Full text: Tomo 1 (001)

  
  
  
  
  
LA CIEGA DEL MANZANARES. 1065 
giéndose á su examante, le preguntó con terror 
visible: ) 
—¿Tú lo has leído? 
—¿Pues á quién se dirigía ese intencionado ( es- 
crito sino á mí? 
—¡Lo ha leído, gran Diostr glad, eruzando 
las manos y. elevándolas; al mismo tiempo en sus 
pupilas aparecieron dos lágrimas. 
Pero comprendiendo er. +*.“ida que la vendía 
su emoción, y que era lo súf. cio ag para que Luis 
se convenciera si dudaba aún, ¿vo" ¿ui9 con extra- 
ordinaria volubilidad. | 
—Supongo que no habrás hecho caso de anta de 
  
esto... todo anónimo no encierra más que especies 
calumniosas que se deben despreciar y escupir... 
¿con qué objeto lo traías en el bolsillo? Debiste ha- 
berlo rasgado en el momento de recibirle... pero 
no; vale más que yo le haya leído.. . que me ente- 
re de ese cúmulo de infamias... no; tú no puedes - 
haber creído eso de tu Georgina... ¡díme que no' 
lo has creído!... ¿acaso estás mudo?... habla, Luis 
mío... yo no soy nada de eso que ha estampado la 
mano miserable de quien no debía haber aprendi- 
do á escribir... yo no he hecho nada de lo que su- 
pone ese vil... yo... ¡já, já, ját 
Las carcajadas de aquella mujer eran lúgubres, 
parecían sollozos. : 
Luis la contemplaba con lástima, casi sentía ha- E 
berla enseñado aquel documento odioso. 
Aprovechando una ei a dá 
TOMO 1. A A 
    
 
	        
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