726 LA CIEGA DEL MANZANARES.
—¿Pero quién?
—El señor Felipe el carpintero,
—¿Qué tiene?
—¿No sabe usted que está en cama hace más de
quince días? Según el médico de la calle del Pez,
que le ha visitado dos veces por caridad, tiene le-
sionado uno de los pulmones de la caída que tuvo
hace un año,
—S$í, sí, recuerdo...
—¡Y en qué situación le coge!... sin un cuar-
to... hacía ya tiempo que no trabajaba... y con
tres hijos, que puede esconderlos á todos bajo un.
ANNETO.0.
—Efectivamente; la situación...
—Yo he avisado á nuestro médico.
—Has hecho bien.
—Y habrá que suministrarle lo que recete.
—;¡No que no!... ¡pues no faltaba más! Yo tengo
algunos ahorrillos que pones á su o
—No es necesario.
—Creo que debe tres meses de casa; yo hablaré
á mi hijo para que se los perdone,
—En eso está. : ps
—Cuando se ponga bueno y trabaje...
—¡Sí, sí!... me parece que el pobre ya no se le-
vanta de la cama.
—¿Pero tanta es su gravedad?
—:0h! sí, señora; aun cuando se pusiera bueno,
- quelo dudo, quedaría inútil para el trabajo.
Ea ¡Y con tres hijos! ¿Qué va á ser de esas pobres