Full text: Tomo 2 (002)

  
LA CIEGA DEL MANZANARES. 1023 
el delirio de su mujer, y fijando en ella una mira- 
da inquisitorial. 
—Sí, ciega—repuso don Félix, —y en poder de 
una vieja infame, que comerciaba con su desgra- 
cia, haciéndola cantar en la vía pública 
— ¡Adela! —murmuraba Luis en voz bid. 
Carolina, que empezaba ya á ver claro, pregun- 
tó al doctor: 
—¿Y esa niña era la misma á quien socorrí yo 
aquel día en el atrio,de la iglesia de San Luis? 
—La misma. | 
—¡Doctor! 
—La misma. 
Carolina, á pesar de su debilidad extrema, ha- 
bía logrado ponerse en pie, ds en los bra- 
zos de la sto 
Su marido la preguntó, ya con tención: 
—«¿Pero qué hay en todo ello para que despier te 
de tal modo tu interés? po 
- - —¿Qué ha sido de esa niña?—dijo aquélla, sin 
hacer caso de la pregunta. | | 
Pero don Félix, desentendiéndose, dijo , Airigién- 
dose al conde: 
—+Señor ministro, á usted le cabe en parte la: in- 
justicia que hoy denuncio. 
-—¿A mí? 
—(Quiero creer que por una falsa delación. 
—Don Félix... vea usted lo que dice. 
- —Ya ve usted que le pongo en el mejor lugar... 2 
Y á mi Juicio, es imposible q 10 perdone, a) la da 
 
	        
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