1064 LA CIEGA DEL MANZANARES.
Doña Gumersinda no lo extrañó; era lo que la
sucedía con todas sus amigas. |
Cuando se vió sola, se envolvió en la mantilla, y
tomó la calle abajo, diciendo:
—Voy á ver si el P. Melitón tiene noticias fres-
cas que comunicarme. ¡Dios mío! ¡Si vinieran los
nuestros!...