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686 LA CIEGA DEL MANZANARES:
—¿Cómo disculpar lo que ha» pasado hace: poco
con su amigo el marqués de?...
—¿Hace poco?
—Un mes escaso.
—¿Y dice vuecencia?
—¿Acaso lo ignoras?
— ¡Completamente!
—¡Ah! Él te lo habrá ocultado; pero: es pa: pú-
blico.
—En efecto, no sé...
Mauricio prestó atención.
—$Se trataba de una cena, ina de esas cenas cra-
pulosas, á las que es tan aficionada muestra juven -
tud.... pues bien; en el mismo sitio en que se veri-
ficaba, mi sobrino atravesó de una estocada al mar-
qués, robándole la querida, que estaba présente.
—¿De veras, señor?—esclamó MALECO, radiante
de alegría.
—Como te lo cuento, por más que ignoro de-
talles.
—¡Pues es toda una aventura!
—$í; reune cuamtos requisitos necesita para ser
escandalosa.
—¡Y yo que creía!...
—Por eso ha rehusado el ventajoso partido que
- yo le tenía dispuesto..
—¿Conque le ha rehusado?
—Con el mayor descaro.
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—Es necesario que le celes, que le diaz yo
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