese sus brazos como
dos meses antes, siempre que se veían después de A
algunas horas de ausencia, pero no fué así. |
Aquél se contentó con tenderla la mano de una
manera cortés, pero muy poco afectuosa.
| Aquel prólogo le causó algún disgusto.
E —Ven... siéntate,—le dijo.
También en otro tiempo los dos ocupaban el mis-
mo diván, que no era muy largo, por cuya circuns-
tancia tenían que acercarse uno á otro lo más po-
sible. e
El joven se contentó con ocupar una silla á la
distancia que hablan dos amigos y no dos amantes.
Georgina lanzó un suspiro al ver cuánto terreno
había perdido en un mes.
Resignándose forzosamente; exclamó:
—¿Conque es decir que para que vengas á mi