Full text: Tomo 1 (001)

   
264 LA CIEGA DEL MANZANARES. 
Después que éste me vió en el baile del palacio 
de su tío, fué á mi casa disfrazado, y contó á Cari- 
dad la misma fábula que á mi tía; y la negra, que 
era naturalmente crédula, y había recibido el mag. 
nífico pañuelo, se dejó engañar fácilmente, y le pro- 
metió ayudarle en cuanto pudiera, pues creyó que 
dentro de poco había de ser mi esposo. 
Consintió, pues, en todo cuanto exigía de ella 
aquel miserable, y yo fuí la víctima de aquel infa- 
me complot. : 
"Volvió Avendaño, como había dicho, á. la tarde 
siguiente. La cabeza de mi tía estaba tan pertur- 
bada que nole reconoció, y fué preciso que volviera 
á contarla toda la historia que la había referido el 
día antes, y que además la recordara la carta de 
mi padre. 
Después sacó un nuevo escrito, que dijo era nues- 
tro contrato de matrimonio, extendido en la Haba- 
na ante notario público, y rogó 4 mi tía. que lo fir- 
mase. 
Como el poder de mi padre, que el mismo 
Avendaño la había entregado, la autorizaba para 
todo, no se atrevió aquella pobre señora á hacer 
ninguna objeción en medio del estado de: imbeci- 
lidad en que se hallaba, y por su orden puse 
mi firma al lado de la suya en aquella falsa escri- 
tura. 119 be | 
Entonces, volviéndose hacia mí, exclamó ¿aquel 
hombre: 
—i¡ Ya es usted mía! 
yu 
  
  
  
 
	        
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