Full text: Tomo 2 (002)

1018 LA CIEGA DEL MANZANARES. 
conde, tendiéndole la mano; —¿pero no toma usted 
asiento? Supongo que no vendrá tan de prisa. 
—No, ciertamente. 
Y don Félix ocupó una silla al otro lado de la 
enferma. 
El conde estaba en pie, de espaldas á la chime- 
nea, en cuya repisa de mármol apoyaba el codo 
derecho. ) 
El doctor prosig did: dirigiéndose, tanto á la con- 
desa como á su marido: 
-—Es costumbre muy antigua, que el médico tral- 
ga á casa de sus enfermos, y no en el bolsillo, sino 
en la cabeza, las recetas queá su juicio han de pro- 
porcionarles la salud. 
| —Seguramente—repuso el conde, comprendien- 
do que aquello era una de las humoradas que dis- 
tinguían el carácter del doctor.—¿Qué guardába- 
“mos entonces para los farmacéuticos? 
—Pues bueno, yo me propongo reformar esa. 
“costumbre. 
- —¿En mi obsequio?—preguntó Carolina. 
—Precisamente, ¡ 
—¿Eso quiere decir que trae usted consigo la 
medicina? 
-—La traigo; pero no en el bolsillo. 
- —¿En la cabeza? —preguntó Luis. 
a —Eso equivaldría á seguir el sistema antiguo. Es 
-.. —Dice bien el doctor... y espero que se expli- 
que, porque á mí me interesa todo lo que pueda 
E favorecer das estado de Carolina. 
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.