768 : LA CIEGA DEL MANZANARES.
El portero se lo había referido á. Justa al volver
de la compra.
El alma de todo fué un individuo de la escuadra
de gastadores de Ingenieros.
El haber pasado la escena entre dos luces la servía
de disculpa.
Doña Gumersinda se estremeció.
¡Haber sido besada por un gastador!
Tuvo muy buen cuidado de ocultar este detalle
á todo el mundo.
Y luego, ¡suponer que había tenido un >. con
el. P, Melitón!
¿Qué diría el reverendo al nl írselo?
Los gastadores tienen unas bromas muy pesa-
das cuando meriendan fuerte en Chamberí: el pe-
león suele subírseles á la cabeza, y no reparan en
lo que dicen.
Sobre todo, en lo que Jaeón,
Pero de ello resultaba una cosa que escarabajea-
ba en el ánimo de la buena señora.
La persona agente no había sido, como creía, el
- capitán de Ingenieros, ni Isabel Ja dama que le es-
peraba.
Ella, obrando en esta creencia, había insultado
% groseramente á las señoras del piso segundo.
Al verse insultadas sin motivo, ni aun la pusie-
ron en la escalera, de donde la habían recogido
tan maltrecha..
¡Qué diferencia de conducta!
Las pecadoras se Betas como personas decen-