Full text: Tomo 1 (001)

  
    
  
LA CIEGA DEL MANZANARES. od 
la plaza de la Cebada hasta la calle de la Madera 
para suministrarle una taza de sopa, que le dió 
ella misma en la puerta de su casa, porque aquél 
tenía un panadizo en un dedo. 
Recogía en la calle: todos cuantos harapos en- 
contraba, con los que, en sus ratos de ocio, hacía 
pañuelos 6 abrigos de abigarrados colores, que re- 
galaba al primero que los necesitase. 
Pedía á todos sus conocimientos toda clase de 
prendas viejas; no había pingajo bastante misera- 
ble para ser desechado por ella. 
Una vez reprendió á su nuera porque le daba al 
gato un manojo de cordilla atrasada. 
—¡Qué dirías tú—exclamaba—si te dieran una 
libra de carne con SUSANOS! 
—;¡El gato, qué sabe! 
—Nada, seguramente; pero le puede hacer da- 
ño... morirse tal vez, y esto sería un remordimien- 
to eterno. 
Su nuera rompió á reir, al pensar' que la con- 
ciencia pudiera, echarla en cara el cólico de un 
gato. iO 
Los perros vagabundos la conocían ya; aunque 
no tuviesen hambre, meneaban la cola al verla, y 
la acompañaban en la calle por gratitud. 
A veces llevaba un cortejo de: cuatro ó cinco, 
como las perras cuando están en cierta disposi- 
ción. a 
Los mendigos la cd ect también, Hor dndoldl a 
la «señora.»
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.