CAPLIO
Un músico de la murga.
El sueño de la pobre ciega fue interrumpido de
repente por una penosa sensación de frío.
En la situación en que se encontraba. no podía
entregarse á un sueño tranquilo y reparador.
Además, el mísero lecho, al que no estaba acos-
tumbrada, se lo impedía.
Sobre no tener ningún abrigo, ya hemos dicho
que aquel desván daba fácil hóspitalidad, gor Su es-
tado ruinoso, al viento y la lluvia. - |
No hay que olvidarse de que aquella era una
noche de invierno.
Una vez despierta, y tiritando, tardó algún tiem
po en poner en orden sus pensamientos.
-Al principio creyó que se hallaba en aquella
tranquila casa de Toledo, que acababa de aban-
+ donar, y que al levantar la voz para quejarse del
a acudiría su hermana Is; abel pus abri garla,