Full text: Tomo 1 (001)

  
  
LA CIEGA DEL MANZANARES. 565 
Esto es lo que la tocaba averiguar. 
Desde luego sabía que Angel era el rival del 
conde, y contra él comenzó á dirigir sus tiros, pri- 
mero tratando de ridiculizarle á los ojos de Caroli- 
na; luego trabajando con arte y disimulo cerca de 
don Pedro. 
Ya varias veces había hablado Amalia con su 
esposo de Angel, significándole que no convenía 
dejar en libertad á los jóvenes en sus excursiones 
y paseos; pero como don Pedro, á su vez, -contes- 
tase que los dos eran unos chicos que sólo como 
hermanos se querían, Amalia decidió: librar una 
decisiva batalla con su marido. 
Al efecto, una tarde en que paseaban solos por 
una posesión que don Pedro tenía á una legua del 
pueblo, Amalia, con gran habilidad, trajo la con- 
versación al terreno que quería, diciendo á su ma- 
rido: 
—La verdad es que Carolina está hecha una 
mujer. 
—SÍ que es ciérto; hasta el punto que parecéis 
hermanas; verdad es que la diferencia de edad no 
es tan grande. 
—Es lo que me dijo el conde. Carolina está ya, 
por su desarrollo y hermosura, en condiciones de 
ser la esposa de un príncipe. 
—¿Eso dijo el conde? —preguntó con interés don 
Pedro : o 
—Eso, y algo más. Mi primo se ha ido prendado 
ES 
de Carolina, y ¡quién sabe si algún día!... Pero no 
 
	        
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