Full text: Tomo 1 (001)

  
  
LA CIEGA DEL MANZANARES. 763 
—Yo no tengo más remedio que creer lo que veo. 
—¿Y le ha visto usted antes en la escaléta? 
—SÍ, señora... es decir, le he adivinado; aun- 
á causa de la oscuridad no pude ver sus fac- 
ciones. : 
—Adivinar no es ver, y. nadie jura, ni se admi- 
ten afirmaciones por adivinación. 
—Cuando hay una evidencia... 
—En este caso no puede existir. 
—Tengo una prueba fehaciente. 
—¿De que era él? 
—SÍ, señora. 
: —Esperamos que usted nos presente esa paño 
ba... ya tarda usted en demostrar..: 
—Lo haré en seguida. 
Doña Gumersinda abrió la mano: derecha,-que 
había tenido fuertemente cerrada durante su. so- 
poncio, exhibiendo un botón del uniforme, que al 
desprenderse. de ella el militar para huir, había 
dejado en su poder. ee anís 
En él había un castillo de: realce; en Sn, era 
igual á los que adornaban los diet de los inge-. 
nieros. 1080 
Doña Andrea é Isabelle examinaron con aten- 
ción. 
—¡Pero esto noes una paca — dijo la prime- 
ra, devolviéndole. 
—¿Que no? 
—De ningún modo. 
: —¿Pero no los lleva ese joven. en ER larifarene? 
 
	        
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